La actividad que más disfruta es bañar a Ely porque ve cómo disfruta del chorro del agua que refresca todo su cuerpo
No es necesario usar anestesia para revisar a Ely, desde que se implementó Programa de Enriquecimiento Ambiental, reconocen trabajadores del Zoológico de Aragón
Marco Antonio Badillo Landín, David García Delgado, David Aguirre Guadarrama y Leticia Hurtado Estrada, son los cuatro cuidadores de Ely, la elefanta rescatada de un circo y quien desde hace siete años habita en el Zoológico de San Juan de Aragón, donde le dieron tratamientos necesarios y cuidados para que gozara de una vida saludable.
Marco Badillo, David García, David Aguirre y Leticia Hurtado aseguran que han encontrado en esta elefanta africana su motivación principal para levantarse temprano todos los días, trabajar en equipo y atender a esta huésped muy querida del Zoológico de Aragón.
“Para mí es parte de mi vida, es un lazo afectivo el que tenemos, ella me conoce muy bien, pide atención y también nos permite un acercamiento, nos presta sus patas para que las revisemos. Ella es muy especial, esa confianza que nos tiene como cuidadores es algo bien importante”, expresa Marco Antonio, quien cuida a Ely desde que llegó a Aragón.
David García también está al pendiente de la salud de la elefanta, de los manejos que requiere para estar bien a través del programa de Enriquecimiento de tipo alimenticio y cognitivo que garantiza su buen estado de salud.
“Es muy inteligente y evalúa a cada persona que ve, y sabe cómo abordar a cada persona. Sabe quién llega y está distraído, a quién puede asustar y a quién no, es juguetona y muy analítica porque desde que vas entrando analiza tus pasos, la forma de acercarte, te va analizando y va decidiendo cómo actuar”, platica David.
Asegura que gracias al programa de Enriquecimiento, Ely ha aprendido muchas conductas que facilitan distintos manejos para revisarla y no hacer uso de la anestesia.
“Trabajo de lleno con Ely, con condicionamiento operante por refuerzo positivo a través de contacto protegido, esto es para no arriesgarnos. El ejemplar lo hace todo por su propia voluntad, aprende a desarrollar conductas que nosotros necesitamos para darle un seguimiento médico. Hay gran variedad de técnicas, esa es la base del Enriquecimiento: agregar estímulos externos de lo que no tienen acceso comúnmente”, comenta
Explica que en el albergue de Ely son colocados algunos costales cargados de fruta y pasto, y ella tiene que seguir un proceso para poder llegar a la fruta: “tiene que sacudirlos, sacar la avena para sacar una manzana, un plátano u otra fruta que está al fondo del costal. Le encantan y eso se ve a simple vista”.
David admite que no ha sido una tarea sencilla, porque a los cuidadores les costó seis meses lograr que la elefanta, de entre 30 y 35 años de edad, ejecutara lo aprendido: “Ella provenía de un circo donde la entrenaban a través del dolor, ahora goza de espacios de esparcimiento con estímulos externos para que desarrolle conductas naturales de su especie que vive en vida libre”.
David Aguirre Guadarrama se levanta muy temprano todos los días, para llegar a las 7 de la mañana a San Juan de Aragón y saludar a Ely, limpiarle su refugio, su casa de noche, asear el arenero y darle de desayunar a las 9 de la mañana. Aunque tiene poco tiempo de convivir con la elefanta, con orgullo expresa que le agrada su trabajo y reconoce que le ha tomado mucho cariño: “Para mí como trabajador es un privilegio estar con ella y ver que está muy bien cuidada. Le estoy agarrando mucho cariño, se deja manejar muy fácilmente para lo que es revisión de sus patas, trompa, orejas”.
Leticia Hurtado Estrada también forma parte del equipo de cuidadores. Comenta que le agradan todas las especies pero reconoce que quedó asombrada con la inteligencia de Ely: “La especie me encanta, yo creo que a todos nos encanta. Por todo lo que requiere día con día es una tarea muy difícil, pero Ely nos ayuda mucho, es especial e inteligente y eso me facilita atenderla”.
Leticia le da de comer a Ely y apoya en las acciones de chequeos médicos que se realizan todos los días. Su labor también comienza muy temprano y el equipo se organiza para cumplir con los horarios en que se lleva la comida al albergue de Ely: a las 9 de la mañana, 12 del día, 2 de la tarde y 4 de la tarde.
Leticia comenta que la clave para poder realizar correctamente su trabajo es mantener comunicación con ella, hablarle, “nos tiene que conocer y, por su puesto, ser amigables. Todo implica mucho trabajo, pero realmente es maravilloso este trabajo que tenemos”.
La actividad que más disfruta es bañar a Ely porque ve cómo disfruta del chorro del agua que refresca todo su cuerpo; Ely se acuesta boca abajo, estira las patas y se mueve para que se moje todo su cuerpo, en señal de que disfruta el agua.
“Lo que me encanta ver de Ely es su baño, su baño es fenomenal, estupendo. Lo disfruta plenamente. Ella y nosotros lo disfrutamos, de ver cómo le gusta. También para la gente es una maravilla cuando la ven”, agrega Leticia.