En Sonora el 21.7% por ciento de la población está en pobreza
Fundamental el apoyo del sector rural a la niñez
El apoyo y sentido social de los trabajadores del sector rural es fundamental para el desarrollo de la niñez, por lo que los agricultores deben fomentar una alimentación suficiente, educación y acciones de integración familiar y comunitaria, lo que sirve para la preservación de la paz en las comunidades a las que pertenecen, lo que beneficia a todos.

Así lo aseguró Anna Baranzini Hurtado, integrante del Patronato de la Costa de Hermosillo I.A.P., institución que, con ayuda de los agricultores de la región, sostiene el desayunador comunitario “Carlos Bon Echeverría” ubicado en el corazón del Poblado Miguel Alemán en Hermosillo, Sonora. Ahí cada día se atienden a decenas de niñas, niños, madres solteras y adultos mayores quienes intentan integrarse a la sociedad.
Baranzini subrayó que si bien el apoyo de los productores del campo es fundamental para la niñez, éste no depende únicamente de la voluntad, sino también de factores económicos y de la crisis multifactorial que enfrenta el sector agrícola.
“Es por ello, que, aunque muchos agricultores del país tratan de cumplir con su responsabilidad social, su situación económica no se los permite, aún así, deseamos que las acciones positivas que ya se están llevando a cabo para los niños de la Costa de Hermosillo, se extiendan a todas las zonas rurales del país” detalló Baranzini Hurtado.
Añadió que actualmente en Sonora, entidad donde se ubica el Patronato, existen, aproximadamente 650 mil 382 personas (21.7% por ciento de la población) en pobreza, así como 51 mil 183 que se encuentran en pobreza extrema, por lo que es esencial luchar contra esta situación en beneficio de la niñez y de los grupos más vulnerables.
Tenemos plena seguridad que un desayuno puede cambiar el destino de un niño. En la Costa de Hermosillo, en el Desayunador Comunitario del Poblado Miguel Alemán queremos cambiar el hambre, por alimento caliente, la indiferencia por solidaridad en una comunidad que los abraza y la soledad por una causa común que da sentido a la integración y acción colectiva.
“El hambre no espera, y tampoco la educación. Un desayuno es mucho más que una comida: es la posibilidad de que un niño se mantenga en la escuela, se relacione con confianza y proyecte un mejor futuro”, afirmó Anna Baranzini Hurtado, quien señaló que el Patronato tiene poco más de cuatro décadas de existencia.
Este tipo de acciones, agregó, demuestran que cuando la sociedad organizada y los sectores productivos unen esfuerzos, pueden llenar vacíos que, por razones estructurales, el Estado no alcanza a cubrir. Sin confrontar, sin señalar culpables, simplemente actuando. Este modelo de responsabilidad social productiva no solo atiende necesidades básicas, también promueve cohesión social en una región con rezagos, migración y desigualdad.
En el Desayunador, más allá de la nutrición, se cultivan hábitos, vínculos y se genera comunidad. “Un niño que llega sin desayunar puede tener hambre de alimento, pero también de afecto, de estructura, de reconocimiento. Y eso es lo que buscamos ofrecer”, explica Baranzini. Desde ahí, el Patronato se convierte en una plataforma de encuentro entre quienes tienen la posibilidad de ayudar y quienes necesitan ser vistos.

La integrante del Patronato de la Costa de Hermosillo I.A.P., invita a sumarse a este esfuerzo a través de donativos, voluntariado o alianzas solidarias. “Aquí nadie sobra. Necesitamos manos, ideas, insumos, compromiso. Cada gesto se convierte en acción. Cada colaboración alimenta”, enfatizó.
En tiempos donde el tejido social se encuentra fracturado, este tipo de proyectos generan sentido de pertenencia, participación y confianza, ingredientes clave para una sociedad más fuerte, porque en una comunidad donde un desayuno puede marcar la diferencia entre la deserción o el desarrollo, esta acción cotidiana adquiere un valor extraordinario. Finalizó.