Los impresos novohispanos estuvieron en manos del primer teniente del ejército norteamericano, James Wall Schureman, quien combatió al servicio del general Winfield S. Scott
Repatrian libros sustraídos en intervención de EU
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), expresa su beneplácito por la repatriación de una veintena de bienes precolombinos elaborados por las culturas mesoamericanas, así como de un par de volúmenes impresos de los siglos XVII y XVIII, estos últimos sustraídos durante la intervención estadounidense en México (1847-1848).
El lote de objetos, producto de restituciones voluntarias, es signo de un cambio de mentalidad y de cooperación binacional, que impacta positivamente en el conocimiento de un momento histórico que definió los destinos de ambos países.
El conjunto de piezas arqueológicas y libros históricos fue repatriado, vía valija diplomática, por la Secretaría de Relaciones Exteriores, la cual gestionó su retorno a través de la Consultoría Jurídica de la Cancillería y del Consulado General de México en Nueva York. Los bienes se resguardan en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH, instancia que realizará la debida inscripción pública de los monumentos susceptibles de ello en el Sistema Único de Registro Público, para su posterior investigación y conservación por parte de especialistas del instituto.
En esta cooperación, destaca la iniciativa de la Asociación Histórica del Condado de Monmouth (MCHA, por sus siglas en inglés), de Nueva Jersey, organización sin fines de lucro que posee una colección donada en 1933 por un descendiente del militar James Wall Schureman (1822-1852), que combatió en la invasión estadounidense a México, cuyo culmen fue la toma de la Ciudad de México, a mediados de septiembre de 1847.
De dicha colección proceden los dos volúmenes repatriados, a los que se suma un tercero que fue devuelto a México por la misma vía diplomática, a inicios de febrero pasado. Cabe destacar el ahínco del autor Rick Geffken, quien, al visitar hace dos años la biblioteca de la MCHA, reparó en el origen de estos libros y, desde entonces, junto con miembros de dicha asociación histórica, se puso en contacto con el cónsul general de México en Nueva York, Jorge Islas López, para gestionar su retorno.
Como señala el subdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del INAH, Jaime Alejandro Bautista Valdespino, los tres documentos muestran la misma nota en inglés en la primera hoja: “La familia de James Wall Schureman Campbell / sobrino de James Wall Schureman, primer teniente del ejército de los EE.UU., sirviendo con el general Winfield S. Scott en la guerra contra México / Este libro tomado de un palacio en la Ciudad de México”. Es sabido que, una vez firmado el Tratado Guadalupe Hidalgo, las tropas estadounidenses abandonaron la capital mexicana el 12 de junio de 1848.
El arqueólogo Bautista Valdespino comenta que uno de los dos libros recientemente repatriados data de 1714. En él se hacen del conocimiento del rey de España los méritos del “licenciado DON FELIPE Rodriguez de Ledefma, Cornejo, Núñez de Prado, y Zúñiga: Canonigo de los mas antiguos de la Santa Igefia Cathedral de la Ciudad de los Angeles en la Nueva-Efpaña […]”, y se adjunta un extenso árbol genealógico. El impreso termina con la siguiente frase: “Con licencia en la Puebla: por la viuda de Miguel de Ortega”.
El segundo volumen versa sobre el sistema hidráulico de la cuenca de México, conteniendo un “Reglamento General de las Medidas de las Aguas”, en su parte media, y un mapa desplegable de la región. Es necesario recalcar que en realidad integra tres impresos de diferentes épocas, todos encuadernados, el primero es de 1637 y los otros datan del siglo XVIII, en ellos se asientan los problemas de inundación de la capital novohispana.
Acerca del tercer libro, fechado en 1715, el cual fue repatriado hace dos meses, el arqueólogo indica que en sus primeras páginas reza: “Fundación de obra pía para mantenimiento de Estudiantes…” y, de acuerdo con la Asociación Histórica del Condado de Monmouth, contiene pautas para la dedicación de un colegio de parte de José de la Puente y Peña, quien cruzó el Atlántico hacia México a los 15 años y llegaría a ser conocido como el marqués de la Villapuente, personaje que se granjeó la empatía del entonces rey Carlos II.
Dos milenios de historia de Mesoamérica
Respecto a las piezas prehispánicas, el especialista de la Dirección de Registro Público del INAH, Pablo Daniel López Sánchez, detalló que provienen principalmente de las áreas culturales de la costa del Golfo y del Altiplano Central, y cubren un arco temporal de dos milenios, que va del periodo Preclásico al Posclásico Tardío, es decir, del año 600 a.C., a los siglos cercanos al contacto español.
Se observan dos pequeños morteros tallados en roca volcánica, procedentes del altiplano queretano, fragmentos de sellos y figurillas antropomorfas de la tradición tumbas de tiro del occidente mexicano; así como de los estilos totonaca —conocidas como “carita sonriente”— y teotihuacano, que datan del periodo Clásico mesoamericano (400-900 d.C.), señala el arqueólogo.
Del conjunto resalta una escultura realizada en roca, posiblemente diorita, cuyas dimensiones son 23.5 cm de alto, 14.5 cm de ancho y 7.5 cm de espesor. Representa a un personaje masculino desnudo, de pie, que porta tocado y comparte rasgos del estilo teotihuacano, desarrollado en el periodo Clásico mesoamericano. Cabe mencionar que, como parte de la restitución, se incluyen tres figurillas fragmentadas de la época virreinal temprana.
Estas piezas y los libros se suman a los 5 mil 865 bienes arqueológicos e históricos que se han repatriado a México en lo que va de esta administración, la cual ha realizado una destacada labor en materia de cooperación bilateral para la restitución de bienes culturales, estableciendo acuerdos con Estados Unidos, China, Guatemala, Belice, Chile, Perú, El Salvador, Uruguay, Suiza, Italia, Santa Lucía, entre otros.
El Gobierno de México refrenda su compromiso de combatir el tráfico ilícito de bienes culturales, así como de participar activamente en el fortalecimiento de los marcos legales nacionales e internacionales para la protección del patrimonio cultural.
Con acciones como esta, se da seguimiento a los esfuerzos realizados para el combate al tráfico ilícito de bienes culturales y para la repatriación de piezas que son patrimonio nacional y que se encuentran de manera ilegal en el extranjero. #MiPatrimonioNoSeVende