Por: Diana Valencia

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Iniciemos un despertar, es el momento de la transformación de zoológicos, erradicando el añejo patrón de “aprovechamiento” animal. Ante esta coyuntura debemos cuestionarnos, ¿hay suficiente gasto para verdaderos y efectivos programas de conservación?, ¿qué pasará con las especies que solo son explotadas para exhibición?, que dicho sea de paso, son una abrumadora mayoría.

Al retomar la cotidianidad hacia la Nueva Normalidad, ¿cómo vislumbramos la relación con los demás animales?, ¿trataremos con mayor respeto y dignidad a estos seres privados de su libertad?. Es tiempo ya de no ver más a los animales, como objetos de exhibición.

Ante a esta emergencia de salud pública de preocupación internacional, se ha evidenciado que la humanidad no es omnipotente y lo insignificante que puede ser ante el esplendor de la Madre Tierra, a la que con nuestra interacción humana estamos destruyendo aceleradamente. En consecuencia cabe preguntarse, ¿nos lo permitirá?.

Debido a este aislamiento forzoso se hace necesario reflexionar y hacer un viraje a nuestra relación con los otros animales, comprender que solo coexistimos en el mismo planeta, que no somos los dueños, no lo fuimos antes  y no lo seremos jamás.

Esta cuarentena ha demostrado que los zoológicos, ya sean públicos o privados, no están preparados para una contingencia del tal magnitud, ni siquiera para cubrir la necesidad primaria del alimento. En diversos medios, ha aparecido información donde muchos de ellos han solicitado apoyo económico o alimento.

Otros, han implementado promociones para obtener recursos anticipadamente, y peor aún, se ha llegado al extremo de preparar una lista de ejemplares que podrían ser sacrificados para alimentar a otros. Sin olvidar a los que han abandonado a sus animales a su suerte, sin importarles que podrían morir de hambre, en una lenta y dolorosa agonía. Estos hechos confirman que los otros animales son considerados como simples mercancías que al no ser redituables, no son importantes.

La misma AZCARM (Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México), sin que en su escrito se advierta ninguna preocupación por los animales, manifestó al Presidente de la República, estar en espera de que los donativos en especie, principalmente alimentos, puedan ya concretarse, solicitando también la condonación de cuotas patronales del IMSS y poder reabrir sus centros en las primeras fases del retorno.

Si bien es cierto que la gran mayoría de los individuos cautivos, no lograrían sobrevivir en sus propios hábitats y tendrían que seguir bajo cuidado humano, si podría planificarse la transformación de los zoológicos a espacios de semi cautiverio.

En la actualidad se torna inevitable, ya que muchos de los animales, al provenir de decomisos particulares, el tráfico ilegal, e incluso de “adquisiciones legales”, en algún momento su destino podría ser el  llegar manos de las autoridades y, en consecuencia a la cautividad, por tal razón el resguardo legal de estas criaturas seguirá operando mientras el comercio de animales se siga tolerando, es por ello la imperante necesidad de que el modelo actual de zoológico deje de ser contemplado como un lugar de esparcimiento y buscar otras alternativas de actividades, que podrían impulsar la recreación familiar.

Aunque en mínima medida, hemos experimentado lo que los animales padecen al estar confinados en esos pequeños espacios, apenas sobreviviendo en un encierro perpetuo. Muchas personas, revalorizando su libertad, están concientizando sobre el menoscabo que hacemos a estos animales.

Es una realidad que hay especies que no son consideradas en los planes de conservación y desafortunadamente son muchas, para ello se esperaría el cuidado ético y profesional de los diversos especialistas y personal técnico, que se les dé un trato digno y respetuoso, bienestar, nutrición, entrenamiento (solo con fines médicos) y un correcto manejo a todos y cada uno de los animales, y  llegado el momento, brindarles una mejor oportunidad de vida en algún otro lugar, como podrían ser los centros dedicados a la protección de determinados grupos, como los santuarios. Sin omitir la importancia de la rehabilitación de los individuos que sean recuperados del tráfico de animales y encaminar esfuerzos para reinsertarlos a su entorno natural.

A corto plazo y como transición, los zoológicos capitalinos podrían no reabrir sus puertas al público, y es aquí donde se reconsidera el pilar de la educación, pudiendo así progresar sobre las mismas actividades que se están desarrollando actualmente, derivadas de las necesidades de la cuarentena, y continuar trabajando de la misma manera en que han venido haciéndolo, publicando las diferentes especies y/o individuos, dando información que eduque, siendo importante el hacerlo de manera directa para lograr que el auditorio se involucre y sienta que está con los animales justo en ese momento, observando pero también aprendiendo, conociéndolos y empatizando con ellos. Dado que los animales tienen la libertad de permanecer fuera o dentro de su recinto, muy conveniente sería, la instalación de cámaras en los albergues.

Es crucial que dejemos de ver a los animales como objetos y considerarlos sujetos, subrayando que ellos también son ALGUIEN, y no favorecer su cautividad.

Puntualizando, posiblemente no sea fácil, pero es ineludible reconsiderar la existencia de los zoológicos, siendo preciso un replanteo y acercamiento entre las instituciones como SEMARNAT, PROFEPA, CONABIO, y las universidades del país, así como con organismos internacionales como World Wild Fund for Nature (WWF), The Nature Conservancy (TNC), y universidades internacionales, etc. Todo esto con la finalidad de la creación de lugares de consideración y respeto a los animales, cuyo único propósito sea su bienestar y sana permanencia.  

Valoremos el mensaje que la Naturaleza en su gran sabiduría nos muestra, todos hemos sido testigos al ver alos animalesintentando reconquistar los espacios que les pertenecen, en la Tierra, en el aire  y en el agua.

“Los animales no solo necesitan vivir en su medio ambiente natural, su nicho ecológico también los necesita”.

Todo lo antes mencionado, ¿es ambicioso?, tal vez, pero … se vale soñar.

“Dicen que nadie posee tanto algo como aquel que lo sueña. Dicen que solo los sueños y los deseos son lo verdadero que tenemos”.

La frase es de Sara Sefchovich