El público podrá apreciar y adquirir productos artesanales de distintas ramas artesanales, entre ellas la textil -huipiles, blusas, entre otras
Arrancó la XI edición de la feria artesanal Tápame con tu rebozo. Arte popular mexicano
Con el objetivo de recuperar y fomentar el uso de los rebozos y revalorar la labor artesanal de las comunidades tejedoras y de artesanos de nuestro país, hasta el 16 de septiembre próximo tendrá verificativo la feria artesanal Tápame con tu rebozo. Arte popular mexicano, en el Museo Nacional de Culturas Populares. La entrada es libre.
La antropóloga Amparo Rincón Pérez dijo que esta fiesta del color, texturas e identidades regionales contará con la participación de 56 grupos artesanales -20 de los cuales son reboceros- provenientes de Aguascalientes, Campeche, Chiapas, la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Veracruz y Zacatecas.
La coordinadora de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU), instancia dependiente de la Secretaría de Cultura Federal, comentó que el rebozo tiene un origen mestizo como estructura, no como técnica, con más de 400 años de antigüedad.
Señaló que la herencia del rebozo es mestizaje y símbolo de nuestra identidad mexicana. Explicó que “el tejido hecho en telar de cintura -a manera de manta o tilma- se hace desde tiempos prehispánicos.
“El resultado eran lienzos rectangulares que se utilizaban como enredos, fajas o huipiles. Con la llegada de los españoles se impuso un nuevo orden político, social, cultural y religioso”.
Durante la época colonial la Iglesia católica prohibió a las mujeres entrar a los templos con la cabeza descubierta. Las españolas se ataviaban con las llamadas mantillas sevillanas, adornadas con barbas de hilo.
En tanto, las mujeres indígenas y posteriormente, las mestizas, modificaron estos lienzos nativos colocándoles flecos. Así surgió la aparición del rebozo, tal como se le conoce ahora.
El rebozo es una prenda femenina atemporal, de forma rectangular, alargada, de una sola pieza y terminados a cada extremo con anudados y flecos llamados rapacejos. La iconografía dibujada en ellos es infinita y revela la cosmogonía y creatividad de una comunidad. Los hay de materiales naturales como algodón, seda o lana, y también sintéticos como artisela, estambre u otras fibras. Para su confección se emplean dos técnicas, ya sea con telar de cintura o telar de pedal.
El rebozo no es una prenda de uso exclusivo en México porque es utilizado en varios países de Latinoamérica y se asocia principalmente con los pueblos originarios.
“Se dice que el rebozo es cuna, matrimonio y mortaja, porque cuando la mujer indígena va a ser madre lo primero que se le obsequia es un rebozo para cargar al bebé y como símbolo de bienvenida. Éste también sirve para transportar objetos o cubrirse de la lluvia, el sol o el frío. Incluso, hay quienes piden ser enterradas con su rebozo, pues guardan un apego emocional hacia él”, precioso Rincón Pérez.
A nombre de los artesanos, la señora Estela Zarate, proveniente de una de las comunidades de Oaxaca, agradeció, en el acto inaugural, que la organización de las ferias artesanales para exhibir y vender sus productos.
“Gracias a todas las autoridades que han hecho posible nuestra estancia aquí, porque en verdad tiene una gran importancia para nosotros que estamos ahí, en la sierra, estamos en las regiones, estamos en los cerros, estamos en las veredas tratando de mantener nuestras tradiciones y oficios artesanales.
“Por eso estamos aquí para venderlos, porque de estos vivimos nosotros los artesanos, viven nuestras familias, nuestros pueblos. Porque para eso también tenemos que hacer cargos por compromiso con la comunidad. Por eso nos sentimos muy contentos y satisfechos que las personalidades interesadas en todo esto sigan abriendo todo estos, que estos espacios se vayan, porque tienen gran importancia para las comunidades.
Rodolfo Rodríguez Castañeda, director del Museo Nacional de Culturas Populares, aseveró que la Feria del Rebozo es uno de los eventos más esperados. “Es como la Navidad para el museo porque es una fiesta”.
Rodríguez Castañeda explico que el evento “es economía, es identidad, son muchos factores. De nuestra parte es la manera de difundir su trabajo, difundir, su visión, su historia, si vida de cada estado, de cada región”.
Para la presente edición asistieron importantes colectivos reboceros de todo el país, algunos fundados desde la época colonial, entre los que destacan, comunidades mestizas de Santa María del Río, en San Luis Potosí; y Tenancingo de Degollado, en el Estado de México. Purépechas de Angahuan y Aranza, en Michoacán; zapotecas de San Miguel Cajonos, en Oaxaca; y amuzgas de Xochistlahuaca, en Guerrero, entre otras localidades.
No obstante que la labor de tejer estuvo durante mucho tiempo ligada al ámbito femenino, hoy en día las manos de reboceros varones han creado piezas prodigiosas, algunas de ellas reconocidas a nivel mundial.
Es el caso del Taller Rodríguez, en Santa María del Río, San Luis Potosí; La Rebocería El Milagro, en Uriangato, Guanajuato, la cual se ha resistido a desaparecer, pese a la disminución de talleres que elaboraban dicha prenda en su comunidad; o la Sociedad Cooperativa Textil Artesanal, en La Piedad de Cavadas, Michoacán.
Durante los días de la feria se podrá apreciar, además del rebozo, otros objetos utilitarios y ornamentales elaborados a mano que darán cuenta de la amplia diversidad artesanal realizada desde tiempos milenarios, con influencia de la época colonial o de factura contemporánea, en los que conviven la tradición y la creatividad de nuevas generaciones de artesanos.
Rebozos y arte popular se exhiben gracias al trabajo de comunidades indígenas mestizas, mayas, tzotziles, nahuas, mixtecas, amuzgas, purépechas, triquis, mazatecas, huaves, zapotecas, mixes y conca’ac.
El público podrá apreciar y adquirir productos artesanales de distintas ramas artesanales, entre ellas la textil -huipiles, blusas, bolsas o carteras-; metalistería, -joyas de ámbar chiapaneco o plata de las comunidades mazahuas del Estado de México, entre otras-; alfarería, cerámica y objetos elaborados con fibras vegetales y de madera.
Estas piezas poseen un gran valor cultural, resultado de la transmisión de saberes de generación en generación. En ellas podemos ver plasmada la historia de un pueblo, la creatividad, técnicas, diseños y todo aquello que los distingue, fortalece y enriquece. Representan horas, días, semanas e incluso meses de un trabajo hecho a mano.
Además de la expoventa artesanal, se llevará a cabo hoy viernes a las 18:00 horas la presentación del libro Hilando nuestras historias. El camino recorrido hacia una vida digna, del colectivo Masehual Siuamej Mosenyolchicauani. Mujeres indígenas que se apoyan.
En esta publicación se entretejen las historias y la lucha de mujeres artesanas de distintas localidades de la Sierra Norte de Puebla, quienes crearon esta organización hace más de dos décadas y que hoy agrupa a más de 200 integrantes.