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Se elaboró un mapa para conocer la riqueza y la distribución de las cuatro clases de miriápodos en México: ciempiés, milpiés, sínfilos y paurópodos

Tras las pistas del ciempiés

Prensa Animal/ Agencia Informativa Conacyt

Con sus múltiples pares de patas, los ciempiés son artrópodos que habitan en casi cualquier ecosistema; sin embargo, ha sido un animal poco estudiado en el país, por lo que ya hay esfuerzos para crear un mapa y así referenciar la ubicación de varias especies de estos seres, también llamados quilópodos.

En México se distribuyen casi en todo el territorio nacional y hay presencia de cuatro de los cinco órdenes que conforman a los quilópodos o ciempiés

Ubaldo Sebastián Flores Guerrero, estudiante del doctorado en biosistemática, ecología y manejo de recursos naturales y agrícolas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), trabajó en la elaboración de un mapa para conocer la riqueza y la distribución de las cuatro clases de miriápodos en México: ciempiés, milpiés, sínfilos y paurópodos.

El doctorando explica que su investigación contempló la búsqueda de registros biográficos sobre miriápodos en México, así como la compilación de coordenadas y nombres de comunidades donde se reportó la existencia de artrópodos de este tipo, por lo que se centró en el estudio de la macroecología de los ciempiés mexicanos.

“Hicimos una revisión bibliográfica de artículos científicos y libros que datan desde 1839, pero hubo un auge en la investigación desde 1860 hasta 1940, desde ahí hasta 1995 no hubo avances en este tipo de investigaciones, hasta que empezaron a surgir científicos interesados en estudiar este grupo de artrópodos”, menciona este estudiante del Centro Universitario de la Costa (CUCosta) de Puerto Vallarta, Jalisco.

Flores Guerrero asegura que invirtió tres años en la recopilación de la información y en el registro de esta dentro de una base de datos. En el proyecto, agrega, también participaron los doctores Fabio Cupul Magaña y Julián Bueno Villegas, quienes también estudian los aspectos taxonómicos de los milpiés y ciempiés mexicanos.

Hay un registro de 183 especies en el país, aunque el número podría ser menor porque falta aclarar algunos informes con detalles ambiguos.

La información obtenida de este proyecto servirá para alimentar una plataforma abierta donde los especialistas y el público podrán conocer la distribución de los ciempiés; Flores Guerrero menciona que el resultado es el esfuerzo que impulsó tanto la Universidad de Guadalajara como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Resultados y cientos de patas

Recopilar información de artículos y libros acercó a Sebastián Flores Guerrero con más datos acerca de los ciempiés. El estudiante señala que, según su estudio, hay un registro de 183 especies en el país, aunque el número podría ser menor porque falta aclarar algunos informes con detalles ambiguos.

En México se distribuyen casi en todo el territorio nacional y hay presencia de cuatro de los cinco órdenes que conforman a los quilópodos o ciempiés: Scutigeromorpha, Lithobiomorpha, Scolopendromorpha y Geophilomorpha, siendo solo el orden Craterostigmomorpha (único en Nueva Zelanda y Tasmania) el que no se encuentra en nuestro país.

“La importancia de los ciempiés radica en el suelo: son depredadores de otros artrópodos, incluso de pequeñas aves, anfibios o reptiles, pues hay especies de más de 20 centímetros”.

Variables climáticas para determinar zonas

La investigación de Flores Guerrero también abarcó la búsqueda de referencias sobre variables climáticas para inferir dónde se localizaban ciempiés. Entre estos factores, destacó la temperatura, el tipo de suelo, la productividad y la humedad, que fueron los indicadores mejor asociados con las zonas donde fueron observados estos miriápodos.

“Por ejemplo, se menciona que la humedad es el factor que mejor explica la distribución de este grupo, entonces decidí inclinarme por variables ambientales como esa, después generé un modelo de distribución para predecir la presencia de este grupo, es decir, se aplicaron métodos estadísticos para conocer las mejores variables que expliquen la distribución y la riqueza”.

Flores Guerrero explica que con esta información se generan mapas que determinan geográficamente la riqueza de especies en zonas específicas. Por ejemplo, señala que los datos recolectados permiten asegurar que regiones ricas en humedad y productividad, como los bosques tropicales y de encinos, son sitios donde hay mayor presencia y distribución de ciempiés.

Profundizar en la búsqueda

 

cutigeromorpha (A): considerados los más antiguos en términos evolutivos, presentan 15 pares de patas y segmentos fusionados. Lithobiomorpha (B): con 15 pares de patas y mismo número de segmentos, las especies de este orden no superan los tres centímetros. Scolopendromorpha (C): conocidos como los ciempiés típicos, estos tienen entre 21 y 23 pares de patas e igual número de segmentos en su cuerpo. Geophilomorpha (D): tienen entre 27 y 191 pares de patas, las hembras suelen tener más miembros que los machos y son el orden más reciente en términos evolutivos.

El estudiante doctoral considera que la obtención de estos datos puede ser el primer paso para profundizar en la búsqueda de las especies más representativas de ciempiés en el país, como ya lo hizo con la especie Scolopendra pomacea, de la que, gracias a colaboraciones con sus colegas, logró encontrar especímenes en los estados de San Luis Potosí y Jalisco, cuando solo se tenía registro en el centro de México y sus alrededores.

“Por ejemplo, si se tienen muestreos para la región oriental de México, aplicando un modelo de distribución potencial podríamos enfocar esfuerzos en otras regiones del país, porque con el mapa que estamos generando vamos a poder conocer la probabilidad de encontrar esa especie o algunas muy similares”.

Además, la información también podrá ser útil para conocer dónde enfocar los esfuerzos de observación, pues se determinan las zonas como Jalisco, Nayarit, Zacatecas o Sinaloa, donde hay pocos registros científicos de ciempiés y son regiones potencialmente ricas en presencia de estos artrópodos. También proporcionan información para el diseño de planes de conservación que buscan hacer frente al deterioro ambiental.