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Permite colocar a la mujer como sujeta de conocimiento, actora social y protagonista de su propia vida

Obra de la UAM aporta al debate de los feminismos

El libro Antropologías feministas en México: Epistemologías, éticas, prácticas y miradas diversas es un acto de reflexividad y un abanico de las experiencias y andares de un conjunto de profesionales en la materia que aporta un feminismo culturalmente situado, que busca contribuir al debate teórico y político en el que se imbrican teorías, metodologías y estudios de caso.

Obra de la UAM aporta al debate de los feminismos
En el libro queda de manifiesto la amplitud de voces que conforman la antropología feminista en México

El texto –editado por la Casa abierta al tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Bonilla Artigas Editores– reúne en sus 571 páginas una diversidad de modos de escritura y temas en torno a las problemáticas y manifestaciones contemporáneas de los feminismos y sus pluralidades.

Los artículos aparecidos en los cinco capítulos de la obra coordinada por Lina Rosa Berrio Palomo, Martha Patricia Castañeda Salgado, Mary R. Goldsmith Connelly, Marisa G. Ruiz-Trejo, Monserrat Salas Valenzuela y Laura R. Valladares de la Cruz, permiten “colocar en un primer plano las diversas formas como las mujeres se constituyen en sujetas de conocimiento, actoras sociales y protagonistas de sus propias vidas”.

En el libro queda de manifiesto la amplitud de voces que conforman la antropología feminista en México y, si bien no todas pueden estar incorporadas, existe el reconocimiento pleno a sus contribuciones y la intención de que la publicación ofrezca la posibilidad de seguir construyendo colectivamente la historia del movimiento.

El trabajo pretende delinear el panorama actual de la antropología feminista en México, que remite ineludiblemente a distinguir el contexto nacional y latinoamericano, toda vez que en esta compleja situación política, la violencia persistente contra las mujeres, el racismo, la inseguridad, el despojo y las expresiones de desigualdad, configuran escenarios ante los cuales esa rama del saber perturba con preguntas que nombran y materializan los entrecruzamientos de la dominación.

También cuestiona cuáles han sido los replanteamientos introducidos en la antropología mexicana con la irrupción de los feminismos y cuáles han sido los aportes de éstos a la disciplina, así como de ésta a los movimientos, qué abordajes epistemológicos plantea y cuáles son las reflexiones éticas que suscita

El texto recorre los nombres, las genealogías, las experiencias de las especialistas cuyas trayectorias profesionales y personales se distinguen por consolidar y ampliar el campo de la antropología feminista a través de sus prácticas docentes, de investigación y de vinculación con las distintas expresiones de las movilizaciones, tanto en el país como en América Latina.

Mención especial da a las pioneras que abordaron temáticas relativas a los sistemas de parentesco, familia, simbolismos, lingüísticas, antropología física, etnohistórica y cosmovisiones, enfrentando obstáculos o problemas que hasta la fecha atañen a las mujeres en este campo.

Muchas de ellas afrontaron la falta de reconocimiento y realizaron malabarismos entre vida familiar y trabajo, incursionaron en temas muy variados y con marcos teóricos distintos, pero todas con un quehacer profesional que respondió a las condiciones particulares en que se practicaba la antropología en México.

También rescata a las feministas comprometidas que dan acompañamiento a personas afectadas directamente por situaciones derivadas de los grandes problemas nacionales, tales como las familias de personas desaparecidas, a las trabajadoras del hogar o a familiares de víctimas de este fenómeno.

Además de la activa participación de las mujeres indígenas en los procesos de movilización que recorrieron el continente americano de norte a sur desde las últimas décadas del siglo XX, quienes expresaron, además de su compromiso con las luchas autonómicas de sus pueblos, una agenda política que reivindicaban espacios de dirección en organizaciones y sus pueblos de origen, así como aquellas vinculadas con demandas de género específicas.

Otro tema atañe a la necesidad que han tenido las antropólogas feministas y de género de repensar sus enfoques y categorías ante los cuestionamientos que han planteado personas cuyas identidades y condiciones sexo-genéricas no son binarias.

Este sucinto recuento, sin duda somero, es el trasfondo de las diversas posturas teóricas que suscriben las autoras presentes en este libro que da voz a mujeres que experimentaron situaciones de violencia o de trata por parte de aquellas que viven en la frontera sur.

Por tanto, prevalece la confianza de que los textos contribuyan a las reflexiones entre antropólogas feministas, “pero también a establecer diálogos con personas interesadas en adentrarse en nuestro campo desde otras posturas, desde fuera de la disciplina y, en particular, con todas aquellas que encuentran en los feminismos las posibilidades de imaginar y de poner en práctica relaciones humanas emancipadoras”.