La evidencia indica mayor expresión de ACE2 en esas cavidades que en pulmones, por ello la principal fuente de transmisión ocurre al hablar, cantar, gritar y respirar
Mucosas de boca y nariz: reservorios del SARS-COV-2
Las mucosas de las cavidades oral, nasal y faríngea constituyen un reservorio para el coronavirus SARS-CoV-2, debido a la elevada cantidad de receptores de la Enzima Convertidora de Angiotensina 2 (ACE2) contenida en las glándulas salivales, por ello las gotículas de saliva representan la principal fuente de transmisión de dicho agente patógeno al estornudar, hablar, cantar, gritar o respirar, afirmó el científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN) Gustavo Acosta Altamirano.
El especialista en Inmunología de la Escuela Superior de Medicina (ESM), destacó que, de acuerdo con la evidencia, el número de receptores ACE2 -los cuales permiten al virus SARS-CoV-2 anclarse en las células para infectarlas- muestran mayor expresión en células epiteliales de mucosas de la cavidad oral (especialmente en la lengua) que en los pulmones; por ello, la saliva es una importante vía de contagio en los primeros 5 a 10 días después de la infección, aun cuando no haya síntomas.
Indicó que las gotitas y
aerosoles emitidos al estornudar o toser pueden viajar hasta seis metros desde
el punto de origen y subrayó que algunos modelos experimentales han demostrado
que en una conversación de 10 minutos se producen hasta 6 mil partículas de
aerosoles, “tomando en cuenta que una persona pudiera estar infectada con el
SARS-CoV2, el riesgo de contagiar a otras personas es mayor cuando no se utilizan
barreras de protección”, acotó.
Ante dicha circunstancia y debido a que las variantes genéticas del SARS-CoV-2 son más contagiosas, el doctor Acosta Altamirano recalcó la importancia de usar protección (cubrebocas-nariz y caretas) para reducir el índice de contagios, “porque no podemos saber si estamos enfermos o no y la emisión de gotitas emitidas al estornudar o toser viajan más allá de la sana distancia de dos metros”, expuso.
El investigador politécnico mencionó que tomando en cuenta la evidencia científica en torno a la saliva, el uso de ésta como muestra biológica para detectar el SARS-CoV-2 tiene la ventaja de que no se requiere personal especializado para su recolección, a diferencia del hisopado nasofaríngeo, el cual es más incómodo para el paciente y requiere de una técnica específica para tomar la muestra.
Por otro lado, el inmunólogo del IPN hizo hincapié en la ventilación natural de espacios físicos. “En lugares cerrados no es conveniente el uso de aire acondicionado o de ventiladores, lo mejor es la ventilación natural para renovar el aire, por ello es importante evitar permanecer por mucho tiempo en esos sitios y, cuando haya necesidad de comer fuera de casa, es primordial que los comensales permanezcan con la boca cerrada y al hablar se haga de manera intermitente”.
El investigador recomendó a quienes usan anteojos lavarlos frecuentemente con agua y jabón, al igual que las caretas, las cuales, advirtió, antes de asearlas no deben colocarse en cualquier superficie porque, en caso de estar infectadas con el coronavirus, éste se propaga en el sitio donde se deja; la mejor práctica es colocarlas en una bolsa de plástico. “Aún con los elementos de protección existe el riesgo de contagio, incluso de los vacunados, pero al usarlos disminuimos la carga viral”, enfatizó.