Los adultos mayores, aunque no tengan enfermedades, comienzan a manifestar los cambios propios de la edad, como por ejemplo, se baja la vitalidad, la fuerza, se van perdiendo paulatinamente los biorritmos, el oído y el área social, en donde se ve un fenómeno de pérdidas, pues los hijos crecen, se van a su vida, y “nosotros nos quedamos con nosotros mismos”, afirmó Yosume Obien, Gerontóloga de la Universidad Lasalle.