La exposición se encuentra conformada por 19 piezas de ónix con detalles de mármol e inspirada en la corriente minimalista de los años 70 del siglo pasado
Inauguran Historias de Tierra: De Uros Uscebrka
Uros Uscebrka nació en Belgrado, en 1971, cuando la ciudad fundada en la confluencia de los ríos Danubio y Sava era capital de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, ahora de la República de Serbia.
Hijo de un miembro del servicio diplomático yugoslavo, Uros vivió cinco años de su infancia en Roma, su adolescencia en Lisboa; además de pequeñas temporadas en Bruselas y Madrid. Realizó varias estancias artísticas en Rumania, algunas de ellas en la mítica región de Transilvania.
Si uno le pide enumerar sus influencias, Uros cita a una larga lista de escultores y arquitectos de los países integrantes de la ex Yugoslavia, artistas rusos, al rumano Constantin Brancusi, al japonés Isamu Noguchi, al español Eduardo Chillida, al indio-británico Anish Kapoor y al estadounidense Richard Serra. Por si todo esto fuera poco, vive en México desde 1999.
Uscebrka asegura que parte fundamental de su desarrollo personal y artístico está basado en aceptar con sorpresa cada cosa nueva que ve y experimenta, y que su obra se alimenta de influencias y experiencias disímbolas, sin restricción geográfica alguna.
Conformado por óxido de silicio (SiO2) -materia prima del vidrio de uso común y compuesto fundamental de los granos que conforman las dunas de arena-, el ónix es una piedra semipreciosa que los romanos asociaban con la valentía; los persas la usaban como remedio para la epilepsia; en la antigua Inglaterra se creía aliviaba los dolores de parto y, según el esoterismo, es capaz de absorber y transformar energías negativas.
No puede ser casual, entonces, que Uros Uscebrka eligiera a tan elocuente y versátil protagonista para su serie Historias de tierra, conformada por 19 piezas de ónix con detalles de mármol e inspirada en la corriente minimalista de los años 70 del siglo pasado.
Uscebrka reduce su intervención a insinuar formas, con lo que cede la victoria a la naturaleza y se asume únicamente como presentador de la narrativa milenaria que la piedra cuenta por sí sola.
Detalles, contrastes, grietas y líneas -que comunmente en escultura se tipifican como “imperfecciones” o “defectos”-, se convierten aquí en gramática pétrea, narrativa mineral, semántica de silicio y oxígeno.
Estas 19 piezas, han recorrido cerca de mil kilómetros -de su yacimiento natural en San Luis Potosí, al taller del artista en Xalapa, Veracruz y luego viajar a su exposición en la Ciudad de México- para contar Historias de tierra, que presenta el Museo de Arte Popular (MAP) del 31 de julio al 3 de octubre, de 2021, en la Sala Pieza del mes.
Juan Carlos Plata