Desde muy temprano, frente a Palacio Nacional en el Zócalo de la Ciudad de México, activistas de Acción Directa por Todas Partes, se encadenaron para protestar por la crueldad hacia los animales y para anunciar el impulso de la Ley de Rose, que consiste en que los animales sean libres en su hábitat y que no sean parte de la industria cárnica a que son sometidos.

Bajos las consignas “los animales no quieren morir”, “es violencia”, encadenados y con un cadáver de gato, guajolote, ave o perrito, los activistas con una camiseta azul se apostaron en el Zócalo capitalino, en el marco del Día Mundial de los animales, para protestar sobre la explotación que la industria cárnica realiza día con día.

Los activistas explicaron a Prensa Animal, que este movimiento se realizó al mismo tiempo a nivel mundial, en muchos países de Europa y América Latina para exigir a los gobernantes atender una declaratoria con cinco derechos básicos para los animales no humanos, que es la llamada Ley de Rose :

• El derecho a ser rescatado de situaciones de explotación.
• El derecho a no ser abusado, explotado o asesinado por los humanos.
• El derecho a que sus intereses estén representados en los tribunales y protegidos por la ley.
• El derecho a tener un hogar, hábitat o ecosistema protegidos.
• El derecho a ser libres-no propiedad- y tener un guardián actuando por su mejor interés.

Precisaron que traen los animales de granja a la ciudad para que se vea claramente cómo es el maltrato de que son objeto estos animales.

Los activistas escenificaron un performance en donde se enjaularon para emular a cerdos, pollos, vacas que pasan la vida en unas pequeñas jaulas para alimentar y ser parte de la industria de la carne.

Los bloqueos globales se correlacionan con el primer aniversario del rescate de una gallina llamada Rose de una granja industrial de Pataluma, California que abastece a Amazon. Imágenes de denunciantes revelaron miles de aves confinadas en espacios sucios, enfermos, sin poder caminar y hambrientos. Mientras Rose fue rescatada, la policía confiscó a otros nueve pollos de los brazos de los activistas y los asesinaron. Siete activistas han sido acusados de siete delitos graves cada uno, por los que ahora enfrentan años de prisión.