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El contrato a la empresa privada Susoma Soluciones Ambientales S. de R.L. de C.V desata preocupación por el derecho a “control de fauna”

¿Quién es en realidad nocivo: la fauna o el tren?

La fauna no puede ser clasificada como nociva en su propio hábitat. Este enfoque bajo el que opera el Tren Maya es contrario a los principios esenciales para la protección de la biodiversidad.

Una vez más, viene a exponer la evidente carencia de una planeación ambiental adecuada durante su construcción y ahora operación, así como la falta de escucha y atención a las alertas que reiteradamente han sido emitidas por personas expertas respecto a la fragmentación de ecosistemas, aumentando el riesgo al que se enfrentan especies como el jaguar, ya en peligro de extinción.

¿Quién es en realidad nocivo: la fauna o el tren?
La interpretación abierta permite que especies como el jaguar, tapir y venado pueden ser clasificados como “peligrosos” para las operaciones del Tren Maya

En días recientes, medios de comunicación dieron a conocer detalles del contrato TM-CGRMSG-SVS-0200/204 otorgado por Tren Maya, S.A. DE C.V. a la empresa privada Susoma Soluciones Ambientales S. de R.L. de C.V. Este contrato, está dividido en siete partidas, cada una por tramo desde Palenque, Chiapas, hasta Escárcega Campeche.

Preocupación especial generó el derecho a “control de fauna” y la apertura a la interpretación que permite clasificar animales nativos de la selva como el jaguar, el tapir y el venado como ‘peligrosos’ para las operaciones de la estructura ferroviaria del Tren Maya. Un apartado en particular menciona el sacrificio bajo la NOM-033-SAG/ ZOO-2014.

De esta manera, la empresa a cargo de ejecutar el contrato recibe un pago de más de 9 millones de pesos para perturbar a las especies de la región a través de “estrategias de ahuyentamiento” mediante el uso de feromonas, ruidos y pirotecnia, con la finalidad de evitar la presencia de fauna que comprometa las operaciones del Tren. Por si fuera poco, también se plantea un “trampeo sistémico” para la captura de mamíferos y aves, mediante el uso de trampas tipo Tomahawk, la instalación de redes de caída y transversales, así como el uso de dardos tranquilizantes. Este desplazamiento forzado está ocurriendo en los polígonos y corredores que han formado parte del hábitat de las especies de la región.

Carlos Samayoa, campañista por la  Selva Maya en Greenpeace México, dijo: “Nos sumamos a las voces de la ciudadanía que solicitan a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales revisar esta situación para garantizar el cumplimiento de las normas ambientales y urgimos al gobierno mexicano a reconsiderar el enfoque de sus prácticas para garantizar mecanismos efectivos de protección de la biodiversidad en la Península de Yucatán”.

Las políticas públicas deben enfocarse en preservar hábitats y garantizar corredores biológicos para las especies que se han visto afectadas y que se encuentran amenazadas, lo cual puede ser el inicio de un trabajo orientado a lograr una verdadera protección del entorno y las especies que lo habitan.