Las metas de reducción de emisiones actuales nos estarían llevando a un escenario de aumento por arriba de 2.6°C, según el PNUMA
Metas ambiciosas y priorizar la vida en COP 29 de Baku
El cambio climático es un problema del presente que pone en riesgo a cientos de miles de personas en nuestro país el día de hoy. Las predicciones científicas sobre los impactos del cambio climático como el derretimiento de los glaciares, los hielos marinos, el aumento del nivel del mar y olas de calor intensas ya están aquí.
Estudios muestran que el planeta se está calentando de manera acelerada y anticipada, acercándonos a los límites de los puntos de no retorno ambientales. La segunda mitad de esta década será crucial para mantener abierta la posibilidad de mantener el aumento de la temperatura global por debajo del 1.5°C. No obstante, para lograrlo la ciencia es clara y contundente, necesitamos reducir drásticamente las emisiones de GEI, especialmente de los sectores que más han contribuido históricamente a la crisis climática como la industria de los combustibles fósiles.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que las metas de reducción de emisiones actuales nos estarían llevando a un escenario de aumento por arriba de 2.6°C. Frente a este escenario, sigue siendo técnicamente posible y económicamente preferible tomar medidas que nos conduzcan a un escenario por debajo del 1.5°C, pero para lograrlo es fundamental que los países presenten su reelaboración de las contribuciones nacionalmente determinadas (NDC) con metas más ambiciosas en la Conferencia de las Partes (COP) 29 en Baku.
En México el cambio climático es una realidad, está aquí y lo experimentamos cada vez con más fuerza, saca a la superficie las inequidades estructurales de nuestro país y nos demuestra que no tenemos los mecanismos necesarios para hacer frente a sus impactos. Casos como El Bosque, en Tabasco, la primera comunidad reconocida oficialmente en México como desplazada climática, es un ejemplo de ello, pero, así como El Bosque, hay cientos de comunidades que están pagando el costo por una crisis de la cual no son responsables.
Es momento de exigir a nuestros gobiernos que tomen en serio la crisis climática que azota a todo el mundo y eso significa priorizar la vida por encima de las ganancias a corto plazo; significa dar justicia a las personas y comunidades que ahora sufren de los impactos del cambio climático y obligar a que quienes han causado esta crisis paguen por ella. Para eso es fundamental robustecer el componente de adaptación de la política nacional de cambio climático y alinearlo con el reajuste de las NDC; así como, actualizar los atlas de riesgo nacionales y estatales y garantizar recursos suficientes para mitigar los riesgos climáticos, especialmente en las regiones más vulnerables.
Pero también significa tomar en serio la mitigación de emisiones, la reelaboración de los NDC que México, y el resto del mundo, tienen que presentar y que deben reflejar la urgencia que el cambio climático significa para cientos de miles de personas en nuestro país, porque frenar el cambio climático salva vidas.