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El filme muestra una serie de testimonios de cómo la poesía de Jaime Sabines ha marcado a sus lectores

Cineteca Nacional exhibirá el documental Sin Dios y sin Diablo

Sin Dios y sin Diablo. Jaime Sabines y sus Lectores, película-documental del cineasta Claudio Issac que reúne una serie de testimonios que exaltan el significado de la poesía del poeta chiapaneco, iniciará proyecciones en la Cineteca Nacional, a partir del 8 de junio próximo.

La realización de Monstro Films, en coproducción con Alebrijes fue recibida con aplausos y favorables comentarios por un público que abarrotó el complejo de cines, por priorizar los testimonios con una mirada franca, directa y sencilla, en una atmosfera natural propicia para que cada uno de los más de veinte lectores expusiera sus testimonios, de cómo su lírica exalta sus sentimientos y guía sus vidas.

La narrativa fluyó entre la lectura de varios de los fragmentos de los poemas de Sabines por parte de la actriz Irene Azuela

La primer fue el pretexto para rememorar el 68 aniversario del poema Los amorosos, publicado por primera vez en el poemario Horal, bajo el sello de Joaquín Mortiz, y ponderar la trascendencia de la obra poética de uno de los autores contemporáneos que mayor identificación ha logrado en una amplia diversidad de generaciones.

Hombres y mujeres de diversas edades, actividades profesionales y oficios narraron en forma emotiva, elocuente y entusiasta, con dulzura, pasión, alegría y melancolía, sin intimidación a las cámaras, y en los escenarios propicios, sus primeros encuentros con las palabras del poeta.

Para ellos cada verso ha sido luz, vida, sentimientos, emociones, ternura, piedad, afecto y confort para el alma, a cada uno, desde la primera lectura, o desde la primera frases que escucharon alteró su camino para bien, ya sea para alcanzar paz, comprender el dolor, la muerte o el amor, pero sobre todo, para aceptarse y valorarse.

A las reclusas de Santa Martha Acatitla, María Elena Moreno y Natacha Lopvet Mrikhi, les “impactó el ritmo de las palabras”

En una serie de escenas perfectamente cuidadas, en un formato de grabación en video digital HD de 75 minutos de duración, las conversaciones fueron, también, un reconocimiento a los lectores del poeta nacido el 25 de marzo de 1926, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y fallecido en la Ciudad de México, el 19 de marzo de 1999.

Tomaron la palabra el filósofo, ensayista y poeta, Óscar Ernesto de la Borbolla: “parte de la gloria que se merece Sabines es haberse podido levantar como poeta contra el dolor humano. Nos ofrece un repertorio de maneras de entendernos más profundamente”, mientras que la poeta Claudia Hernández de Valle-Arizpe resaltó: “esos amorosos de Sabines somos todos”.

Isabel García y Alicia Hauffray Politi, bailarinas de ballet comentaron, respectivamente, que “nadie le había hecho sentir eso, hasta taquicardía” o “estar saliendo de un manicomio y estar entrando a un panteón”.

La narrativa fluyó entre la lectura de varios de los fragmentos de los poemas de Sabines por parte de la actriz Irene Azuela, intercalados con extractos de entrevistas en la que Jaime dijo: “No creo en los poetas de vocación, creo en los poetas del destino” y ponderó que: “la poesía es como una maldición o una bendición que nos salva del diario morir”.

A las reclusas de Santa Martha Acatitla, María Elena Moreno y Natacha Lopvet Mrikhi, les “impactó el ritmo de las palabras” o “me gusta como habla de la muerte porque no le teme”; indicaron respectivamente.

Para otros, su lectura es un acompañamiento íntimo. Federico Serrano-Díaz, opinó que “la gente recita a Sabine como citándose a sí misma. Es un hombre que conversas con su lector” o en voz de Julio Sabines, hijo: “uno se identifica porque pareciera que uno lo está diciendo”.

También el documental expone los testimonios de mediadores de salas de lectura como Marlene Moreno, de Pilar Jiménez Trejo, biógrafa del poeta

Más allá aún, David Anuar González, profesor de literatura afirmó: “Jaime Sabines es un recreo angustiado en su poesía, y es esa angustia existencial la que nos hermana”. Incluso, para Guadalupe García Álvarez, activista mazahua, su lírica “es ver una forma de vida, es establecer nuevas relaciones amorosas”.

También el documental expone los testimonios de mediadores de salas de lectura como Marlene Moreno, de Pilar Jiménez Trejo, biógrafa del poeta; Carmen Gaytán Rojo, directora del Museo de San Carlos; Catalina Navarrete Hernández, maestra de danza, Carlos A. Becerril, trabajador de diversos oficios; Vicente Rincón Gallardo, estudiante universitario; Kaissar Albert Afif Dabar, traductor de Sabines y Nellie Happee Zamora, coreógrafa, entre otros.

El realizador Claudio Issac, expresó previo al estreno que la obra de Sabines muestra que la poesía no es un género elitista ni inaccesible o sólo intelectual, porque también es emocional. Su película-documental desea “estimular la lectura, es un elogio al lector y los vasos comunicante de la lectura”.

El proyecto cinematográfico pretendió investigar que hay atrás de sus lectores anónimos y cómo han sido tocados por sus poderosos versos.

“Esta película es un tributo colectivo a Jaime Sabines como poeta, pero también es entre líneas un gesto personal de gratitud del hombre que me escuchó y aconsejó durante 20 años de amistad.

“En otro sentido, Sabines aquí es un conducto, el único que se me pudo haber ocurrido, porque a nadie se le quiere como a él para hablar de los lectores de su poesía, o incluso de los lectores de poesía en general. O mejor aún, no para hablar de los lectores, sino que ellos mismos hablaran, aquí se les da la palabra”.

Isaac indicó que “este documental procura combatir la superstición de que la poesía es un género elitista e inaccesible. Eso no es necesariamente cierto, y desde luego la poesía no nació como tal, les recordaré que todavía nuestras abuelas recitaban a Rubén Darío y Amado Nervo. Y a Sabines también se le recita, por eso representa un hilo del que podemos tirar para recuperar el vínculo de la poesía con sus lectores, la comunión que ahí se da”.

El proyecto cinematográfico pretendió investigar que hay atrás de sus lectores anónimos y cómo han sido tocados por sus poderosos versos

El título del filme se seleccionó de un verso de Los amorosos, “los amorosos son locos, sólo locos sin Dios y sin Diablo” porque “este título pretende rebasar la mera referencia. Me gustaría pensar que expresa la condición del lector de poesía que se encuentra ante el libro Sin Dios y sin Diablo, autónomo, libre pensador, no necesita ni a Dios ni al Diablo porque tiene los versos y comprende que se tiene a sí mismo”.