El pintor José Luis Bustamante presenta cuatro series en 26 obras donde continúa uniendo el simbolismo con la abstracción la divinidad, el viento o la poesía
José Luis Bustamante celebra 50 años de trayectoria
El pintor mexicano José Luis Bustamante celebra 50 años de trayectoria dedicado al arte abstracto donde desde sus inicios ha incorporado la connotación de símbolos como el viento, el fuego, el silencio, la escritura, la divinidad o el cosmos, iconografías inherentes a su lenguaje.

“No le encuentro sentido a tirar manchas nada más, la pintura tiene que tener un lenguaje, una profundidad, una comunicación. Si voy a meter una mancha, esa mancha tiene que decir algo, un signo, un tema, un simbolismo”, dice.
En su exposición que presentará en la Fundación Sebastian a partir de este viernes 5 de septiembre reunirá cuatro series que ha titulado “Miradas del agua”, “Poemas del viento”, “Paisajes de los dioses del sol” y “Lecturas de la tierra” para mostrar la manera en la que desde hace 50 años ha trabajado, y donde el espectador podrá ver temas, colores, formas, simbolismos en los que profundiza, emerge y vuelve a adentrarse.
“Al realizar un proceso pictórico nace una serie, se hace profundo y puedo dedicarle 20 o 30 pinturas, pero puedo salir de ese tema, ir a otro, y entrar de nuevo. Así es mi trabajo, digamos que trabajó en círculo, entró a una serie, luego voy a otra, pero vuelvo y voy enriqueciéndola a través del tiempo. Trato siempre de integrarle cierta poesía a mi pintura, en eso se basó los títulos, hay una fusión entre la obra y su nombre. No es forzosamente que tenga que recurrir a un poeta, aunque algunas veces hago collages y mezclo poemas de Federico García Lorca o Miguel Hernández y encima pinto tomando en cuenta ciertos fragmentos de la poesía”, cuenta.
Hay que mirar de frente cada obra de Bustamante para ver lo nos propone de manera sutil en sus formas reconocibles, se puede leer en ellas el fuego y las cenizas, lo lejano y lo inmediato, las lecturas y el paisaje, la luz y el agua, el viento y el tiempo, la fuerza y la sutileza.
“No es algo que diga yo, lo han expresado muchos críticos, incluso Leo Rosshandle, escribió sobre mi que: son pocos los artistas que logran unir símbolo y abstracción. Muchos pintores hacen una pintura abstracta, le ponen un título que no hace hablar al tema de la pintura. Lo que yo he hecho es darle un sentido a la pintura abstracta, le he dado un simbolismo, incluso en algunas series hay un paisajismo. Por ejemplo, en la serie de “Los paisajes del sol” hay todo una connotación de simbolismos, de la tierra, del fuego, o en “Pinturas del silencio” hay un signo, una iconografía”, añade.
Bustamante busca conscientemente una comunicación directa con el espectador, un diálogo. Recuerda una exposición que presentó en Nueva York en 2017 a donde llegó una mujer que le dijo qué quería ver cómo se pintaba el aire “y esa mujer recorrió la exposición y lloró, porque sintió realmente el aire, la brisa, el sentido del espacio, y eso me ha pasado muchas veces, hay una comunicación profunda, yo creo que la pintura tiene que hablar, como cuándo se dice un poema, deben producir al mirarlas una satisfacción plena”.
La luz es otra característica de su pintura, él dice que es como su firma: “siempre vas a ver el golpazo de luz en todos mis cuadros, independientemente del tema”.
Nacido en la Ciudad de México en 1955, estudió en la Escuela Nacional de Artes plásticas San Carlos (UNAM); radicó en Santo Domingo, República Dominicana, por casi una década, y en ese país donde la luz es realmente es exuberante “es un sol que nunca se apaga”, ese brillo también atrajo su atención. Pero la luz viene desde sus andanzas en la pintura desde joven cuando conoció la obra del pintor inglés William Turner. “Le he dado un significado a la luz, que no se trata de poner el blanco por el blanco, porque todos los colores son luz, pero en este caso el color blanco, para mi significa muchas cosas, es la profundidad entre la sombra y la luz, la vida y la muerte”.
Por eso en su trabajo ha insistido en cubrir el lienzo con hoja de oro o de plata para usarlo como trasfondo recubierto con rojos, azules, blancos, amarillos, ocres…
“En la época del Renacimiento trabajaban el gris, lo aplicaban como base, como color óptico; y en el periodo barroco uno de los que más lo trabajaron fue Diego Velázquez. Conociendo esto, pensé que todavía podría haber mucha más potencialidad al poner la laminilla de plata en el lienzo que es mucho más luminosa, la luz sería más profunda a través de los colores, y sí, realmente se trasluce a través de los colores que voy aplicando, la voy analizando, la voy dejando, la voy disfrutando, le voy dando un lenguaje también a esa técnica, porque aprovecho para darle acabados en el caso donde la dejo ver, le doy acabados de desgaste, de tiempo, porque para mi también en mi pintura el tiempo es muy importante, signos desgastados, escurriendo como signos antiguos, viejos, como costras del tiempo, así son mis pastas”.
Para este pintor abstracto la paleta de colores también está plena de simbolismos: “A cada serie le doy un sentido con el color, es un color que hay que analizar, porque el color es un lenguaje y tiene un simbolismo innegablemente. Por ejemplo, para las religiones el color tiene una connotación y un simbolismo diferente. Sabemos que para la religión católica el morado y el violeta tienen una representación, para una fecha los sacerdotes visten una túnica morada, para otra una blanca. Para los prehispánicos el rojo era la muerte, el blanco la pureza, el morado un color sagrado, el púrpura nada más lo usaban los sacerdotes, los dioses y los altos rangos militares.
El negro casi siempre es luto, muerte. El verde era un color importantísimo para los prehispánicos, de allí viene el color jade y el jade era sagrado, más que el oro. El color tiene un simbolismo religioso extraordinario. A cada tema le doy el color adecuado. En la serie que presentaré ahora en la Fundación Sebastian, “Miradas del agua”, el azul predomina y hay una conjugación de azules, violetas, verdosos, una gama intensa de azules, muchas degradaciones, muchas transparencias”.
Este también reconocido grabador, trabajó como ayudante de Vlady en los grandes murales de la Biblioteca Lerdo de Tejada, un maestro del que aprendió muchas técnicas del renacimiento, flamencas, venecianas, que ha retomado para su trabajo. Bustamante es un artista reconocido en México y el extranjero, recibió en 2007 una de las becas más prestigiadas en los Estados Unidos, la Pollock-Krasner, la cual se dedica generalmente al arte abstracto. Actualmente vive y tiene su taller en Tepoztlán, Morelos.
La exposición: José Luis Bustamante 50 años de trayectoria, que reúne 26 obras, incluido el cuadro de gran formato Sitio sagrado (2.90 x 4.70 m) que realizó para la colección Soledad de la Fundación Sebastian, podrá visitarse, hasta el 27 de septiembre de 2025 en Av. Patriotismo 304, San Pedro de los Pinos, Ciudad de México.