La correcta gestión de la cadena de frío requiere inversión, profesionalización y una cultura operativa centrada en la prevención, el monitoreo constante y la trazabilidad rigurosa
Control de temperatura: reto en medicamentos
El transporte de medicamentos veterinarios representa uno de los mayores desafíos logísticos de la actualidad. El reto no radica únicamente en el traslado físico de los medicamentos, sino en garantizar que la temperatura se mantenga dentro de los rangos establecidos durante la cadena de frío. Mantener determinadas condiciones térmicas es esencial para preservar su eficacia y seguridad, sobre todo en el caso de vacunas, biológicos y otros productos altamente sensibles al calor o al frío extremo.

Esta exigencia se vuelve aún más crítica en un contexto de creciente demanda de medicamentos veterinarios, impulsada por la expansión del mercado de animales de compañía y la preocupación por las enfermedades zoonóticas —aquellas que pueden transmitirse de animales a humanos—. Esto ha elevado la responsabilidad del sector farmacéutico veterinario en materia de transporte, trazabilidad, control de calidad y cumplimiento normativo.
Muestra de ello es que el tamaño del mercado global de medicamentos veterinarios fue de 24,72 mil millones de dólares en 2024 y se proyecta que alcance 25,98 mil millones de dólares en 2025, según Global Growth Insights, quien añade que este crecimiento está impulsado por la creciente propiedad de mascotas, una mayor conciencia sobre la salud animal, los avances en terapéutica veterinaria y un enfoque más sólido en el cuidado preventivo, tanto en animales de compañía como en ganado.
Control térmico, el eje crítico en la eficacia de los biológicos veterinarios
La integridad terapéutica de biológicos (vacunas) y ciertos medicamentos veterinarios depende absolutamente de un control de temperatura inquebrantable en toda la cadena de frío, una tarea logística compleja que exige una especialización y una inversión constantes. El desafío principal reside en mantener el rango de temperatura ideal de los productos.
En la mayoría de los casos de biológicos veterinarios, este rango crítico es de +2 °C a +8 °C (temperatura de refrigeración), de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Una desviación, ya sea por calor o, paradójicamente, por congelación, compromete la eficacia del producto.
“Los riesgos asociados al manejo térmico de productos veterinarios termosensibles pueden manifestarse en cualquier punto de la cadena de suministro, y su impacto suele ser subestimado”, señala Carlos Infante y Loya, fundador y presidente del Consejo de Administración de Kryotec. “Una desviación de apenas unos grados, si no es detectada y corregida a tiempo, puede traducirse en la pérdida total del lote o en la administración de un producto ineficaz, con implicaciones sanitarias y económicas considerables”, advierte.
- Riesgo de congelación: Muchos productos, especialmente las vacunas de virus inactivados o toxoides son irreversiblemente dañadas si se congelan. Una manipulación inadecuada de los acumuladores de frío (geles o placas eutécticas) o una ubicación incorrecta dentro del equipo o contenedor de transporte son fallos comunes en las fases finales de la cadena.
- Riesgo de calor: Las interrupciones o fallos en el equipo durante el tránsito (puertas abiertas, fallas eléctricas, manejo en las etapas de carga y descarga) exponen el producto al calor ambiental, provocando la degradación acelerada de los antígenos y, consecuentemente, la pérdida de potencia o efectividad.
Infante subraya que ambos escenarios, aunque opuestos, comparten una raíz común: la falta de capacitación operativa y monitoreo continuo. “El transporte y almacenamiento de medicamentos veterinarios debe ejecutarse bajo estrictos protocolos de trazabilidad, monitoreo y documentación, alineados con normativas internacionales como las Buenas Prácticas de Distribución (GDP)”, indica el experto en soluciones para la cadena de frío.
Añade que “las autoridades regulatorias, tanto en Europa como en América Latina, han elevado el nivel de exigencia en materia de control de temperatura, conscientes de que una cadena de frío deficiente puede tener repercusiones en la eficacia de los medicamentos, que van más allá de la pérdida económica, que pueden derivar en tratamientos ineficaces, brotes de enfermedades o incluso en el deterioro de la confianza del consumidor hacia la industria veterinaria”.
Estrategias para fortalecer el control de temperatura en la cadena de frío veterinaria
Superar los retos asociados a la conservación de la temperatura en la cadena de frío medicamentos veterinarios requiere una visión integral que combine infraestructura calificada, monitoreo preciso y una gestión logística especializada. En este sentido, Infante y Loya comparte que “las empresas del sector veterinario deben avanzar hacia modelos de cadena de frío cada vez más controlados, transparentes y auditables”.
Uno de los elementos más eficaces para garantizar la estabilidad térmica es el uso de contenedores pasivos calificados y diseñados para mantener rangos específicos de temperatura durante todo el trayecto, incluso ante variaciones externas severas. Estos sistemas, cuando se complementan con tecnologías de monitoreo de temperatura, permiten detectar y corregir desviaciones, ofreciendo vigilancia continua para asegurar condiciones óptimas en los productos.
Esta supervisión permite documentar el cumplimiento de las condiciones térmicas, así como aportar evidencia trazable para auditorías regulatorias y procesos de farmacovigilancia.
Sin embargo, el experto enfatiza que la tecnología por sí sola no es suficiente. “El verdadero diferencial radica en adoptar un enfoque de full service logístico, en el que todos los eslabones estén alineados bajo un mismo sistema de gestión de calidad. Esto implica contar con personal capacitado, protocolos estandarizados y mantenimiento preventivo de los equipos, así como con un soporte operativo que pueda responder ante incidencias en cualquier momento”.
El transporte de medicamentos veterinarios no es solo una operación logística, es una extensión directa de la calidad terapéutica y del compromiso ético de toda la industria. Mantener la estabilidad térmica protege la eficacia de los tratamientos y previene pérdidas económicas, pero, sobre todo, salvaguarda la salud de los animales y de las personas que conviven con ellos.
La correcta gestión de la cadena de frío requiere inversión, profesionalización y una cultura operativa centrada en la prevención, el monitoreo constante y la trazabilidad rigurosa, a fin de garantizar que cada medicamento llegue en condiciones óptimas y cumpla su propósito de cuidado y protección.
