El acoso escolar y el ciberacoso no solo hieren, silenciosamente, a millones de estudiantes en México. También representan una carga económica y social devastadora, con un costo anual superior a los 7 mil millones de pesos tan solo en impactos directos a la salud mental.

Frente a esta crisis creciente, la revisión integral de la norma anti-bullying BULL-LI:2015/A surge como una acción urgente para proteger el futuro emocional y educativo de niñas, niños y adolescentes en el país.

El estudio “El Costo Económico del Bullying en Niños y Adolescentes”, presentado por el LAE Oscar David Hernández Carranza, en el marco de la revisión normativa, revela un impacto económico de $7,059,228,444.46 MXN entre jóvenes de 14 a 25 años. Este costo está relacionado con los trastornos derivados del acoso como depresión, ansiedad, autolesiones y tabaquismo.

La cifra se calculó usando el índice de Fracción Atribuible de Población (PAF), que estima el daño según la prevalencia del bullying escolar, actualmente en un alarmante 32% de los estudiantes mexicanos.

La Mtra. Tania E. Martínez Lizárraga, de la Universidad Panamericana, advirtió que en 2024 los reportes de bullying en la Ciudad de México aumentaron 205% respecto a 2019, afectando sobre todo a estudiantes de secundaria (45%) y primaria (27%).

Según la ENADIS 2022, el 28% de los adolescentes mexicanos ha sido víctima de acoso escolar, y el 11% sufre ciberacoso, una cifra en ascenso por la omnipresencia de las redes.

Martínez Lizárraga destacó que hasta el 75% de los menores, víctimas de bullying presentan síntomas clínicos de ansiedad y depresión, y que el acoso también puede provocar trastorno de estrés postraumático (TEPT), insomnio, somatizaciones físicas, abandono escolar y aislamiento social.

“El bullying no solo lastima el cuerpo, hiere la mente. Proteger la salud mental es crear aulas sin miedo”, subraya la académica.

Especialmente preocupante es el vínculo con la conducta suicida: el 8.4% de las víctimas reporta ideas suicidas, y el ciberbullying duplica la probabilidad de intento suicida.

La revisión de la norma también pone bajo la lupa al ciberacoso, considerado una evolución estructural del bullying. A diferencia del acoso tradicional, el ciberbullying rompe los límites del tiempo y del espacio, operando a través de la viralidad, el anonimato y la velocidad de la tecnología, lo que complica su detección y sanción.

Datos del INEGI (2021) indican que 7 de cada 10 adolescentes mexicanos han sufrido violencia digital, mientras que la UNESCO (2023) advierte que solo el 10% de las escuelas en América Latina cuenta con protocolos digitales actualizados.

Ana Lucía Medina Galindo, de la Comisión de Participación Ciudadana, expuso las lagunas legales y la falta de seguimiento en los estados.

“Las leyes tienden a reaccionar después del daño. Hace falta apostar por la educación emocional y la mediación desde etapas tempranas.”

Solo 7 estados publican estadísticas de acoso con regularidad, y no existe un Sistema Nacional de Monitoreo confiable. La falta de inversión también es alarmante: según el IMCO, menos del 0.3% del gasto educativo se destina a prevenir la violencia escolar.

Además, 6 de cada 10 docentes no sabe cómo actuar ante casos de acoso, y el 40% de las escuelas públicas no aplican protocolos por falta de capacitación, de acuerdo con datos de Mexicanos Primero y la SEP.

En respuesta a este panorama crítico, la norma BULL-LI:2015/A está siendo objeto de una revisión integral por expertos de diversas disciplinas, con una actualización basada en evidencia científica y aplicada a la realidad digital actual.

La nueva norma, BULL-LI:2025/A, será presentada a nivel mundial el próximo 6 de noviembre de 2025, y estará estructurada en torno a cuatro comités estratégicos:

• Salud Mental

• Mejora Regulatoria

• Participación Social

• Entornos Digitales Seguros

• Invertir en aulas seguras es invertir en el futuro de México.