Destacan expertas importancia para la reactivación económica de trabajos de cuidado. Representan 20% del PIB nacional, afirman
Urgen a incluir viajes de cuidado en planeación de movilidad
El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI Mexico, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), Mujeres en Movimiento, la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (SIMUS), la Asociación Mexicana de Autoridades por la Movilidad (AMAM) y la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), cerraron la Semana de la movilidad de la iniciativa Revolución Sostenible con dos paneles en el que se abordaron la creación de una movilidad incluyente y con perspectiva de género y el impulso a una logística urbana cero emisiones.
En el primer panel, Movilidad incluyente y con perspectiva de género en la nueva normalidad, se identificaron las prioridades y retos para asegurar que la nueva normalidad no exacerbe las desigualdades en las ciudades, particularmente en lo concerniente a las poblaciones vulnerables, como las mujeres. El panel arrancó con una introducción de Anette Ramírez, gerente de Políticas Públicas de Movilidad de WRI México, y fue moderado por Gisela Méndez, directora general de Ensamble Urbano.
Mabel Almaguer, directora de proyectos estratégicos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), explicó que lo primero que debe entenderse es que a partir de los roles de género es que se hace una división sexual del trabajo, y que en función de esto es que se diseñan e implementan cambios en las ciudades, y que en este sentido el modelo de ciudad actual fue concebido para responder a las necesidades de movilidad de los hombres.
Mientras que los hombres comúnmente realizan viajes pendulares (de ida y vuelta), las mujeres realizan viajes encadenados (con diversas paradas) y muy asociados al cuidado.
“No podemos hablar de movilidad del cuidado sin entender antes de qué hablamos cuando hablamos de los cuidados… tenemos que hablar sobre cómo sin los trabajos de cuidado cualquier sociedad y economía estaría perdida”, dijo la experta, en referencia a los trayectos que realizan las mujeres, por ejemplo, para llevar y recoger a sus hijos de las escuelas, para surtir de víveres sus hogares o para cuidar de sus adultos mayores o personas enfermas.
Almaguer sugirió como una de las posibles soluciones la creación de un marco normativo en el que el cuidado sea un derecho y que éste se vincule a los marcos de ordenamiento territorial.
“La revolución (en movilidad) empieza por las banquetas, con las mujeres caminando por las banquetas”, añadió, en referencia a la necesidad de atender las necesidades de movilidad de las mujeres, que se enfrentan a problemas de inseguridad por calles abandonadas y con poca iluminación.
Mónica Meltis, directora ejecutiva de Data Cívica, expuso que la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres, ya que, por ejemplo, éstas invierten tres veces más horas que los hombres en labores domésticas y dos veces más horas en labores de cuidado; porque el autoempleo representa el 32.2% del modo de trabajo de la población ocupada femenina, y porque durante la pandemia aumentaron en un 97% las llamadas de auxilio a la línea de la mujer sólo en la Ciudad de México, en gran medida debido simplemente a que las mujeres han tenido que pasar más tiempo en casa, que no siempre es el lugar más seguro para las mujeres.
Meltis también introdujo el tópico de la importancia de visibilizar a las poblaciones afectadas a través de las mediciones, y dijo que la importancia diferenciada que se le da a las personas se ve reflejada en a quiénes medimos.
“Tenemos muy poca información respecto a la movilidad de personas discapacitadas, de mujeres discapacitadas, de mujeres afroamericanas y de mujeres indígenas… las mujeres y personas migrantes son las que están sacando a flote muchas de las tareas esenciales”, aseguró.
Jody Pollock, líder G&I Programa Ciudades del Futuro de C230 Consultores, coincidió en que la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres, y mencionó como ejemplos el aumento en el desempleo y la precariedad laboral, y el hecho de que la mayoría de los trabajadores en sectores esenciales son mujeres. Lo anterior, explicó, es relevante puesto que las mujeres en el sector transporte, por ejemplo, suelen estar en puestos riesgosos en el contexto de la pandemia, tales como roles de limpieza y de taquilla.
Pollock también dijo que se ha incrementado el miedo entre las mujeres, quienes ya no pueden modificar sus viajes debido al temor a sufrir violencia, el miedo a contagiarse y porque los espacios públicos son más solos e inseguros.
“Podemos repensar el transporte público, diseñar para la movilidad del cuidado, promover la movilidad activa y mejorar las políticas laborales para el personal de transporte público… Hacer las banquetas seguras, accesibles, con buena iluminación, hay que diseñar las calles alrededor de las banquetas”, coincidió.
“Lo otro que hace falta son las voces de las personas afectadas por esas tomas de decisiones. Muchas veces no vemos a las personas usuarias u organizaciones de la sociedad civil a esas mesas de tomas de decisiones. (Debemos procurar) que realmente sea un proceso colaborativo, participativo, incluyente”, dijo.
En representación de las experiencias en otras ciudades latinoamericanas, Paula Bisiau, Asesora de la Alcaldía de Buenos Aires, contó que en Argentina hay una restricción muy fuerte de la movilidad que se traduce en que las mujeres que necesitan salir de sus casas por cuestiones de violencia no pueden hacerlo, y que muchas de ellas no cuentan con un automóvil ni tienen siquiera una licencia de conducir.
“Lo que sería interesante en una perspectiva a futuro sería impulsar la movilidad en el barrio, local. (En Argentina) se piensa en ampliar veredas en avenidas, corredores, y son obras que siempre pensamos en hacer desde hace años y con esta coyuntura se hizo y de manera rápida y relativamente masiva”, contó sobre las medidas que han implementado.
Viviana Tobón, especialista en movilidad de Medellín, consideró que hay un largo camino por recorrer para poder insertar una perspectiva de género en la movilidad en Latinoamérica, ya que en la región estamos retrasados en la conversación, todavía centrada en quitar el protagonismo al coche, por ejemplo.
“Es un problema que está en la discusión, pero no en la agenda”, dijo. Tobón sugirió además centrar las acciones en la realidad de las mujeres comunes, que no es necesariamente la misma realidad que viven los tomadores de decisiones.
Angie Palacios, ejecutiva principal de género y transporte de CAF, explicó que incluir una perspectiva de género en la movilidad no sólo es un tema de derechos y de libertad, sino un tema de cómo vamos a reactivar la economía.
“Ya sabíamos que el trabajo de cuidado no remunerado representa el 20% del PIB del país, que es más que lo que aporta la manufactura, el comercio, la minería, la construcción… es un montón”, señaló.
Palacios urgió a planificar con datos, y a reconocer que este es un paso adicional dentro de la planificación del transporte. También explicó que el transporte no sólo se trata de moverse, sino que una de sus funciones es acceder a servicios.
La Semana de la movilidad estuvo enmarcada dentro de la iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad, la cual pretende generar una conversación multisectorial hacia una recuperación pospandémica que nos lleve a una sociedad más resiliente a desastres y enfermedades, más justa y equitativa y cuidadosa del medio ambiente.
Durante la semana se identificaron líneas de solución para la movilidad como sector clave para la recuperación económica y para un regreso a la nueva normalidad que sea seguro, a través de la incorporación de criterios de inclusión, sostenibilidad, accesibilidad, equidad y cobertura.
Revolución Sostenible es una iniciativa de WRI México y las organizaciones aliadas Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Embajada Británica en México, la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ), la Iniciativa Climática de México (ICM), The Climate Reality Project América Latina, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).