La pandemia provocada por el virus de COVID-19 y que mantiene al ser humano en aislamiento forzado ha traído consigo efectos beneficiosos a la fauna silvestre, y en este caso para algunas aves en su época reproductiva, ya que el hombre no ha invadido sus espacios, lo que ha dado tranquilidad a los animales, por lo menos durante este periodo, esto es parte de la experiencia que compartió la bióloga Patricia Escalante a Prensa Animal.

La también investigadora del Instituto de Biología de la UNAM y especialista en Ornitología comentó que durante su trabajo en los Tuxtlas ha detectado cambios favorables en el comportamiento de las aves ante la ausencia de humanos.

“Nosotros continuamos con el proyecto de reintroducción de la guacamaya roja en los Tuxtlas que ya tiene cinco años o más que lo empezamos y, pues necesitamos cuidar esta población y la estamos monitoreando en la época reproductiva, porque, pues es la época más vulnerable, pues es donde se pueden robar a los polluelos o ser atacados por los depredadores, por lo que han detectado que la ausencia de la presencia humana favorece a los animales porque están más tranquilos”, explicó.

Patricia Escalante detalló “ha sido notorio que gracias al encierro que hemos llevado a cabo para cuidarnos, ha tenido un efecto en la vida silvestre, por ejemplo, las aves siempre tienen que estar esperando a que se vayan los humanos para poder ocupar el territorio para alimentarse y cortejarse”

La investigadora señaló que partiendo de sus observaciones es muy agradable que las aves se sientan libres con la ausencia humana “nosotros en nuestro sitio de estudio, estamos en una reserva ecológica, de la cual una parte pequeña se ocupa con el público y la demás como reserva y entonces cuando llegamos ahora que hay menos gente, observamos más actividad de aves y esto ha coincidido con la época reproductiva y pues es muy bueno, en particular para las guacamayas, están como en su territorio, muy contentas. Ha sido bonito esa parte”.

Asimismo, la investigadora destaco que el tráfico y el comercio con los animales silvestres, en este caso de las aves, ha traído efectos negativos para la salud humana y de los mismos animales, “qué pasa con los patógenos de aves, que si pueden traer las aves que se comercian, por ejemplo, pueden importar problemas de enfermedades con nuestras aves de corral, por ejemplo; entonces se puede dar una enfermedad en aves de corral, ya sea por aves silvestres, como aves migratorias”.

“En el caso del comercio, pues sí se tuvo un caso reciente con los pericos argentinos o perico monje, que se estuvieron importando mucho cuando se cerró el comercio de aves de ornato en Europa, se vinieron a comprar aquí en México, se autorizaron, y algunos sí trajeron patógenos, como una enfermedad que se llama pacheco, entonces esas enfermedades, pues pueden afectar a otras aves y si entran en contacto, como pueden ser aves en zoológicos, en aviarios o las aves domésticas, puede afectar a la economía”, explicó.

Patricia Escalante, también resaltó los riesgos latentes “en el caso de la gripe aviar se vio que el comercio de fauna ,tenía algo que ver. En el caso de las aves no es que afecte al ser humano, pero sí afecta en la economía”.

Ante la experiencia del encierro provocado por la pandemia, la investigadora expuso “es muy importante que saquemos algo bueno, enseñanzas de esta experiencia que no habíamos vivido y unas si se pueden pues orientar hacia los animales, que tengamos mayor conciencia de que no les estamos dejando espacios y de muchas maneras estamos acabando con las especies; una es la captura y el comercio ilegal, otra es el espacio vital, pues porque el hombre ya ha ocupado muchos ambientes naturales,  el maltrato que puede hacer hacia los animales, sino también pensar en que necesitan igual que nosotros un espacio vital”.

Finalmente, la investigadora expuso “debemos tener esta conciencia de que, pues tenemos que compartir con los animales el agua, el oxígeno y sobre todo el espacio, ser más solidarios y tratar de tener un mejor planeta con la vida”.