“La seguridad alimentaria es más que solo tener alimentos en la mesa”, enfatizó Sofía Ruiz
Sistema alimentario está roto: Alianza Alimentaria
Ante 60 representantes de gobiernos locales de México, la organización Alianza Alimentaria y Acción Climática impartió el taller “Seguridad alimentaria, clave para ciudades saludables, sostenibles y resilientes”, con la invitación de ICLEI – Gobiernos Locales por la Sostenibilidad. El encuentro subrayó la urgencia de integrar la alimentación sostenible como eje estratégico en las políticas públicas municipales.

Durante el taller, Sofía Ruiz Oldenbourg, gerente de políticas alimentarias de Alianza Alimentaria y Acción Climática, presentó datos sobre el impacto ambiental del sistema alimentario actual. Destacó que, aunque el consumo directo de agua por persona es de aproximadamente 366 litros al día, la huella hídrica relacionada con nuestra alimentación puede alcanzar hasta 5,000 litros diarios. Este dato ilustra cómo nuestras decisiones alimentarias están ligadas a la sostenibilidad del planeta.
La seguridad alimentaria, explicó, implica que todas las personas tengan acceso constante, suficiente y asequible a alimentos saludables y nutritivos. En México, una de cada cuatro personas vive en inseguridad alimentaria, una condición que va más allá de la desnutrición, pues también incluye una alimentación deficiente. “La seguridad alimentaria es más que solo tener alimentos en la mesa”, enfatizó Sofía Ruiz.
“El sistema alimentario actual es un sistema roto, que no solo no garantiza alimentos, sino que nos está enfermando y destruyendo las condiciones para generar más alimentos en el futuro.” — Sofía Ruiz, gerente de políticas alimentarias de Alianza Alimentaria y Acción Climática.
En este contexto, los alimentos no solo representan el problema, sino también una vía para la solución. La alimentación sostenible, promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), propone un modelo en el que la producción agrícola satisfaga las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, garantizando además rentabilidad, salud ambiental y equidad social.
Este enfoque no pretende eliminar tradiciones o restringir el consumo de ciertos alimentos, sino más bien priorizar aquellos que son saludables y sostenibles de producir. De hecho, adoptar una alimentación basada en plantas, que tiene una huella ambiental menor comparada con productos de origen animal, puede reducir hasta en un 30% el riesgo de enfermedades cardiovasculares y hasta en un 50% la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2.
“Vivimos en una paradoja alimentaria: el planeta produce suficientes alimentos para todas y todos, pero hoy 800 millones de personas se irán a dormir con hambre.” — Sofía Ruiz.
Para hacer realidad esta transformación, la colaboración entre gobiernos y organizaciones es fundamental. Las políticas públicas son herramientas clave para generar cambios estructurales, y los gobiernos locales tienen un papel estratégico en la implementación de modelos alimentarios más justos y sostenibles.
Por ello, la cooperación entre actores como Alianza Alimentaria, ICLEI y autoridades municipales es esencial para diseñar e implementar políticas alimentarias que mejoren la salud de la población, fortalezcan la reputación de los gobiernos locales y, sobre todo, protejan el medio ambiente.
“La seguridad y sostenibilidad alimentaria se sirven en el mismo plato. Una ciudad bien alimentada es una ciudad más fuerte y resiliente,” Sofía Ruiz.
En definitiva, garantizar el acceso a una alimentación sostenible y de calidad es un derecho humano. Asegurar que todas las personas puedan acceder a alimentos nutritivos, asequibles y culturalmente adecuados es la base para construir ciudades más saludables, equitativas y preparadas para enfrentar los retos del futuro.