Como respuesta a la prohibición del acceso al aborto en 13 estados de los Estados Unidos de América, las mujeres se han organizado para poder acceder al aborto, mirando a un lado de la frontera a países como México para hacer valer sus derechos.

En la ciudad de Monterrey, Nuevo León, por ejemplo, existe “La abortería” organización que comenzó como un grupo de mujeres organizadas para apoyar a otras mujeres fuera de México en busca de ejercer libremente su derecho a abortar bajo la leyenda “Necesito abortar”, y que se ha convertido en un referente del acompañamiento y apoyo a distancia para muchas mujeres que viven del otro lado de la frontera.

En la actualidad numerosas mujeres norteamericanas que quieren abortar deben viajar a otros estados de la Unión Americana e, incluso a México, para poder realizar un aborto seguro sin temores, prejuicios y a un precio accesible.

Desde la prohibición del aborto en Estados Unidos, más de 10 organizaciones, colectivas y agrupaciones femeninas de ayuda y asistencia se han creado en diversos lugares para apoyar a las personas gestantes y brindar apoyo y acompañamiento durante todo el proceso para decirles a las mujeres y otras personas que no están solas en esta decisión.

Diversas organizaciones en pro de los derechos sexuales y reproductivos reciben llamados de auxilio de mujeres que no pueden acceder a un aborto en EU, muchas de las cuales ni siquiera hablan español, especialmente de estados como Texas, Arizona, Kansas, Ohio, Indianápolis y Luisiana.

A mediados de este año 2022 en 13 entidades de los Estados Unidos quedó prohibido el acceso al aborto legal que durante décadas se realizaba libremente, debido a la anulación de la sentencia Roe vs. Wade, controversia histórica que ahora penaliza la interrupción legal del embarazo y que viola los derechos humanos de cerca de 36 millones de mujeres en la unión americana.

El modelo mexicano de ILE es una tendencia más frecuente alrededor del mundo

Antes de la promulgación de esta ley en Estados Unidos, prácticamente todos los abortos en ese país se hacían en clínicas y las norteamericanas desconocían el modelo autogestionado con medicamentos que las mexicanas han ido adoptando desde la legalización del aborto.

La manera en que grupos como la Red Necesito Abortar, Las Libres o Marea Verde Chihuahua apoyan a las mujeres fuera y dentro de la frontera que las contactan en busca de ayuda mediante el manual de aborto seguro de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, aunque está disponible en cualquier lado, no así los medicamentos para llevarlo a cabo. Estos fármacos son difíciles de conseguir, debido a que en EU ninguna mujer puede acceder a ellos sin receta y, a causa de la “ley del latido” después de las seis semanas de gestación, la ILE ya se considera un crimen.

De acuerdo con datos de diversos grupos, actualmente el aborto en clínicas de EU se está volviendo sumamente caro e inaccesible para la mayoría de las mujeres. Es por esta razón que los citados grupos, y muchos otros en México, ayudan a las mujeres a abortar con misoprostol, un fármaco cuyo uso para interrumpir elembarazo está respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO). También se han estado apoyando de profesionales de la salud para realizar sus interrupciones con medicamento combinado, Mifepristona y Misoprostol, el cual, además de también estar avalado por la OMS, es el más recomendado, ya que cuenta con una efectividad del 98%.

Para que las interrupciones sean seguras, deberán ser oportunas y confiables, utilizar tecnologías disponibles para la atención ambulatoria (farmacológicas y quirúrgicas), llevarse a cabo por personal capacitado,en ambientes apropiados e incluir consejería sobre los procedimientos y los métodos anticonceptivos (En caso de que la usuaria así lo requiera), basada en información científica, actualizada y respetuosa de los principios de equidad, no discriminación y libre de estigmas.

Es importante que las mujeres conozcan que el aborto autogestionado se puede hacer en casa, de manera segura, con el acompañamiento de profesionales de la salud a través de una línea de teléfono o mensajería, e incluso con la presencia de alguien de absoluta confianza que pueda llevar a quien lo realice al hospital en caso de que sea necesario.