El objetivo de esta muestra, que permanecerá en exhibición del 31 de agosto al 17 de noviembre de 2019, es hacer conciencia de una de nuestras raíces menos conocidas: la árabe
Visita la exhibición “La huella Hispanomorisca en México”
A través de la exposición La huella Hispanomorisca en México, que se inauguró en el Museo de Arte Popular (MAP) se reconocen los elementos culturales de origen árabe que llegaron a México a través de la cultura española.
La muestra está conformada por alrededor de 250 piezas; entre herrería, talabartería, cerámica de mayólica, textiles, taracea y máscaras. De igual manera se contará con alrededor de 70 fotografías de arquitectura virreinal contemporánea.
En 1492 -sólo 29 años antes de la Conquista de México-Tenochtitlán- cayó a manos de las tropas de los Reyes Católicos, en lo que hoy es el sur de España, la ciudad de Granada, capital del Reino Nazarí y último reducto islámico de la Península Ibérica.
Esto puso fin a 781 años de luchas entre cristianos y musulmanes por el control de aquellas tierras. En ese momento un sin número de habitantes del derrotado reino salieron rumbo al exilio, pero la mayoría se quedó. Al principio se les permitió conservar su religión y sus costumbres, como sucedía con sus correligionarios que permanecían en los territorios ganados por los cristianos, conocidos como mudéjares.
Más tarde ambos grupos serían obligados a convertirse al cristianismo y se les llamaría moriscos. No fue hasta 90 años después de la caída de México-Tenochtitlán, en 1611, que la población morisca fue expulsada definitivamente de España. Así, concluyeron 900 años de un mestizaje, que incluía desde el idioma y las costumbres hasta la agricultura, las ciencias y las artes, y que marcó la cultura tanto de los que permanecieron en tierras ibéricas como de los que las abandonaron.
Las huellas de ese mestizaje llegaron a México en el siglo XVI con los conquistadores, los misioneros, los artesanos, las monjas, los virreyes y uno que otro morisco, como elementos de su propia forma de ser, que se sumaron a otro mestizaje, el que conformó nuestra cultura.
Su influencia se puede ver aún hoy en los viejos edificios virreinales, pero también en nuestra lengua, que incluye miles de palabras de origen árabe; en nuestra cocina tan afecta a las conservas en almíbar o vinagre; en nuestras artesanías en las que siguen vigentes técnicas de origen árabe, entre ellas, la mayólica; en nuestra música, cuyos ritmos derivan del cante jondo y del flamenco; en nuestras danzas que son memorias inconscientes de aquellas viejas batallas y en cosas que hoy consideramos tan mexicanas como el rebozo, descendiente del almaizar morisco.