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La ofrenda, que estará del 27 de octubre al 4 de noviembre, es resultado del diseño dual del artista Humberto Spíndola y la antropóloga Gisela Mendoza Jiménez, con ambientación musical a cargo de Ricardo Martín Jáuregui

Inauguran la Gran Ofrenda del Zócalo dedicada a los migrantes

La Gran Ofrenda del Zócalo capitalino —que forma parte de la Celebración de Muertos 2018 a realizarse del 27 de octubre al 4 de noviembre con la temática de Migraciones— fue inaugurada la mañana del sábado 27 de octubre por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, José Ramón Amieva y los Secretarios capitalinos de Cultura y Turismo, Eduardo Vázquez Martín y Armando López Cárdenas.

“La ofrenda está sustentada en la cosmogonía prehispánica sobre la muerte, están las cuatro puertas de entrada al Mictlán y los nueve estadios que las personas que morían tenían que pasar. Este año está enfocada principalmente a los migrantes, tanto a quienes han llegado a esta ciudad y nos han dado identidad, como a quienes por parte de esta ciudad han acudido a otros espacios territoriales”, externó el Jefe de Gobierno.

La instalación está integrada por cuatro arcos del triunfo, un “Túmulo funerario”, un “Altar de Muertos” y nueve senderos que simbolizan las distintas etapas para llegar al Mictlán, representadas por la travesía de cinco personajes migrantes; también habrá presentaciones artísticas

Ante el contexto actual de procesos migratorios, Eduardo Vázquez Martín externó la importancia de reflexionar sobre este fenómeno que ha perseguido y criminalizado a quienes buscan mejorar sus condiciones de vida. Por ello, celebró que el público visitante se acerque a esta ofrenda en un diálogo entre el arte y esta tradición —declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2003 e instaurada en la CDMX por decreto en 2016—.

“Este año el tema central es la migración, vamos reconociéndonos como una ciudad de migraciones de todas las comunidades indígenas del país y de muchas del mundo. Esta ofrenda está dedicada a todos los migrantes que han hecho de esta ciudad su casa y de esta ciudad un panteón de migrantes”, externó el también poeta y promotor cultural.

La instalación contemporánea está integrada por cuatro arcos del triunfo, un “Túmulo funerario”, un “Altar de Muertos” y nueve senderos que simbolizan las distintas etapas para llegar al Mictlán, resultado del diseño dual del artista Humberto Spíndola y la antropóloga Gisela Mendoza Jiménez, con ambientación musical a cargo de Ricardo Martín Jáuregui.

Acompañado de Mendoza Jiménez, el responsable de la política cultural de la ciudad recordó que la propia fundación de la ciudad fue un acontecimiento migratorio de los primeros mexicas, quienes guiados por el oráculo de Huitzilopochtli llegaron de Aztlán en busca del águila sobre el nopal devorando a una serpiente.

Los funcionarios cortaron el listón que dio apertura a la instalación museística que reinterpreta esta tradición, la cual contará con una iluminación especial nocturna. En un recorrido por la ofrenda, Mendoza Jiménez destacó que en la actual Constitución capitalina se reconoce a la CDMX como una Ciudad Refugio, cuyo sentido migrante está representado en la ofrenda mediante la travesía de cinco personajes: una mujer campesina mexicana indígena, un joven latinoamericano contemporáneo, un asiático, un judío y un republicano español.

“Se nos ve como un país y una Ciudad Refugio, en la iconografía de esta ofrenda se pensó en utilizar el concepto de la muerte que se tenía en la época prehispánica, a partir de los nueve pasos o pruebas que tiene que pasar un alma cuando muere para llegar a Mitlán. Son pruebas durísimas para regresar al mundo y representan los nueve meses de gestación”, explicó la antropóloga.

El público podrá conocer estos estadios a través de los tapetes realizados por artesanos de Huamantla, que contienen la simbología prehispánica de los códices. El primero en el que las almas son guiadas por xoloitzcuintles; el segundo, donde deben pasar entre las montañas que chocan entre sí sin quedar atrapadas; el siguiente es un lugar de las montañas con cuchillos de pedernal, donde las almas cruzaban entre cuchillos de obsidiana y en el cuarto las almas sufren el frío, la helada y la ventisca a su paso.

