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En México, es urgente fortalecer y normalizar la adopción responsable como la primera opción para integrar animales de compañía a los hogares

No comprar ni regalar animales en estas fechas

En esta temporada navideña, el Año Nuevo y Día de Reyes , cuando el consumo se intensifica y los regalos se multiplican, es fundamental reflexionar sobre un mensaje urgente: los animales de compañía no son objetos ni sorpresas, sino seres sintientes con necesidades físicas, emocionales y sociales. Regalar un animal implica una responsabilidad que va mucho más allá de la emoción del momento. Un perro o un gato no es un juguete que se guarda cuando pasa la novedad; es un compromiso de años que debe asumirse con plena conciencia.

Integrar a un animal de compañía en el hogar significa reconocerlo como un miembro más de la familia, con derecho a cuidados, respeto, atención veterinaria, tiempo y afecto. Cuando un animal es regalado sin reflexión, muchas veces termina abandonado, maltratado o en albergues saturados. La Navidad , el Año Nuevo y Día de Reyes debería ser una época de empatía y responsabilidad, no el inicio de una cadena de abandono que se repite cada año.

No comprar ni regalar animales en estas fechas
Cuando un animal es regalado sin reflexión, muchas veces termina abandonado, maltratado o en albergues saturados

De igual forma, los animales silvestres no deben ser vistos como regalos exóticos ni símbolos de estatus. Su lugar está en la naturaleza, no en jaulas ni hogares donde se vulnera su bienestar y se fomenta el tráfico ilegal de especies. Respetarlos es entender que no existen para el entretenimiento humano, sino que cumplen una función vital en los ecosistemas que compartimos.

En México, es urgente fortalecer y normalizar la adopción responsable como la primera opción para integrar animales de compañía a los hogares. Miles de perros y gatos esperan una oportunidad digna en refugios y albergues que sobreviven gracias al esfuerzo ciudadano. Sin embargo, estos espacios enfrentan abandono institucional, falta de recursos y, en muchos casos, persecución en lugar de apoyo por parte de las autoridades.

El gobierno debe asumir un compromiso real y sostenido con la protección animal, implementando programas de apoyo financiero, capacitación y mejora de infraestructura para los refugios. Estos albergues realizan desde hace décadas una labor que ni el Estado ni gran parte de la sociedad supieron o quisieron asumir. Reconocer su trabajo y fortalecerlo no es un favor: es una deuda pendiente con los animales y con una sociedad que aspira a ser más justa y compasiva.