Nestlé y Geocycle-Holcim, los protagonistas en México del modelo internacional
Marcas y cementeras queman residuos plásticos
Nestlé México ha decidido pagar a la empresa de gestión de residuos Geocycle, miembro de la cementera Holcim Group, para que queme los residuos plásticos en hornos de cemento para producir energía barata. Además, anunció recientemente la firma de un acuerdo, el primero fuera de Europa, con la empresa británica Greenback Recycling Technologies, para instalar al menos una planta de reciclaje químico como una “solución” a la contaminación plástica.
La agencia internacional Reuters publicó recientemente un informe que muestra que los gigantes de los bienes de consumo como Coca-Cola, Unilever, Nestlé y Colgate-Palmolive están colaborando con las empresas cementeras para quemar sus desechos plásticos en lugar de reducir su producción y consumo, revelando que estos proyectos se extienden por todo el mundo, impactando comunidades en lugares como Costa Rica, Filipinas, El Salvador, India e Indonesia.
Ahora, México es el nuevo escenario de las falsas soluciones propuestas por Nestlé para evadir la verdadera responsabilidad en la crisis plástica que han creado y los legisladores de nuestro país lo están permitiendo.
Tanto el coprocesamiento como el reciclaje químico son falsas soluciones, conocidas como compensación de plásticos (plastic offsetting) a la crisis de contaminación plástica porque no promueven una reducción de plásticos de un solo uso en origen (es decir, no evitan que se sigan produciendo y consumiendo), por el contrario, permiten a las grandes empresas, tanto petroleras y petroquímicas como marcas de bienes de consumo, mantener sus modelos de negocio basados en la extracción de combustibles fósiles para producir plásticos, en el caso de las primeras, y en la distribución de productos en envases y empaques plásticos de un solo uso, en el caso de las segundas.
Por tanto, estas “soluciones” promueven la contaminación plástica y además provocan mayores impactos ambientales -como altas emisiones de Gases de Efecto Invernadero-y problemas de salud humana.
En México, comunidades como Apaxco en el Estado de México han denunciado por años las afectaciones ambientales y para la salud pública de la incineración de residuos. En el Valle del Mezquital (una región al sur del estado de Hidalgo y al norte del Estado de México, donde se ubica Apaxco) hay ocho plantas cementeras que producen 40% de todo el cemento del país.
Una de ellas pertenece a Lafarge-Holcim. La industria cementera utiliza combustibles derivados de residuos industriales, biológico infecciosos, químicos, biomasa y residuos sólidos urbanos (incluidos los plásticos) que, al ser incinerados, liberan a la atmósfera compuestos orgánicos volátiles (COV) y contaminantes orgánicos persistentes (COP) dañinos para el planeta y para la gente, que alcanzan a comunidades en un radio de hasta 50 kilómetros.
La alianza entre Nestlé y las cementeras solo evidencia una falsa preocupación por el medio ambiente, promoviendo prácticas dañinas que afectan la salud de sus consumidores.
Las organizaciones de la campaña Quemar Basura Mata cuentan con la grabación, obtenida con el aval de Nestlé, de una reunión con un representante de esta compañía, quien explicó que la empresa Geocycle le mostró a Nestlé de dónde vendrían los desechos -una área de «pre-vertedero» donde los desechos se preparan para el vertedero o para su reciclaje, si es el caso- siendo la única visita al sitio realizada por Nestlé hasta ese momento, quien no tiene una visión clara de las condiciones de los trabajadores siendo además que los estándares para medir los desechos recolectados ni siquiera están completamente implementados.
Funcionarios de Nestlé México confirmaron que la neutralidad plástica (política de Nestlé para “combatir” la contaminación plástica) implica que Nestlé realmente no recuperará los residuos plásticos que pone en el mercado sino que Geocycle recolectará plásticos de plantas de residuos (instalaciones de pre-relleno sanitario) y luego coprocesará en las plantas de Holcim ubicadas en varias ciudades mexicanas, algunas de las cuales ya son cuestionadas por su falta de transparencia e impactos en la salud y el medio ambiente.
