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La fortificación de alimentos es una solución económica, sustentable, efectiva y de gran alcance, que tiene que ser implementada correctamente, advierten

52% de mexicanos llevan una dieta deficiente en hierro

Durante el Congreso que reúne cada año a empresas líderes de la industria de alimentos y bebidas de México y Latinoamérica: Food Tech Summit & Expo, la fundación internacional Changing Markets convocó a especialistas en nutrición y procesamiento de alimentos para presentar ‘El potencial de la fortificación de alimentos en México’ como respuesta a la doble carga de malnutrición que se vive en el país por los índices de obesidad y las deficiencias de micronutrientes –vitaminas y minerales– en la dieta de la población.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) muestra que de 1999 a 2016 continúa una alta prevalencia de estos padecimientos

La prevalencia de la anemia en México presenta un problema de salud pública que afecta a diferentes sectores de la población. En principio la anemia, afección relacionada con la deficiencia de hierro, es el padecimiento nutricional más frecuente en el país, 52% de mexicanos llevan una dieta deficiente en hierro, aseguró Vanessa De la Cruz-Góngora –investigadora y especialista en nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública.

“Si la anemia por deficiencia de hierro no es corregida antes de los dos años de edad, los daños sobre el desarrollo mental y el crecimiento físico son irreversibles”. 

A pesar de  de haber una tendencia en la disminución de anemia y deficiencia de minerales, como hierro y zinc, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) muestra que de 1999 a 2016 continúa una alta prevalencia de estos padecimientos.

En términos de salud, esto significa bajo peso al nacer, retraso en crecimiento, funciones auditivas y problemas en el desarrollo físico y mental de niñas y niños; hemorragias, partos prematuros, y morbimortalidad perinatal en mujeres embarazadas; y, en la población en general, pérdida de productividad laboral, depresión, decline cognitivo, entre otros problemas que se pueden presentar por deficiencias de micronutrientes, aunado a los costos económicos para las familias y  el sistema de salud.

Ante este panorama, la fortificación de alimentos, es decir, la adición de vitaminas y minerales esenciales a alimentos de consumo básico como las harinas de maíz y trigo, es una herramienta eficaz en la lucha contra las carencias de estos micronutrientes, en beneficio de la población en México, como lo ha expuesto Changing Markets anteriormente.

Por su parte David Morgan –especialista Técnico Senior de Global Alliance for Improved Nutrition (GAIN)–, aseguró que la fortificación de alimentos es una solución económica, sustentable, efectiva y de gran alcance.

Sin embargo, recordó que los programas de fortificación se enfrentan con obstáculos en la regulación, cumplimiento y monitoreo del gobierno a las empresas, para que estas cumplan de manera adecuada con la fortificación de sus productos.

Ante estos obstáculos, ”se recomiendan siete puntos de amplio alcance para mejorar el cumplimiento de la fortificación de alimentos: legislación clara, fuerte liderazgo, aplicación consistente de la legislación, mejoramiento de la capacidad humana y financiera, involucramiento de la sociedad civil, registro y captura de datos, así como construcción de relaciones entre los distintos sectores involucrados para el cumplimiento de la fortificación”, expuso el especialista.

Con motivo de la realización del Food Tech Summit & Expo 2019 Changing Markets recordó que la fortificación de harinas sirve para combatir deficiencias de micronutrientes cuando hace de manera correcta. Informes de la fundación han revelado que de 61 productos de las marcas de harinas de maíz y trigo más populares en México, sólo el 7% de estos están fortificados adecuadamente.

Mientras tan sólo 1% de las tortillas y 14% de los panes analizados para el informe Dándole la vuelta a la tortilla, están elaborados con harinas que cumplen con los requerimientos de fortificación de acuerdo con la legislación mexicana.

La fortificación de alimentos, es decir, la adición de vitaminas y minerales esenciales a alimentos de consumo básico como las harinas de maíz y trigo, es una herramienta eficaz en la lucha contra las carencias de estos micronutrientes

Si las tortillas y panes que son producidos industrialmente en México no son elaborados con harinas correctamente fortificadas, la intención de los programas de fortificación no presentará los resultados esperados, advirtieron.

Por lo anterior, se urge a la industria mexicana a cumplir con la legislación y al gobierno a fortalecer y ampliar la normatividad relacionada con la fortificación de harinas para cubrir productos de tortilla y pan, implementar inmediatamente su propio programa de monitoreo y se comprometa a garantizar su cumplimiento, con inspecciones constantes y la imposición de sanciones a cualquier empresa harinera o compañía de alimentos industrializados que no cumpla con la ley.

La fundación Changing Markets también ha revisado los programas voluntarios de fortificación en México.

El informe más reciente de la organización expuso que los productos de la marca Maizena-Unilever, una de las empresas de producción de alimentos más grande del mundo, no están siendo fortificados –adicionados con micronutrientes– tal como Unilever se comprometió voluntariamente desde la década de 1990, mientras la empresa Kellogg’s ha estado quitando silenciosamente los micronutrientes de sus ‘cereales para el desayuno’ a lo largo de los últimos 5 años.