Los funcionarios cortaron el listón que dio apertura a la instalación museística que reinterpreta esta tradición, la cual contará con una iluminación especial nocturna

La quinta etapa representa un lugar sin gravedad y mucho aire donde las almas son arrastradas por vientos huracanados; el sexto es el lugar en el que las almas son perseguidas por jaguares que tratan de comerles el corazón; el octavo refiere a los nueve ríos hondos que deben ser cruzados para llegar a la novena etapa, donde las almas son envueltas por una neblina rodeadas de alacranes y tecolotes.

“La concepción del mexicano sobre la muerte y su relación con ella es algo muy extraño y muy diferente a todo lo que sucede en el mundo, la hace una fiesta muy potente desde el punto de vista cultural y muy tradicional, es parte de nuestra identidad”, expresó Gisela Mendoza Jiménez.

Destacó que el público podrá ver un “Túmulo funerario”, el antecedente directo de los altares y ofrendas mexicanas contemporáneas, “es una antigua práctica que se utilizó en el virreinato para honrar a los grandes personajes que habían muerto, en los cuales se incluían versos de Sor Juana Inés de la Cruz”, precisó la antropóloga.

Además, señaló que también se encuentra un “Altar de Muertos” dedicado a los migrantes fallecidos, que presenta los diversos elementos de la ofrenda como las flores de cempaxúchitl, velas, pan de muerto, fruta, comida, sal, agua, chocolate, bebidas alcohólicas, calaveras de azúcar, juguetes tradicionales y fotografías de escritores, poetas y artistas migrantes como Chavela Vargas y Roxsana Hernández, mujer transgénero de la Caravana Viacrucis Migrante 2018 que murió el pasado 25 de mayo.

Los cuatro arcos del triunfo hacen alusión a las cuatro regiones en que estaba dividido el cosmos de acuerdo con la cosmovisión mesoamericana. Orientados en los cuatro puntos cardinales de la Plaza de la Constitución, cada uno representa un significado y color especial.

Al Norte se encuentra un arco amarillo que representa la región de los muertos; al Sur, de color azul, está simbolizado el paraíso de Tláloc; al Oriente, de color rojo, está el lugar de los guerreros que acompañan al astro desde su salida hasta el mediodía y, en el Poniente, de color blanco, el lugar de las mujeres muertas en el parto, cihuateteos, que acompañan al sol en su travesía nocturna.

En las inmediaciones de la ofrenda el público encontrará un escenario donde se ofrecerán diversas presentaciones artísticas a lo largo de la jornada de la Celebración de Muertos 2018, las cuales retratan esta diversidad cultural propiciada por la migración.

La Celebración de Muertos 2018 es resultado del trabajo interinstitucional del Comité Organizador presidido por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (SCCDMX) y constituido por el Gobierno de la CDMX a través de las secretarías de Gobierno, Turismo, Desarrollo Económico, Protección Civil, Medio Ambiente y de Obras y Servicios, la Autoridad del Centro Histórico y el Fondo Mixto de Promoción Turística, y por el Gobierno Federal, gracias a la Secretaría de Turismo y el Consejo de Promoción Turística de México; además, por las alcaldías y con la colaboración de diversas casas de estudios, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, museos y organizaciones privadas.

La imagen de la conmemoración es una calavera que retoma elementos de la ofrenda del Día de Muertos, donde los ritos prehispánicos y las fiestas católicas se fusionan para dar origen a la celebración. Algunos elementos que la integran son la flor de cempasúchil, pan de muerto, veladoras, papel picado, xoloitzcuintles (guía de las almas al Mictlán), petates de tule (usados en diferentes localidades para cubrir los siete niveles de la ofrenda), copas de barro (donde se quema el copal), así como mariposas monarca y colibríes para simbolizar la migración.