Lo anterior significa que Nestlé en realidad no se hará cargo de sus propios residuos.
“Mediante solicitudes de información vía el portal de Transparencia, encontramos que al menos la planta ECORI, ubicada cerca de Orizaba, Veracruz, y mencionada por Nestlé como una de las plantas en las que están trabajando, no cuenta con autorizaciones ni federales ni estatales (no tiene Manifestación de Impacto Ambiental) para operar , lo que constituye violaciones a la normativa ambiental, ya que las labores de la planta (manejo de residuos, co-procesamiento) son actividades sujetas a autorizaciones de impacto ambiental”, mencionó Larisa de Orbe de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental.
“A pesar de que los funcionarios de Nestlé México mencionaron que no están al tanto de los impactos en la salud y el medio ambiente en las plantas de Geocycle, pusieron toda la responsabilidad en esta empresa, pero Nestlé tiene que ser responsable de sus asociaciones”, agregó Larisa de Orbe. “Lo anterior es muy preocupante y constituyen serias violaciones a los derechos humanos, ya que en el marco de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas; las grandes corporaciones como Nestlé, tienen que asumir la responsabilidad social y ambiental y actuar con la debida diligencia respecto de las relaciones comerciales que establecen para sus operaciones comerciales, de productos o de servicios, en este caso, la gestión de los residuos que producen”.
En México, los esquemas de compensación (offsetting) como el coprocesamiento han sido una estrategia seguida por las empresas y algunos gobiernos locales y el federal para continuar el business as usual sin cuestionar la cultura del usar y tirar y sin respetar la jerarquía de gestión de residuos (que prioriza la prevención, reducción, reutilización, etc.). También han intentado vender el coprocesamiento como una alternativa de economía circular, cuando no lo es.
“Nestlé pretende mostrarse como una empresa preocupada por el medio ambiente y por las personas pero con estos nuevos acuerdos con cementeras para quemar basura y manteniendo su uso intensivo de plásticos, continúa generando contaminantes y afectando la salud del planeta y de las personas, así como acelerando el calentamiento global, es claro que solo es una fachada para seguir contaminando”, advirtió Ornela Garelli, especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México.
La asociación de Nestlé y Geocycle está enmarcada por la colusión entre intereses económicos y políticos que ha traído las condiciones normativas y políticas perfectas para que se desarrolle el coprocesamiento y para que los bienes de consumo masivo continúen fomentando soluciones falsas para abordar la contaminación plástica.
En 2020, el Congreso mexicano aprobó reformas a la Ley General de Gestión de Residuos (LGPGIR) que diferencian el coprocesamiento de la incineración para evitar regulaciones más estrictas y el pleno del Senado está por aprobar nuevas reformas a esta regulación, así como una nueva Ley General de Economía Circular en la que se evadió establecer la responsabilidad extendida del productor (REP) y se busca incorporar el coprocesamiento como un proceso sostenible como parte de la estrategia y política de Economía Circular del país.
Aunque es necesario hacer una mayor investigación sobre las medidas de compensación de plástico que están impulsando las empresas, es importante resaltar que las compañías deben hacer frente a la contaminación por plásticos a través de esquemas circulares basados en el uso de sistemas reutilizables, deben dejar de promover falsas soluciones como el co-procesamiento y el reciclaje químico que solo les permiten seguir generando residuos y después hacer negocios quemándolos y convirtiéndolos en combustibles baratos.
Es decir, las empresas deben eliminar los plásticos de un solo uso y otros empaques desechables (papel, cartón, compostables, biodegradables, etc.) e innovar en nuevas formas de distribución de sus productos (bebidas, alimentos, etc.) usando empaques reusables
(sistemas de depósito y retorno, opciones de refill, etc.) o implementando alternativas libres de empaque (como las presentaciones sólidas). Las modificaciones que el Senado haga a la LGPGIR y en la Ley General de Economía Circular deben partir de la importancia de dejar atrás la cultura del usar y desechar y hacer que las empresas transiten a la reutilización, pero sobre todo asegurar que dichas reformas protejan la salud de las personas y del planeta.