Sólo habita en el continente americano y su distribución va desde el norte de México hasta el norte de Argentina
Conservar al rey jaguar para proteger todo su territorio
Este famoso y poderoso depredador es clave para reconectar importantes ecosistemas forestales que están amenazados por la pérdida y degradación de los bosques. En México, un nuevo proyecto trabaja con las comunidades locales para restaurar y conservar bosques prioritarios para el jaguar.
No es exagerado decir que el jaguar es especial.
Es el felino más grande en América. Sus mandíbulas -capaces de triturar huesos- son incluso más poderosas que las del león o el tigre, los dos felinos más grandes del planeta y los únicos que lo superan en tamaño.
A este fornido depredador -especializado en emboscar- lo encontramos merodeando por los árboles, deambulando por la selva tropical y los pantanos, y abalanzándose sobre sus presas con su poderoso cuerpo de hasta 160 kg.
En momentos más tranquilos, las hembras se acurrucan con sus cachorros en un árbol, o bien ronronean como cualquier otro gato.
Sólo habita en el continente americano y su distribución va desde el norte de México hasta el norte de Argentina.
Durante siglos, el jaguar ha sido un símbolo de poder, particularmente para los pueblos originarios. Su nombre procede de yaguar, palabra tupí-guaraní que significa «aquel que mata de un salto».
Con un rugido que asemeja un trueno, el color del sol ardiente y piel moteada, se entiende por qué el jaguar es considerado como un ser que reina sobre su entorno. Pero un rey no puede gobernar sólo a través de la fuerza y el miedo: un monarca debe proteger.
¿Qué hace del jaguar un protector de la selva?
El jaguar es un excelente indicador de un ecosistema forestal sano: si hay jaguares, significa que hay abundancia de especies que pueden ser sus presas. Cuantos más jaguares, mayor y más sano será el hábitat conectado.
El jaguar se considera una especie clave por su papel de depredador tope.
Si una especie así desaparece de un hábitat, como la piedra angular de un arco, todo el ecosistema puede cambiar o incluso colapsar.
Si se recupera al depredador principal, el sistema se mantiene con mayor equilibrio.
Un gran ejemplo de ello es este increíble vídeo de National Geographic que muestra cómo se transformó el Parque Nacional de Yellowstone cuando se reintrodujeron los lobos.
Cuando los jaguares y sus hábitats están sanos, todos nos beneficiamos.
Más de 53 millones de personas se benefician de los servicios ambientales (agua potable, captura de carbono, producción de oxígeno, polinización, etc.) que prestan los bosques que albergan al jaguar.
Restaurar el reino del jaguar
En la actualidad, el jaguar vive en zonas fragmentadas que suponen la mitad de su área de distribución histórica.
Las poblaciones de jaguar disminuyen, amenazadas por la deforestación y pérdida de hábitat derivada de la expansión agrícola y el desarrollo de infraestructura; así como por la caza furtiva y otras amenazas, incluidos los atropellamientos.
Esto es especialmente grave en México, donde entre 1990 y 2015 se perdieron 6,4 millones de hectáreas -una superficie del tamaño del país de Letonia- de cubierta forestal primaria.
En el paisaje del Pacífico Central, en lugares como Manantlán, Sierra Valle-Río Ameca, los municipios de Acaponeta, Compostela y Zapotán, WWF trabaja con el apoyo de SIG para restaurar y conservar zonas clave del hábitat forestal del jaguar.
A través del programa Forests Forward de WWF, SIG -proveedor de sistemas y soluciones de envasado- va más allá de sus compromisos de abastecimiento responsable y está invirtiendo en conservación, a través del apoyo a distintos proyectos de WWF.
Gracias al monitoreo de las poblaciones de jaguar en el paisaje del Pacífico Central, WWF y las comunidades locales colaboran para conectar estos fragmentos de bosque a través de la restauración forestal y de implementar una mejor gestión de la tierra, de modo que el jaguar pueda recorrer el territorio de nuevo.
«Trabajando con las comunidades locales que coexisten con el jaguar, estamos restaurando 750 hectáreas de selva y conservando eficazmente 100,000 hectáreas de hábitat privilegiado del jaguar», comenta Sandra Petrone, quien dirige el programa de Vida Silvestre de WWF México.
Tras un exhaustivo análisis del hábitat, el equipo ha identificado las zonas prioritarias para la reforestación y ha establecido viveros locales con cientos de plantas listas para empezar a obrar su magia: la restauración.
WWF México lleva más de diez años trabajando en el paisaje del Pacífico Central, enfocado en la restauración de manglares y en un innovador modelo de gestión del agua. Este modelo incluye el establecimiento de una reserva de agua para garantizar la disponibilidad del recurso hídrico tanto para las comunidades locales como para el medio ambiente.
A partir de 2022, el apoyo de SIG ha permitido a WWF ampliar su compromiso con las comunidades locales en temas como el monitoreo de fauna silvestre, mejores prácticas de gestión ganadera y la reducción de los conflictos entre el hombre y el jaguar.
La necesidad del jaguar de disponer de una amplia área de distribución, un hábitat natural saludable con abundantes presas lo convierte en un excelente ejemplo de especie «paraguas».
Para los conservacionistas, incluida una organización como WWF, esto significa que la conservación centrada en el jaguar ayuda a proteger a todas las demás especies presentes en el mismo ecosistema, al tiempo que beneficia a las comunidades locales.
Al igual que un paraguas protege de la lluvia todo lo que tiene debajo, el rey jaguar puede proteger su reino y a todos los que lo habitan.