Este resultado se observó tras validación de FIRA, del Banco de México, en zona del Bajío
Biofertilizantes aumentan rentabilidad en maíz y trigo
El alza en el precio de los fertilizantes es un problema que no solo afecta el costo de los alimentos, sino que ocasiona una baja rentabilidad de los agricultores, desestimulando la producción, por lo que resulta alentador que evaluaciones recientes de los Fideicomisos Instituido Relacionados con la Agricultura (FIRA), dependiente del Banco de México, hayan validado que el uso de biofertilizantes disminuye hasta en 50% el uso de fertilizantes convencionales –hoy son el insumo más caro en la producción agrícola– y permiten reducir costos de producción entre 15 y 20% en trigo y maíz, respectivamente, sin afectar en forma significativa rendimientos.
Las evaluaciones se realizaron en el Centro de Desarrollo Tecnológico Villadiego, Guanajuato, en el ciclo agrícola otoño-invierno 2020/21 –antes de que se dispararan los precios de los fertilizantes—, donde se estableció una parcela de validación de biofertilizantes –consorcio de microorganismos fijadores de nitrógeno, solubilizadores de fósforo y estimuladores de crecimiento– de Biofábrica Siglo XXI, en el cultivo de trigo; para el ciclo primavera-verano 2021/21 se estableció una parcela de maíz. En ambos casos se cultivaron testigos con la dosis de fertilización recomendada para el cultivo y la región, así como tratamientos con biofertilizantes y se redujo la fertilización hasta en 50% de la dosis recomendada.
La validación de campo del FIRA en trigo durante el ciclo otoño-invierno 2020-21 arrojó que con el empleo de biofertilizantes y la reducción al 50% de fertilizantes químicos no hubo impacto significativo en el rendimiento obtenido, que fue de 6.2 a 6.1 toneladas, con el 100% de la fertilización y 50%, respectivamente; sin embargo, el costo total de producción sí observó una disminución del 15%. El resultado final fue un aumento en la utilidad por hectárea del 12%, en beneficio del agricultor.
Otro dato a resaltar es que dentro de la participación de los fertilizantes en la estructura de costos de la fertilización hubo una reducción significativa al bajar del 40 al 24%.
En el caso del maíz para el ciclo agrícola 2021/21 –periodo en que los fertilizantes ya habían registrado incrementos considerables en su precio–, con el 100% de la fertilización convencional la inversión fue del orden de 20 mil pesos por hectárea, representando 48% del costo total de producción; pero con la disminución a la mitad del fertilizante, esta participación bajó al 33%.
Los rendimientos registrados en esta validación fueron de 14 y 13.3 toneladas de maíz, respectivamente, sin embargo, los costos de producción bajaron 22%, lo que se reflejó en un incremento de la utilidad neta del productor por hectárea del orden del 10%.
Marcel Morales, director de Biofábrica Siglo XXI, resaltó que otra ventaja adicional es que, con el uso de los biofertilizantes, el nivel de eficiencia en los fertilizantes tradicionales por lo menos se duplica, lo cual es relevante porque está demostrado que este insumo es el más caro en la producción agrícola y tienen un bajo nivel de eficiencia, porque la planta sólo aprovecha alrededor del 30%; el resto es desperdicio altamente contaminante.
Por otro lado, añade, el uso de los biofertilizantes ayuda al proceso de regeneración física, química y microbiológica de los suelos, incrementando sus niveles de productividad. No hay que olvidar que un suelo con una buena estructura microbiológica incrementa su capacidad de secuestrar el CO2 de la atmósfera, convirtiéndolo en un insumo productivo.
Morales Ibarra expresa que en el campo lo que se requiere es ir a fondo en el proceso de transformación del actual modelo de producción agrícola, que viene reproduciéndose desde mediados del siglo pasado, y que ya tiene varias décadas con fuertes síntomas de agotamiento, reflejándose en un sistema de producción que, de manera exponencial resulta costoso, ineficiente y contaminante.
Los tiempos que estamos enfrentando por los efectos de la pandemia por Covid-19 y la guerra Rusia-Ucrania, demandan cambios estructurales reales y de raíz, donde se ponga en el centro la producción de alimentos, una mayor eficiencia en el uso de insumos, la productividad y la sustentabilidad. Se dice que la palabra “crisis” significa oportunidad. No debemos dejarla pasar, concluye el experto en temas agrícolas.