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La frecuencia de cáncer de tiroides es de 80% en mujeres y 20% en hombres, entre los 25 a 35 años, posteriormente se vuelve homogénea en ambos sexos

En México, la prevalencia de tumores malignos de tiroides es del 7% en población general

En el cáncer de tiroides, la edad más frecuente de aparición de los primeros síntomas (nódulos tiroideos benignos y malignos) se da entre los 25 a 35 años, con una prevalencia de 80% en mujeres; en cambio, en pacientes de mayor edad, la distribución hombre-mujer se vuelve homogénea, destacó Manuel Acuña Tovar, cirujano oncólogo certificado adscrito al Hospital ABC Campus Observatorio de la Ciudad de México.

A diferencia de otras enfermedades y tipos de cáncer, el de tiroides no puede prevenirse. Pero, es de los que tienen mayor tasa de curación si se le detecta en etapas tempranas, se hace un buen diagnóstico diferenciador y se recurre a las cirugías más avanzadas como las de mínima invasión.

El también maestro en ciencias, Acuña Tovar, explicó que la tiroides es una glándula interna (endocrina) que libera hormonas – tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) – directamente al torrente sanguíneo para ayudar al cuerpo a utilizar la energía (metabolismo), mantener la temperatura corporal y a que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen normalmente, por lo que es de las más importantes del cuerpo.

 

Las cirugías de tiroides son irremplazables en el tratamiento; las más avanzadas mejoran sustancialmente el resultado, evolución y atención de este padecimiento

El principal síntoma en un paciente entre 30 y 40 años “es el crecimiento anormal, en la línea media del cuello, de una lesión no dolorosa, signo que representa la benignidad o poca agresividad de un tumor”. Sin embargo, advirtió “en pacientes mayores de 60 años los primeros síntomas son ronquera o dificultad para hablar (disfonía), así como dolor y dificultad para tragar (disfagia) ya que, independiente de su tamaño, el cáncer de tiroides invade tempranamente tejidos cercanos de otros órganos como esófago o laringe.

Los estudios iniciales para su diagnóstico son el ultrasonido de cuello y tiroides para evaluar su estructura, así como un perfil hormonal tiroideo completo en sangre para ver su funcionalidad. “Dependiendo de los resultados, a toda lesión sospechosa de malignidad se le realiza una biopsia y se envía a revisión (citología). Frecuentemente, los resultados no son concluyentes, por lo que, en los últimos años, realizamos estudios moleculares para determinar la biología tumoral de la lesión”.

El tratamiento quirúrgico es la principal herramienta terapéutica de las lesiones tiroideas, afirmó el especialista en cirugía oncológica. “Dependiendo si son benignas o malignas, así como de su tamaño, se elige el tipo de cirugía, si es con un abordaje convencional, de mínima invasión, video asistidas con un endoscopio o con lo más reciente y avanzado, a través de una incisión en el carrillo de la boca (transoral) sin dejar cicatriz visible en el cuello.

Si bien, la cirugía (tiroidectomía) es pieza irremplazable en cualquiera de los tipos y etapas de este tipo de cáncer, el tratamiento se complementa con radioterapia externa convencional o interna como es el yodo radioactivo. Y se sabe que la quimioterapia tiene un papel menor, con pobres resultados, y se reserva para casos muy avanzados o con progresión.

El tratamiento conlleva necesariamente la extirpación total de esta glándula, por lo que el paciente requerirá un suministro externo de las sustancias tiroideas (terapia de reemplazo hormonal) de por vida para cubrir la supresión de la tiroides.

Al terminar su tratamiento, el seguimiento continuo de los pacientes se hace a través de pruebas de sangre (tiroglobulina sérica, marcador con alta sensibilidad para vigilar una posible recurrencia) y un perfil tiroideo (para controlar y ajustar la terapia de reemplazo hormonal). Periódicamente se realizan estudios de imagen como ultrasonido, gammagrama con yodo o incluso de imagen (PET CT) en casos seleccionados.

El éxito de ésta y toda entidad oncológica es que sea atendida por un especialista en cirugía de cáncer, que maneje un volumen elevado de pacientes con esta enfermedad de la tiroides. “Nosotros contamos con la práctica y experiencia que pocos grupos oncológicos pueden ofrecer en el país y en el mundo en cuanto a cirugía de mínima invasión en tiroides, avalados por el grupo italiano de cirugía endócrina y la International Federation of Head & Neck Oncology Surgery.

“Nuestras instalaciones dentro del Centro Médico ABC Campus Observatorio, son de las más seguras y completas del país, en las que se ofrece neuromonitoreo transoperatorio, un recurso importante que ayuda a evitar cualquier daño a los nervios de la voz, así como un grupo multidisciplinario de médicos y enfermeras en la atención del paciente que padece un nódulo tiroideo”, afirmó.

Si bien, los factores de riesgo más relacionados con el carcinoma de tiroides son la exposición a radiación ionizante, por ejemplo, accidentes de plantas nucleares o en el tratamiento de enfermedades del cuello, o bien, trastornos hereditarios y aquellos con lesiones de crecimiento crónico sin atención durante años, señaló el experto en cirugía oncológica, Manuel Acuña Tovar.

Por desgracia, no existen medidas de prevención en las lesiones tiroideas. Sin embargo, afortunadamente, en este padecimiento, lo más importante siempre es el diagnóstico oportuno, y tener una muy alta sospecha de padecerlo, siendo acciones fundamentales para poder diagnosticar y diferenciar a tiempo, y con ello programar la cirugía y posteriormente brindar el seguimiento necesario para este tipo de padecimientos.

Si bien en internet existe mucha información, a veces ésta carece de un respaldo médico-científico serio, por ello, nuestro grupo de trabajo, lidereado por el Doctor Ernesto Sánchez-Forgach y un servidor, ponemos a disposición los teléfonos: 5276-2476 ó 2614-5729 en los que podemos atender cualquier duda, orientar o asesorar a oncólogos u otros profesionales de la salud que atiendan o sospechen de cáncer de tiroides en sus pacientes, o bien, cualquier persona con alguna duda razonable sobre este padecimiento.