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Sin planes de implementación real para rubros urgentes como la financiación justa, se ha perdido una gran oportunidad para la acción climática urgente

Clima y protección de los bosques se eliminan de COP30

Lo que comenzó con grandes esperanzas y promesas terminó sin hojas de ruta accionables para poner fin a la destrucción de los bosques y la quema de combustibles fósiles, ya que las divisiones geopolíticas volvieron a poner de manifiesto la desconexión con la población que pedía acción climática en la COP30.

La primera COP celebrada en la selva amazónica debería haber dado lugar a un plan de acción para poner fin a la destrucción de los bosques para 2030 y, dado que los planes de acción climática posteriores a 2035 se quedaron peligrosamente cortos, la COP30 también debería haber dado lugar a un Plan de Respuesta Global para cerrar la brecha de 1.5 °C. No se hizo ninguna de las dos cosas. Tampoco se logró un avance significativo en la financiación climática.

Clima y protección de los bosques se eliminan de  COP30
Temas cruciales como los impuestos a las industrias contaminantes y a los multimillonarios tampoco lograron representatividad

El último día de la COP se caracterizó por una objeción planteada por Colombia y otros países latinoamericanos sobre la falta de avances en la mitigación del cambio climático, lo que provocó la suspensión temporal de la sesión plenaria de clausura, antes de que se adoptaran formalmente los resultados de la COP30.

Carolina Pasquali, directora ejecutiva de Greenpeace Brasil, afirmó: «El presidente Lula puso la vara muy alta al pedir hojas de ruta para acabar con los combustibles fósiles y la deforestación, pero un panorama multilateral dividido fue incapaz de superarlo. Se trataba de una encrucijada: un camino debidamente financiado hacia los 1.5 °C o una autopista hacia la catástrofe climática, y aunque muchos gobiernos están dispuestos a actuar, una minoría poderosa no lo está».

«Este débil resultado no hace justicia a todo lo demás que ocurrió en Belém. La mayor participación indígena en una COP sobre el clima, pero también las marchas y protestas organizadas en el exterior, condujeron a la demarcación de 14 territorios, cuatro de ellos en la fase final del proceso, lo que garantizó más de 2.4 millones de hectáreas de tierra para sus pueblos originarios en Brasil».

«Los derechos, la tenencia y los conocimientos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, así como los derechos de los afrodescendientes, también fueron reconocidos formalmente, una confirmación que puede ayudar a cambiar los debates futuros. Las dos hojas de ruta de la decisión mandatada y un resultado financiero sólido habrían proporcionado un resultado histórico para aumentar la ambición, pero ahora el trabajo debe continuar».

Jasper Inventor, subdirector de programas de Greenpeace Internacional, afirmó: «La COP30 comenzó con gran ambición, pero terminó con una gran decepción. Era el momento de pasar de las negociaciones a la implementación, y se perdió la oportunidad. El resultado no estuvo a la altura de la urgencia que se requería. El límite de 1.5 °C no solo está en peligro, sino que casi ha desaparecido de las discusiones. Es esta realidad la que pone de manifiesto la hipocresía de la inacción de una COP tras otra».

«La COP30 no cumplió con las ambiciones en materia de combustibles fósiles, finanzas y bosques. No se acordó una vía para eliminar los combustibles fósiles, no se presentó un plan concreto para proteger los bosques y no se dio un paso significativo en la financiación climática. Pero los millones de personas en todo el mundo y las decenas de miles en las calles de Belém demuestran que la esperanza vive fuera de las instalaciones de la conferencia, ya que las comunidades siguen resistiendo y levantándose por nuestra gente y nuestro planeta».

Tracy Carty, experta en política climática de Greenpeace Internacional, afirmó: «En un momento en el que el mundo necesita medidas urgentes y audaces en materia de emisiones, el resultado de la COP30 nos da la sensación de estar nadando contra corriente. Estas negociaciones se vieron frustradas por una financiación climática inadecuada, el débil liderazgo de los países del G20 —especialmente los desarrollados— y la fuerte influencia de los intereses de los combustibles fósiles, esta industria  logró eludir una hoja de ruta para su eliminación gradual, pero la COP30 contó con el respaldo de más países que nunca y dejó claro que el impulso y la presión están aumentando».

«Tras dos semanas de intensas negociaciones y peticiones de un objetivo sólido de financiación para la adaptación a los crecientes impactos climáticos, los países desarrollados sólo acordaron un objetivo lamentablemente débil. La COP30 hizo poco por avanzar en la financiación climática en general o por impulsar a los países desarrollados a comprometer fondos públicos para los próximos años. Los países desarrollados volvieron a mantener cerradas sus carteras, a pesar de que se podrían liberar billones en financiación pública mediante la imposición de impuestos a los mayores contaminadores de combustibles fósiles y a los multimillonarios. Eso sería la verdadera financiación climática en acción».

An Lambrechts, experta en políticas de biodiversidad de Greenpeace Internacional, añadió: «Los bosques se encuentran en la encrucijada del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y la solución de 1.5 °C depende de su protección. Belém necesitaba un plan de acción para poner fin a la destrucción de los bosques para 2030 con el fin de cumplir la decisión sobre el GST. Muchas partes lo apoyaron, pero lo único que obtuvimos fueron compromisos voluntarios, una invitación abierta para que industrias como la de agricultura industrial sigan obteniendo ganancias sucias a costa de la destrucción forestal. La hoja de ruta anunciada por el presidente de la COP solo puede cambiar eso si conduce a un resultado justo, equitativo y viable en la COP31. Por ahora, no es más que un título. La verdad sobre la «COP de la verdad» en la Amazonía es que aportó muy poco a los bosques».

Para el caso de México, Viridiana Lázaro, campañista de Greenpeace México, señaló: <<La falta de ambición de algunos países ha dejado un sentimiento de frustración en los resultados de la COP30. En un momento en el que el mundo necesita decisiones firmes y colaboración real, no se logró alcanzar el consenso que la emergencia climática requiere. Esta ausencia de acuerdos preocupa, porque cada retroceso o estancamiento tiene consecuencias directas para las personas y comunidades más vulnerables. En el ámbito nacional, México da un paso importante al incluir por primera vez el desplazamiento climático como un eje prioritario dentro de sus NDCs. Este reconocimiento es un avance significativo frente a una realidad que ya afecta a miles de personas. Ahora, el desafío es traducir este compromiso en políticas públicas claras y efectivas. Confiamos en que este hito se convierta en acciones concretas y decididas, que permitan fortalecer la adaptación climática y proteger a quienes ya enfrentan los impactos más duros del cambio climático