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Miles de caballos americanos importados y sus crías terminan en los platos surcoreano

Policía de Corea del Sur Investiga asesinato de caballos de carrera tras video de PETA

Después de la investigación de PETA sobre el tratamiento a antiguos caballos de carrera provenientes de EE.UU. y sus descendientes – que incluye una filmación donde se ven caballos que tiemblan aterrados y que son golpeados en la cara mientras son obligados a ingresar a un matadero y luego son asesinados para carne en Corea del Sur –, la policía de Jeju Seobu está investigando las presuntas violaciones a la Ley de Protección Animal.

Los testigos investigadores de PETA captaron en filmaciones a los caballos en el mayor matadero de caballos de Corea del Sur en nueve fechas desde abril de 2018 y febrero de 2019 y pudieron identificar a 22 caballos pura sangre

Además, tanto el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales de Corea (MAFRA) y la Korea Racing Authority (KRA) han dicho que harán lo que PETA ha solicitado y trabajan para implementar un programa de retiro para los caballos de carrera.

Corea del Sur, donde abundan los restaurantes que sirven carne de caballo, espera convertirse en un fuerte jugador en las carreras de caballos internacionales (los coreanos apuestan más de US$8 mil millones anualmente en carreras).

Al igual que en los Estados Unidos, las carreras tienen lugar en pistas de tierra, por lo que Korea Racing Authority (KRA) importa cientos de caballos americanos cada año para carreras y cría.

Mientras enérgicamente cría e importa sangre nueva para mejorar las carreras en Corea del Sur, KRA descarta aquellos caballos que se lesionan o no triunfan. Un oficial de KRA declaró en 2018 que de los 1,600 caballos “retirados” de la industria de las carreras cada año, solo 50 (cerca del 3 por ciento) son considerados aptos para otros usos ecuestres.

¿Dónde va todo el resto? Se vende carne de caballo en restaurantes y en supermercados, y la grasa de caballo o “aceite” son usados en productos de belleza. Los investigadores de PETA viajaron a Jeju en Corea del Sur para poner al descubierto el destino de estos caballos americanos y sus crías.

Los testigos investigadores de PETA captaron en filmaciones a los caballos en el mayor matadero de caballos de Corea del Sur en nueve fechas desde abril de 2018 y febrero de 2019 y pudieron identificar a 22 caballos pura sangre. Uno había nacido en EE.UU., 19 eran de padres americanos, y 11 de madres americanas. Tenían entre 2 y 13 años de edad cuando fueron enviados al matadero, con un promedio de 4 años. Aquí están, minutos antes de ser asesinados:

Algunos de los caballos que llegaban al matadero parecían haber llegado directamente del hipódromo; uno de ellos, Cape Magic, llegó un lunes a la mañana con un enorme vendaje en su pierna

Seungja Yechan significa “Felicita al ganador” en coreano, poco consuelo para este hijo de la leyenda estadounidense Medaglia d’Oro, filmado en el matadero de Nonghyup el 8 de mayo de 2018.

Las marcas de congelación en sus hombros les revelaron a los investigadores su identidad. Reportes indican que corrió cuatro veces y fue retirado en su quinta carrera. A diferencia de sus medio hermanas Rachel Alexandra y Songbird, quienes ganaron $3.5 millones de dólares y $4.69 millones de dólares respectivamente, Seungja Yechan no ganó un centavo (a menos que cuentes los $17 dólares por libra cobrados por su carne en el supermercado).

KRA, que es parte del ministerio de Agricultura, Alimentación y Asuntos Rurales (MAFRA), trata de que se considere a Corea del Sur una nación seria y respetable en lo que respecta a las carreras mientras también apoya el consumo de carne de caballo.

El presidente de KRA declaró en 2012: “A diferencia de otras crías de animales reproducidos fundamentalmente para comerlos, los caballos pueden satisfacer varios propósitos (…) La carne de caballo es buena y trabajaremos en formas de alentar a la gente a comerla en el futuro”.

El reciente plan a cinco años de MAFRA para respaldar la industria del caballo incluyó la promoción de “carne de caballo, cosmética y otros productos comerciales”. Dijo un oficial: “La cría de caballos creará nuevos empleos, como adiestradores de caballos y veterinarios. La carne de caballo y otros productos hechos con caballos estarán más fácilmente disponibles”.

