De visita al Refugio de Comunidad Ecológica Izcuintle…
Una oportunidad de vida, una oportunidad canina
Primera parte
Popotes, Carlita, Niurka, Pepis, capulín, canelita, chillón, vikinga, romina, moni, dago y lulú, perritos que un día fueron abandonados en las calles, llegaron aquí al Refugio de Comunidad Ecológica Izcuintle, lugar que fue fundado en el 2001, por tres mujeres, que decidieron concientizar para contribuir a generar mayor conciencia sobre el abandono de estos animales: la Dra Leticia Servín, Vikky García y Cristi Tapia.
Prensa Animal visitó el Refugio de Comunidad Izcuintle, ubicado en algún lugar de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, un albergue construido con materiales de reciclado, que alberga a 80 perritos de todos los tamaños, razas y edades.
Edgar Ruiz, Coordinador de Voluntariados y donativos de Comunidad Izcuintle explica que el Refugio está construido para que vivan los perritos, mientras son adoptados, y ofrece un recorrido por las diferentes partes en las que se divide dicho Refugio.
Afirma que este Refugio además de dar alojamiento a los perritos abandonados tiene la misión de esterilizar y rehabilitar a estos animales que están en situación de calle.
Explica que el terreno en donde están, es prestado, sin embargo, ya pronto se van a mudar al primer albergue ecológico en Villas del Carbón. Aquí también realizan voluntariado , cada mes, en donde la gente asiste a barrer, limpiar las casitas de los perros, y bañarlos, además de convivir con los animales sacándolos a pasear.
Así, poco a poco Prensa Animal recorrió las diferentes áreas de que está compuesto el albergue, así en la primera parte, las personas llegan a participar en las pláticas ecológicas y en presentación de las condiciones de adopción.
Después se pasó a la segunda sección, en donde con gran algarabía y ladridos de muchos perritos, recibieron a las cámaras de Prensa Animal, Edgar Ruíz , explicó algunas de las historias de los perritos que aún esperan una familia.
Edgar Ruíz contó la historia de Pepis y Capulín, que fueron rescatados juntos, pero que hasta la fecha nadie los ha querido adoptar, pues se tienen que ir juntos, “ ya hasta tienen canas en sus pelito”.
Job, es un bóxer, que fue rescatado rumbo a Villas del Carbón, en los huesos, y ahora “ ya está listo para irse en adopción, ya que ahora es el presente para ellos, y quieren una familia”.
Edgar Ruíz, explicó que adoptar un perrito de edad avanzada conlleva grandes satisfacciones para la familia por que ya se conoce su temperamento, son perritos que están adaptados a la convivencia “ se tiene certidumbre de cómo se van a portar, por eso para las familias son grandes compañeros de vida, y van a tener muchos años a su lado”.
Sostuvo que para que un perrito se vaya en adopción, primeramente, el primer mes tienen un periodo de cuarentena, para revisar si está enfermo, después se comienza a rehabilitar para después darlo en adopción.
Continuará