Participan ciudades de Ecuador, Colombia y México en piloto de proyecto CityAQ de WRI y la NASA
Ciudades comparten experiencias sobre calidad del aire
Funcionarios de gobierno de cinco ciudades latinoamericanas compartieron durante un seminario virtual sus experiencias como participantes en el piloto del proyecto CityAQ, cuyo objetivo es proporcionar a las ciudades pronósticos de calidad del aire oportunos y confiables, y los cuales conjugan datos de monitoreo local y el modelo global GEOS Composition Forecast (GEOS-CF) de la NASA. .
El proyecto CityAQ es resultado de la asociación entre el Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), la Oficina de Asimilación y Modelado Global de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (GMAO-NASA) y de ocho ciudades de Latinoamérica, África y Asia.
El seminario virtual “Hallazgos y lecciones aprendidas del proyecto CityAQ, pronósticos de calidad del aire” fue moderado por Beatriz Cárdenas, directora de calidad del aire de WRI México, y contó con la participación de Carolina Urrutia, Secretaria de Ambiente de Bogotá; Sandra Herrera, Subsecretaria de Gestión Ambiental, Cambio Climático y Sostenibilidad Energética de Guanajuato; Sergio Graf, Secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco; Teresa Rodríguez, quien asistió en representación de María del Carmen Mejía, Directora General de Medio Ambiente de León; José Vital, Secretario de Desarrollo Sustentable de Nuevo León, y de Juan Carlos Avilés, Secretario de Medio Ambiente de Quito.
El panel inició con una introducción realizada por Jessica Seddon, líder global de calidad del aire de WRI, y de Christoph Keller, investigador en GMAO-NASA, quien explicó cómo funciona el modelo global GEOS-CF.
El proyecto CityAQ combina información de monitoreo de la calidad del aire disponible localmente con modelos satelitales globales para proporcionar datos rentables, confiables y oportunos para generar pronósticos de calidad del aire.
Estos pronósticos permiten conocer el estado de la calidad del aire de manera anticipada, con lo cual se puede hacer una mejor gestión de los episodios de alta contaminación, alertar a la población y diseñar mejores políticas públicas. Los pronósticos se generan diariamente y están disponibles en la API que WRI desarrolló para el proyecto, y en la cual las ciudades y estados participantes pueden descargar los pronósticos. También se publican diariamente en la página de Resource Watch. La herramienta puede ser aprovechada por autoridades municipales, estatales, organismos gubernamentales, ONG, la academia y la sociedad civil.
Sobre la importancia de generar pronósticos, Jessica Seddon explicó que, además de ayudar a la adaptación a los eventos de contaminación, los pronósticos pueden informar los procesos de toma de decisión más difíciles y pueden impulsar la rendición de cuentas y la acción respecto a lograr un aire más limpio.
Las ciudades de todo el mundo luchan por encontrar los recursos financieros y la experiencia técnica necesarios para generar pronósticos oportunos de la calidad del aire. De hecho, las regiones urbanas con la peor calidad del aire son a menudo las que tienen menos información sobre las fuentes y los impactos de la contaminación del aire, y este proyecto busca solucionar justamente eso.
Juan Carlos Avilés, Secretario de Medio Ambiente de Quito, explicó que la ciudad latinoamericana tiene aproximadamente 9 estaciones automáticas que producen información de alta calidad de contaminantes atmosféricos, y que esos datos de monitoreo fueron los que han permitido un trabajo conjunto con WRI y la NASA.
“Esta información que proveemos se ajusta con los datos satelitales y así se hace información más fiable. Esta información es relevante por ejemplo durante la pandemia para temas de movilidad y de emisiones, ya que estos datos prevén información certera”, dijo Avilés.
Carolina Urrutia, Secretaria de Ambiente de Bogotá, contó por su parte que en su ciudad comenzaron con la modelación atmosférica en 2013, y que en 2017 comenzaron a usar los modelos para hacer pronósticos de calidad del aire y así informar a la ciudadanía y mejorar la gestión de episodios de alta contaminación y la formulación de políticas públicas.