Algunos de los caballos que llegaban al matadero parecían haber llegado directamente del hipódromo; uno de ellos, Cape Magic, llegó un lunes a la mañana con un enorme vendaje en su pierna. Según los reportes, él había corrido el viernes en Busan, y fue asesinado en menos de 72 horas tras no terminar en las primeras tres posiciones en la carrera.

Otros pura sangre que PETA vio en el matadero estaban desarreglados, llenos de barro, apelmazados o con motas. Luego de ver a la yegua de 4 años Winning Design llegar en malas condiciones, los investigadores de PETA visitaron la granja de la que ella había llegado.

Propiedad de una familia que también opera un restaurante que sirve carne de caballo, la granja confinó a docenas de caballos sucios y descuidados en rediles y casillas llenos de estiércol. El hedor de las heces predominaba. Una yegua flaca se veía gravemente enferma, tenía un ojo ulcerado, pérdida de pelo y llagas.

En el matadero, los investigadores de PETA se sorprendieron al ver a los trabajadores golpear a los caballos con palos para que se dieran vuelta y salieran de los camiones y caminaran hacia la puerta de entrada

En el matadero, los investigadores de PETA se sorprendieron al ver a los trabajadores golpear a los caballos con palos para que se dieran vuelta y salieran de los camiones y caminaran hacia la puerta de entrada. Los caballos se juntaban, claramente aterrados, mientras los hombres los golpeaban, también en la cara.

La Dra. Temple Grandin observó la filmación y concluyó:

“La manipulación de los caballos durante la descarga de camiones no fue aceptable. Golpear a un caballo en la cara es abusivo. … Es obvio que la gente que descarga a los caballos no ha tenido nunca ninguna capacitación en manejo de ganado”.

Dentro del matadero, los trabajadores empujaban a los caballos por los bretes y dentro de una caja de matanza diseñada para el ganado. Un oficial de Animal and Plant Quarantine Agency le dijo a The Korea Observer:

“Aturdimos a los caballos con el mismo martillo que usamos para las vacas. Puede volverse un poco desagradable si no pierden el conocimiento al primer disparo”.

Sin embargo, más allá de las obvias diferencias anatómicas, los caballos generalmente son más nerviosos y asustadizos, y pueden tratar de alejarse bruscamente al ver una pistola de perno cautivo dirigiéndose a su cabeza.

Los caballos inadecuadamente sujetados dificultan mucho el disparo preciso del matarife. Peor aún, muchos de los caballos llegan en pares, y el investigador de PETA vio que a la potra Royal River le dispararon justo frente a su compañero Air Blade, quien tuvo que ver cómo la elevaban en el aire.

Esto violó la Ley de Protección Animal de Corea, y PETA y una agrupación coreana de protección animal presentaron una queja por esto y por los golpes, a la oficina del Fiscal de Distrito en la ciudad de Jeju.

La ambición de KRA de elevar la calidad de las carreras de Corea del Sur la ha llevado a importar más de 3,600 caballos americanos para carreras y cría en los últimos 10 años. En la enorme instalación de cría de KRA y granjas privados de todo el país, los padrillos son tratados como fábricas de semen, obligados a montar yeguas varias veces al día durante la época de cría.

Las yeguas son sujetadas, lavadas, lubricadas, les vendan la cola y las colocan contra una tabla para apoyar el pecho durante la monta. Los trabajadores hacen un lazo con una soga firmemente apretada alrededor del labio superior de la yegua, que es unida a una vara, para mantenerlas en el lugar.

Otros amarran botas de reproducción a los pies posteriores de las yeguas para que no lastimen al padrillo al patear. Las lesiones parecen ser comunes. Los investigadores de PETA vieron lo siguiente:

La yegua de cría americana, Catch Me Later, cuyo pie posterior derecho estaba tan dolorido que no podía poner peso sobre él, por lo que los trabajadores no pudieron ponerle una bota de reproducción en su otro pie, sin embargo tuvo que soportar el peso de ambos un fastidioso padrillo y Colonel John durante el apareamiento. Cojeaba muy dolorida cuando los trabajadores la dejaron salir del cobertizo de reproducción.

El ojo derecho del padrillo Sadamu Patek estaba sumamente hinchado, ulcerado y supuraba pus.

La laminitis (enfermedad del pie) de la yegua de cría americana Annika Queen era tan severa que apenas podía caminar, pero sus dueños la obligaron a amamantar a un segundo potro, además del propio, y debido a su cojera, no podía rechazar al otro potro. Un director de la granja dijo que la enviaría al matadero cuando ya no la precisaran para amamantar.