Sobre el nuevo objetivo de financiación para el clima, Tracy Carty, experta en política climática de Greenpeace Internacional, añadió: «Amarga decepción. 300.000 millones de dólares para 2035 es demasiado poco y demasiado tarde
COP 29 termina con financiamiento climático débil
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) ha concluido con un mínimo de acuerdos sobre un nuevo objetivo de financiación pública para el clima de 300.000 millones de dólares estadounidenses.
Jasper Inventor, Jefe de la Delegación de Greenpeace en la COP29, ha declarado: «El objetivo de financiación acordado es lamentablemente insuficiente y queda eclipsado por el nivel de desesperación y la escala de acción necesarios. Lo mejor y lo peor del multilateralismo vio cómo bloqueadores aislados y conversaciones difíciles obstaculizaban el cambio antes de que se llegara a un acuerdo a las últimas de cambio».
«Nuestros verdaderos oponentes son los mercaderes de combustibles fósiles y de la desesperación, los temerarios destructores de la naturaleza que se esconden cómodamente detrás de la baja ambición climática de cada gobierno. Hay que desautorizar a sus grupos de presión y los líderes deben armarse de valor para ponerse del lado correcto de la historia.»
«La gente está harta, desilusionada, pero persistiremos y resistiremos porque ¡esta es una lucha por nuestro futuro! No nos rendiremos. De cara a la COP30 en Belem, debemos aferrarnos a la esperanza, una esperanza firmemente anclada en la gente que exige ambición climática.»
Sobre el nuevo objetivo de financiación para el clima, Tracy Carty, experta en política climática de Greenpeace Internacional, añadió: «Amarga decepción. 300.000 millones de dólares para 2035 es demasiado poco y demasiado tarde. Los países desarrollados han venido con los bolsillos vacíos y han presionado vergonzosamente a los países en desarrollo para que acepten. Pero este objetivo financiero no viene acompañado de ninguna garantía de que no se alcanzará mediante préstamos o financiación privada en lugar de la financiación pública basada en subvenciones que los países en desarrollo necesitan desesperadamente».
«Si los países desarrollados están preocupados por lo que pueden pagar, no olvidemos los miles de millones de dólares de beneficios que obtienen las empresas contaminantes de petróleo y gas y enviémosles la factura.». Un rayo de esperanza es un acuerdo para desarrollar una hoja de ruta antes de la COP30 para aumentar la financiación: debe ser una hoja de ruta para hacer pagar a los contaminadores».
En cuanto a la mitigación, Maarten de Zeeuw, responsable de la Campaña de Clima y Energía de Greenpeace Países Bajos, afirmó: «El elefante en la habitación son los productores de combustibles fósiles que bloquean el progreso. Es alarmante cómo se han estancado los avances en materia de mitigación, pero a pesar de los grupos de presión de los combustibles fósiles que merodean por los pasillos, hemos impedido que se revierta la decisión de la COP28 de abandonar los combustibles fósiles».
«Sin embargo, en medio del empeoramiento de los ciclones tropicales, los incendios forestales sin precedentes, una sequía histórica y un calentamiento de los océanos sin precedentes, el movimiento mundial por el clima está más decidido que nunca. ¡Nuestro futuro está en juego! La fecha límite del próximo año para los planes de acción climática (NDC) de 2035 debe servir como punto de inflexión en nuestra lucha climática para ofrecer un esperanzador aniversario del Acuerdo de París.»
En respuesta al acuerdo sobre el artículo 6, An Lambrechts, experta en políticas de biodiversidad de Greenpeace Internacional, ha declarado: «El mecanismo del mercado de carbono acordado en la COP29 no es una solución de financiación climática y solo proporcionará un salvavidas a la industria contaminante de los combustibles fósiles, permitiéndole compensar las emisiones».
Este mecanismo es una estafa climática y se debería obligar a los contaminadores a pagar para limpiar el desastre que han causadol». Bakú es ahora tristemente célebre por ser una COP de compensaciones, que ofrece mercados de carbono con lagunas jurídicas y una flagrante falta de integridad.
«Pero no todo está perdido. Vemos un impulso en la alineación de la acción mundial sobre el clima y la biodiversidad y en la construcción de puentes entre ambas. En la COP30 de Belem, en el Amazonas, ha llegado el momento de unir las luchas por el clima y la biodiversidad».
Zhe Yao, Asesor de Política Global de Greenpeace Asia Oriental, declaró «La decisión de China es importante. La COP29 ha mostrado una clara necesidad de liderazgo climático, pero la pregunta del billón de dólares es hasta qué punto China está decidida a convertir sus puntos fuertes en tecnología limpia en liderazgo.
«De aquí a Belem, China tiene la posibilidad de revitalizar el proceso multilateral presentando una NDC sólida y esbozando sus planes para abandonar los combustibles fósiles. Esta NDC puede proporcionar una luz de guía y retomar la lucha climática».
Raíssa Ferreira, Directora de Campañas de Greenpeace Brasil, declaró: «Era esencial conseguir aquí un acuerdo sobre financiación climática para aumentar la ambición y sentar las bases de cara a la COP30. Pedimos al Presidente Lula que tome el testigo, forje mejores sinergias entre el clima y la biodiversidad y muestre un verdadero liderazgo climático mundial. Persistiremos en nuestras demandas».
Fred Njehu, estratega político panafricano de Greenpeace África, declaró: «Qué generoso es el Norte Global al reconocer nuestra necesidad de 1,3 billones de dólares mientras ofrece un gotero para llenar un océano. Es como reconocer que alguien necesita un depósito lleno de agua para sobrevivir, y luego darle un cuentagotas y decirle: ‘¡Buena suerte!
«Este acuerdo financiero no sólo traiciona la justicia climática, sino que se burla del principio de quien contamina paga. Las mismas naciones que construyeron su riqueza sobre los combustibles fósiles nos ofrecen ahora migajasmientras esperan que carguemos con el billón de dólares de sus emisiones históricas.
«Esto no es financiación climática, es colonialismo climático. Pero el espíritu de África permanece inquebrantable. Llevaremos nuestras demandas de justicia climática a Belem, insistiendo en que los contaminadores paguen por fin la parte que les corresponde por la destrucción que han causado.»