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Porque las mascotas no son regalos envueltos en moños rojos. Son seres que sienten frío, hambre, miedo y cariño

Lo que toda familia debe reflexionar al traer un amigo

La escena es fácil de imaginar: luces, posadas, niños emocionados y, de pronto, deriva esa idea entre conversaciones familiares: “¿Y si este año les damos un perrito o un gatito a los niños?”.  La Doctora Teresita del Niño Jesús Lerma Ávila, Médico Especialista en Medicina y Cirugía de perros y gatos en el Hospital Veterinario UNAM-Banfield, explica que esta pregunta es recurrente, cuando el impulso por dar “algo significativo” suele colocar a los perros y gatos de compañía entre esas opciones.

Lo que toda familia debe reflexionar al traer un amigo
Porque las mascotas no son regalos envueltos en moños rojos. Son seres que sienten frío, hambre, miedo y cariño

Sin embargo, detrás de esa imagen entrañable existe una realidad que debe considerarse: una mascota no llega para un momento, sino para —al menos— los próximos diez años. “No hay decisión más bonita que abrirle la puerta a una mascota, siempre que se haga con conciencia”, señala la doctora, quien ha visto a muchas familias acercarse con preguntas que debieron hacerse antes:  Qué tipo de perro o gato podría ser el adecuado para la familia de acuerdo con los cuidados que requiere, quién lo cuidará, si contarán con el tiempo, espacio y recursos necesarios, o quién asumirá las responsabilidades cotidianas.

Porque las mascotas no son regalos envueltos en moños rojos. Son seres que sienten frío, hambre, miedo y cariño. Su llegada transforma rutinas, viajes, fines de semana y álbumes familiares. Su presencia une, acompaña y crea memorias que perduran. Por eso, más que un regalo, son un compromiso colectivo, un “pegamento familiar”, dice la especialista.

El problema no es que surja la tentación de regalar mascotas en Navidad y Día de Reyes; el problema real es cuando llegan como sorpresa sin planificación: Cuando se regala “para el niño”, como si un menor pudiera hacerse cargo solo sin apoyo de un adulto, o cuando los papás no han conversado sobre quién lo sacará a pasear, quién pagará las vacunas, quién limpiará la casa cuando haya “accidentes”, o cómo organizarán su integración al hogar. Una mascota no es un juguete de temporada: es una responsabilidad para toda la familia. Te cambia la vida para bien, siempre y cuando tengamos presente lo anterior.

A esta situación se suma otro riesgo: diciembre es uno de los meses con más riesgos para caer en ventas fraudulentas. Entre anuncios de redes sociales, fotos perfectas y ofertas maliciosamente baratas, muchas familias terminan con cachorros enfermos, sin vacunas y sin historial.

Ante ese panorama, la Doctora Lerma reitera: “Previo a elegir, siempre pide asesoría veterinaria para ayudarte a identificar señales de alerta, además de no perder de vista que el ejemplar sea compatible con tu estilo de vida y evitar el fraude disfrazado de ternura. A partir de ahí, comienza la planeación, consultar al veterinario, recibir el carnet, conocer qué comía antes para hacer una transición suave, entender cómo será su primer mes en casa. Estos son pequeños rituales que construyen el vínculo desde el día uno”.

La especialista menciona que, si bien, la conciencia social ha cambiado para bien (cada vez más familias se asesoran antes, adoptan de manera informada y comprenden que una mascota requiere atención médica regular, alimentación adecuada, desparasitación, vacunas y revisiones por lo menos dos veces al año), aún falta camino por recorrer. “Regalar una mascota no debería ser una decisión improvisada ni un gesto bonito que se disuelve con la cuesta de enero. Es el inicio de una historia que puede ser extraordinaria si se escribe con responsabilidad, paciencia y un poco de guía profesional”, enfatiza la especialista.

Si este diciembre decides abrirle un espacio en tu hogar a un perro o un gato, que sea así: con los ojos abiertos, con el corazón preparado y con la certeza de que no estás sumando un regalo, sino un ser que caminará contigo —y con tu familia— durante muchos años y al que se debe procurar los mejores cuidados veterinarios para una óptima calidad de vida.