Expertos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático alertaron que se requieren medidas adicionales para que decrezcan
Inicio de la temporada de ozono 2023
En el Valle de México se podrían estar registrando más contingencias ambientales atmosféricas. Hasta hace unos años, la tendencia histórica en las concentraciones máximas de ozono venía decreciendo; los programas para reducir emisiones contaminantes y verificar autos que tuvieron éxito, ya no son suficientes.
En la conferencia de prensa a distancia Contaminación por ozono, inicio de la temporada 2023, Óscar Peralta Rosales explicó que una contingencia ambiental consiste en aplicar medidas restrictivas para reducir emisiones y tratar de disminuir concentraciones de ozono y material particulado en la atmósfera.
En los últimos tres años, expuso, hemos tenido con más frecuencia la aplicación del programa de contingencias por ozono: en 2019 se declararon cuatro (una de las cuales duró dos días y otra casi tres), que se dispararon en la zona suroeste del Valle de México; en 2020, sólo se declaró una, en noviembre y duró un día y unas horas, probablemente debido al comportamiento atípico en la emisión de precursores de ozono por la emergencia sanitaria; sin embargo, en 2021 se registraron tres contingencias (dos en abril y otra en junio), y en 2022, seis, una de las cuales tuvo duración de 51 horas.
Peralta mencionó que, por lo general, en la zona suroeste es donde se activan las contingencias, en un horario vespertino, entre las 3 y las 5 de la tarde, cuando “están puestos todos los ingredientes” para una rápida formación de ozono.
Al respecto, Erika Danae López Espinoza señaló que la temporada de ozono se desarrolla bajo ciertas condiciones atmosféricas, que propician la formación, transporte y dispersión de los contaminantes: altas temperaturas que se registran en especial en los meses de abril y mayo en horas de la tarde; escasez de lluvia, y menor vapor de agua y nubosidad, que permite una mayor radiación ultravioleta que detona en la formación de ese contaminante.
La científica agregó que también influye la velocidad y la dirección de los vientos; su circulación en la planicie del Valle de México es compleja, pero aunque se presentan diferentes patrones durante el día y la noche, hay uno predominante de norte a sur, pero en los meses donde se registran las concentraciones de ozono soplan del sureste al norte; así se crea una zona de convergencia donde se concentran los contaminantes. Además, los vientos son débiles.
Un aspecto más que propicia las concentraciones es que la mancha urbana se encuentra rodeada por sierras montañosas al este, al oeste y al sur que de cierta manera limitan la dispersión de contaminantes. Al factor atmosférico hay que sumar el geográfico, dijo.
Elizabeth Vega Rangel detalló que en la tropósfera baja, que es donde nos encontramos, el ozono se forma a partir de dos precursores: óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, más radiación solar. De ellos sólo los primeros están normados y se miden de manera sistemática por la Secretaría del Medio Ambiente a través de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico. “De ahí la importancia de que se conozcan las concentraciones y diferentes especies que conforman los compuestos orgánicos volátiles en la atmósfera”.
La universitaria expuso que hay contaminantes primarios (los que se emiten directamente, como las partículas, el monóxido de carbono y los propios compuestos orgánicos volátiles) y secundarios (que se forman a partir de que se emiten gases a la atmósfera, los cuales reaccionan y forman otras especies, como el ozono).
Uno de los precursores del ozono es el óxido de nitrógeno, compuesto que se emite en los vehículos automotores (80 por ciento, por autos particulares; siete por ciento por transporte público, y 13 por ciento por vehículos de carga), pero también por la combustión en hornos industriales, etcétera. “El gobierno de la Ciudad de México ha hecho un gran esfuerzo por sustituir el transporte público que utiliza una tecnología más limpia”.
A su vez, Ricardo Torres Jardón explicó que, en días hábiles, prácticamente se tienen las mismas emisiones; lo que cambia es la meteorología: el viento, los sistemas de alta presión, etcétera. Con suficiente radiación solar, temperatura alta y vientos ligeros, la producción de ozono será muy alta. “La idea es proponer acciones preventivas a partir de un análisis cuidadoso de las condiciones previas a la ocurrencia de las contingencias; ya estamos empezando a realizar este esfuerzo”, para que las autoridades tengan esa información.
Consideró que la medida de verificar los autos es muy buena y no debe modificarse, además de que el sistema debe aplicar también para camiones de carga con motores a diésel con placas de otras entidades; esos controles deben mejorar.
El especialista mencionó que el ozono es un contaminante oxidante reactivo que se destruye en contacto con superficies, por lo que su concentración en ambientes interiores es menor que afuera; así, sería conveniente evitar hacer ejercicio entre las 13 y 17 horas del día, y de ser posible, permanecer dentro de casa en ese horario. “Si ocurren quemas agrícolas e incendios forestales fuera de la zona metropolitana y llegan al Valle, seguramente vamos a tener contingencias; hay que evitar que eso ocurra”.
Finalmente, Omar Amador Muñoz recalcó que las contingencias afectan a la salud y la economía. “Tenemos un proyecto donde proponemos estudiar las especies emitidas de fuentes poco estudiadas”, más allá de las vehiculares y que no están reguladas. En colaboración con la Secretaría del Medio Ambiente y con financiamiento de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, trataremos de identificar aquellas que impactan más en la formación del ozono.
Se ha observado que el consumo de productos domésticos para limpieza y aseo personal, así como pinturas y productos químicos en la industria, tienen un impacto muy importante en la formación de ozono: alrededor del 15 por ciento de ese potencial proviene de los llamados compuestos orgánicos oxigenados. En ese sentido se está realizando una encuesta que pueden consultar en la página del instituto, para conocer los productos más usados por la población de la CDMX.
Si se logran identificar las especies predominantes en los productos de mayor uso, se podría sugerir el cambio de su composición, y así evitar las emisiones a la atmósfera y con ello las contingencias, concluyó.