Urrutia agregó que una de las razones por las que Bogotá se unió al proyecto fue por su deseo de mejorar su capacidad de entender la dinámica atmosférica regional, ya que ésta impacta en la calidad del aire local.
“Entonces definimos líneas de trabajo: mecanismos para compartir nuestra información automáticamente y descargar los pronósticos generados por el modelo de la nasa diariamente. Fuimos logrando durante este año divulgar nuestras experiencias de pronósticos de Bogotá. Nuestro modelo comparte cada hora nuestros datos a la plataforma CityAQ”, explicó.
Abriendo la participación de las ciudades mexicanas, Manuel Vital, Secretario de Desarrollo Sustentable de Nuevo León, explicó que con el crecimiento de las ciudades vienen problemas de contaminación del aire, y que la administración en la que sirve cuenta ya con 15 estaciones de monitoreo ambiental.
El Secretario añadió que desde tiempo atrás tenían un proyecto de modelación y de pronósticos en curso, pero que desde que se unieron al piloto de CITYAQ su perspectiva mejoró, pues éste les proporciona unos 5 días de pronóstico.
Sandra Herrera, Subsecretaria de Gestión Ambiental, Cambio Climático y Sostenibilidad Energética de Guanajuato, compartió que, similar a la experiencia de Quito, la pandemia les permitió reflexionar sobre muchas cuestiones relacionadas no sólo a la forma en que se miden las emisiones a la atmósfera, sino también sobre la química atmosférica y la identificación de las fuentes de emisiones.
“A pesar de una disminución drástica de las actividades económicas, (eso) no se reflejó en el nivel de contaminación. Y la ciudadanía se preguntó si lo que informábamos era cierto. Entonces pues eso nos encendió alarmas, acá en Guanajuato tenemos 18 estaciones de monitoreo atmosférico, y sobre todo en el corredor industrial en el que se encuentra la ciudad de León, y teníamos que ver cómo dar respuesta a la gente ante esta condición de incongruencia de lo que estábamos reportando. Entonces creo que fue muy oportuno la posibilidad de hacer este pronóstico en el que podemos tomar todos los datos que recogen las estaciones de monitoreo y este modelo desarrollado para predecir de mejor manera cuál va a ser el comportamiento”, contó.
Por su parte, Sergio Graf, Secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, contó que su estado desarrolla actualmente un modelo con el Gobierno de Francia, y que la herramienta les ha permitido hacer comparaciones y hacer mejoras a sus herramientas.
“En este contexto de enfermedades como (como la COVID-19), contar con sistemas predictivos es fundamental para poder informar a la población sobre adecuadas medidas de protección, creo que contar con sistemas predictivos lo más precisos posibles nos puede ayudar a dar un mejor servicio a los ciudadanos y generar mejores políticas públicas sabiendo que podemos ir conteniendo con una mejor precisión factores que generan mala calidad en un momento preciso”, aseguró Graf.
Por último, Teresa Rodríguez, quien asistió en representación de María del Carmen Mejía, Directora General de Medio Ambiente de León, comentó que para la ciudad lo más importante fue la posibilidad de pasar de una acción reactiva a una preventiva.
“Este modelo justo lo que nos permite, además de fortalecernos, es adelantarnos con varios días, que para nosotros varios días es increíble porque ya nos permite analizar y planear y ver qué lo está causando (la contaminación)”, dijo.
Sobre los retos y áreas de oportunidad, los representantes gubernamentales latinoamericanos coincidieron todos en la necesidad de mejorar la comunicación, es decir, la manera en que se informa y se comparten estos datos con la ciudadanía.
Sergio Graf añadió la necesidad de contar con instrumentos financieros que permitan esta generación de información de calidad derivada de equipos actualizados y personal técnico suficiente, y Juan Avilés agregó la necesidad de desarrollar un índice de salud de la población.
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