No hace mucho tiempo existía un culto hacia los árboles, compañeros nuestros a lo largo de la historia
El árbol: testigo permanente / testimonio viviente
Un llamado urgente para que se protejan los bosques y la biodiversidad que ellos albergan se deja escuchar en diversas partes del mundo, pues se trata de ecosistemas que son clave para la subsistencia de millones de especies, y claves para la preservación del planeta.
De acuerdo con uno de los últimos informes de El estado de los bosques del mundo (Sofo, por sus siglas en inglés) sobre el estado de los bosques del mundo, estos ecosistemas contienen 60 mil especies diferentes de árboles, el 80 por ciento de anfibios, el 75 por ciento de aves y el 68 por ciento de mamíferos de la Tierra, cifras que ponen en evidencia la gran importancia de su preservación.
Los bosques -para los científicos que los estudian- siguen siendo lugares enigmáticos que no dejan de sorprender, y todavía queda mucho por descubrir para poder comprenderlos. Cada vez más investigaciones muestran que los árboles de los ecosistemas forestales comparten agua, nutrientes e incluso señales de alerta por medio de una red subterránea de hongos conocida como la wood wide web o red mundial forestal.
Cada año, más de 10 millones de hectáreas de bosque desaparecen en el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Entre las causas se encuentran, la extensión de las tierras agrícolas, el crecimiento urbano y la explotación minera o forestal. Esenciales para el ciclo del agua, la regulación del clima y la conservación de la diversidad biológica, los bosques son vitales para la vida en el planeta. Además, están estrechamente ligados a la historia de la humanidad. Es urgente que preservemos estos ecosistemas irremplazables.
Infinidad de expertos forestales afirman que sólo un cambio de mentalidad en nuestra forma de tratar los bosques podría modificar la situación. En ese contexto, los pueblos indígenas nos enseñan el camino desde hace mucho tiempo. Mientras que esos pueblos sólo representan el 5% de la humanidad, sus tierras albergan el 80% de la biodiversidad mundial.
Hablamos de un universo enorme, indispensable, por sus diferentes especies y familias, por sus funciones y porque se ha convertido en un “compañero fiel y leal” a pesar del gran daño que le hemos causado a su población a través de la historia.
Muchos países talaron sus bosques hace tiempo. En 2021, Brasil, la República Democrática del Congo y Bolivia figuraban a la cabeza de los países que más superficie forestal habían perdido. En los últimos 10 mil años, el planeta ha perdido un tercio de su cobertura arbórea a causa del crecimiento demográfico, aunque la mayor parte de esa destrucción tuvo lugar en el siglo pasado. No lograremos limitar el calentamiento global ni frenar o desacelerar la desaparición de la diversidad biológica si no conseguimos proteger los bosques.
México y los recursos forestales. Los bosques y selvas son el hábitat de una infinidad de especies animales y vegetales. Además, estos ecosistemas cumplen varias funciones ambientales vitales para nuestro planeta, como convertir el dióxido de carbono en oxígeno y biomasa, ayudar a regular el clima, purificar el agua, entre otros. En México, se estima que el área que ocupan las zonas arboladas rondan los 65 millones de hectáreas, incluyendo bosques, selvas, manglares y otros biomas, lo cual representa más de un tercio del territorio nacional. Esto convierte a México en uno de los países en América Latina con la mayor superficie destinada a tierras forestales.
Los cinco países con mayor cubierta forestal son el Brasil (477,7 millones de hectáreas), el Perú (68,7 millones), México (64,2 millones), Colombia (60,7 millones) y Bolivia (58,7 millones) constituyendo un total de 730 millones de hectáreas o 79% del área forestal total en América Latina y el Caribe.
El Museo de Arte Popular (MAP) pretende con esta muestra, concientizar, ilustrar, difundir y prevenir del enorme reto que se tiene a nivel mundial y nacional con esta simbiosis entre la humanidad y la gran masa forestal -que nos hemos servido de ella y al mismo tiempo le hemos causado un gran daño al planeta tierra, con una deforestación voraz e indiscriminada- de la que nos hemos aprovechado para generar desde un simple mazo para la autodefensa en tiempos de la prehistoria, hasta elaborar el vehículo que nos acercó a las alturas insospechadas, con la aviación.
De lo más simple y sencillo hasta lo más sublime y perfecto, realizando tallas y creaciones artísticas de gran belleza o el simple cajón de madera donde depositamos a nuestros coterráneos en su último adiós. Todo esto y mucho más ha sido posible gracias a este elemento que nos ha acompañado durante miles de años.
EL ÁRBOL, TESTIGO PERMANENTE / TESTIMONIO VIVIENTE se exhibe del 27 de abril al 8 de septiembre, de 2024, en la Sala de Exposiciones temporales del MAP.