Bebidas energéticas, cafeína, productos milagro y medicamentos para lograr que las personas estén alertas, aprendan y memoricen mejor, se venden sin control en el mercado: Paul Carrillo Mora, de la Facultad de Ciencias de la UNAM
Alertan por incremento del consumo de fármacos y productos estimulantes
Bebidas energéticas, sustancias naturistas, cafeína, productos ‘milagro’ y fármacos sin prescripción médica son algunas sustancias estimulantes que se venden sin control en el mercado para estar alertas, fijar la atención, aprender y memorizar mejor, advirtió Paul Carrillo Mora, de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Explicó que la demanda y uso de estos productos se ha incrementado, en especial entre los jóvenes, pero los beneficios no están comprobados científicamente y, además, podrían tener efectos adversos que aún se desconocen, como boca seca, dolor de cabeza, ansiedad y problemas cutáneos, entre otros.
El universitario resaltó la necesidad de hacer estudios sobre los efectos de los estimulantes en la cognición de personas sanas y afirmó que la estimulación es biológicamente factible, aunque dependerá de contar con fármacos más selectivos o con múltiples mecanismos de acción.
Esas sustancias pueden tener efectos mixtos e inconsistentes sobre algunos aspectos de la cognición, en especial la atención y memoria; también sobre la motivación y en tareas más difíciles y monótonas, dijo el neurocientífico, integrante del Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra.
“Es posible que la estimulación cognitiva requiera una dirección, un adyuvante que la dirija al sitio deseado”, comentó.
Estímulos naturales
Ante la disyuntiva de estimular artificialmente o no al cerebro, el especialista recomendó favorecer otras estrategias no farmacológicas para impulsar el rendimiento cognitivo, como el ejercicio físico, la lectura, alimentación sana y suficientes horas de sueño.
Recomendó eliminar malos hábitos como el tabaquismo, alcoholismo y otras adicciones; también sugirió mantener la interacción social como una forma de motivación.
Asimismo, sugirió no estigmatizar las terapias de estimulación, discutir sobre los aspectos éticos (médicos, estudiantes, profesores, universidades y autoridades sanitarias), promover el uso responsable de fármacos (principalmente) y una estrecha farmacovigilancia de sus efectos adversos, así como desarrollar productos más seguros y con eficacia comprobada.
Finalmente, subrayó que la investigación sobre la estimulación en individuos sanos permitirá la potencial aplicación en pacientes con diversas patologías y ayudará a combatir el uso de productos milagro.