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El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, anticipó que en 2024 se tendrá una producción de 37 millones 200 mil toneladas

Crecimiento de 2.0% en producción de granos

La producción total de granos y oleaginosas (maíz, frijol, trigo, arroz, sorgo y soya) del año agrícola 2024 se estima será superior en 2.0 por ciento respecto a 2018, al pasar de 36 millones 450 mil toneladas a 37 millones 200 mil toneladas, a pesar de dos años de sequía severa y un panorama global adverso, resaltó el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.

Crecimiento de 2.0% en producción de granos
Debido a la buena temporada de lluvias en el actual ciclo Primavera-Verano, se prevé una mejora en la producción de maíz para el año agrícola 2024, con un volumen de 27 millones 550 mil toneladas, cifra similar al récord de 2023

El funcionario federal destacó que el buen temporal del presente ciclo Primavera-Verano 2024, cuya producción de granos y oleaginosas se anticipa superior en 16 por ciento respecto a igual lapso de 2023, impulsará un mayor volumen de este subsector para el cierre de este ciclo agrícola 2024.

En reunión con representantes de la Cámara Nacional del Maíz Industrializado (Canami), Villalobos Arámbula comentó que en el caso del maíz, el crecimiento promedio anual del rendimiento fue de 2.5 por ciento, de 2019 a 2023.

Resaltó que se tiene autosuficiencia en maíz blanco, con un volumen de producción que aumentó de 23.7 millones de toneladas, en 2018, a 24.3 millones de toneladas en 2023.

Un reporte de la Secretaría de Agricultura señala que para el maíz, tanto blanco como amarillo, se preveía una reducción anual en 2024 debido a la falta de precipitaciones que mermaron la capacidad productiva del ciclo Otoño-Invierno 2023-2024, pero derivado del buen temporal en el Primavera-Verano que prevalece en el país –salvo la región Noroeste—, ahora se espera un volumen de 27 millones 550 mil toneladas al finalizar este año.

Esta cifra es similar al récord obtenido en 2023 e implica un crecimiento de 3.77 por ciento en comparación con el cierre de 2022 y se prevé que sea 1.4 por ciento mayor respecto al inicio de la presente administración.

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) y de la Coordinación General de Agricultura, se estiman también crecimientos en la producción de frijol, arroz y sorgo.

El primero cerraría 2024 en un millón 300 mil toneladas, ya que las lluvias llegaron a tiempo y no han parado, con lo cual prácticamente duplicaría el volumen del año previo, afectado por la sequía, y superaría el máximo alcanzado en 2021, de un millón 290 mil toneladas, con lo que se garantiza también la autosuficiencia.

Mientras que la producción de arroz se estima cierre en 290 mil toneladas, lo que implicaría 40 mil toneladas más en comparación con el año previo y, en el caso del sorgo, se esperan cinco millones 10 mil toneladas, superior en 190 mil toneladas respecto al cierre del año anterior.

La dependencia señaló que la producción nacional de soya se prevé cierre el presente año en 350 mil toneladas, 150 mil toneladas más respecto a 2023, mientras que la de trigo se estima finalice en dos millones 700 mil toneladas.

Crecimiento de 2.0% en producción de granos
En reunión con la Cámara Nacional del Maíz Industrializado (Canami), el titular de Agricultura señaló que en el caso del maíz el crecimiento promedio anual del rendimiento fue de 2.5 por ciento, de 2019 a 2023

Villalobos Arámbula destacó que la entrega directa, oportuna y sin corrupción a los productores de pequeña y mediana escala y el respaldo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) en el acceso de insumos de calidad, manejo de suelos y cuidado sanitario, contribuyen al aumento en la producción agroalimentaria y lo seguirán haciendo.

Afirmó que se entrega un campo productivo, en paz y con agua en la gran mayoría de las presas del país, y programas funcionales que privilegian a las poblaciones más vulnerables y dan de comer a los que nos dan de comer, lo que genera condiciones de igualdad para tener un desarrollo territorial sustentable, con justicia social y con seguridad alimentaria, así como cimientos sólidos para seguir en el fortalecimiento del sistema agroalimentario nacional.