Principalmente en las actividades científica, tecnológica y social, indicó William Lee Alardín
Proponen nuevas variables de medición en políticas
Los indicadores son una herramienta para generar políticas públicas informadas y tomar mejores decisiones, pero para enfrentar los problemas regionales y globales actuales se requiere incluir nuevas variables de medición de la actividad científica, tecnológica y social, afirmó el titular de la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales (CRAI) de la UNAM, William Lee Alardín.
Precisó que gran parte de los desafíos que enfrenta la sociedad actual no son solo locales; para entender mejor las condiciones regionales las evaluaciones o indicadores en cada nación son clave.
Ante académicos, reunidos en el auditorio Jorge Carpizo MacGregor, el también investigador precisó: en México los esquemas de evaluación que se aplican tuvieron su origen hace 50 años, cuando el tamaño de las comunidades académicas era diferente.
Para atacar problemas regionales y globales como los que tenemos, se requiere incorporar otras variables (de evaluación) en términos de resultados, aplicaciones, impactos, generación de políticas públicas, aplicabilidad de los resultados y su transmisión a la sociedad, acotó durante la inauguración del taller Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad: una mirada a la construcción de indicadores en Iberoamérica, ofrecido en la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional.
A su vez, la directora en México de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Patricia Aldana, comentó que el Observatorio es una herramienta que sirve para el trabajo que realizan las naciones. Estamos comprometidos en apoyar a los gobiernos de la región iberoamericana, que es lo que venimos haciendo desde hace 75 años.
Al hacer uso de la palabra, el coordinador del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la OEI, Rodolfo Barrere, destacó que si bien en 2021 se evidenció una recuperación económica luego de la contracción del producto interno bruto (PIB) registrada en 2020 por la pandemia, el ritmo de recuperación en América Latina no ha sido el más rápido a pesar de contar con el potencial en términos económicos y humanos.
Nosotros ponemos los datos a quienes hacen políticas públicas, pero sabemos que esto va más allá de la ciencia y tecnología. América Latina (AL) venía con problemas económicos desde antes, y es el bloque que menos se ha recuperado, con profundas desigualdades al interior de cada país. Esperamos que las políticas públicas se tomen más en base a la evidencia que en la casuística.
Detalló que los indicadores de ciencia, tecnología e innovación en la región muestran que AL y el Caribe es el bloque que menos creció económicamente en la última década, y si bien en 2011 la zona gastaba en conjunto 0.63 por ciento del PIB mundial en investigación y desarrollo, la realidad es que la cifra no sufrió grandes variaciones en 2021, cuando se registró 0.61 por ciento de inversión en el rubro.
Al revisar los datos de América Latina, de 2012 a 2021, la inversión bajó de 3.4 por ciento del PIB a 2.3 por ciento, pese a que la zona representa 7.2 por ciento de la economía del mundo, su población abarca 8.4 por ciento a nivel global, pero su aporte en cuanto al número de investigadores es de 4.1 por ciento.
Rememoró que si bien las naciones enfatizan que aquellos que más invierten en ciencia y tecnología son los que mejores ganancias obtienen (Israel 5.55 por ciento de su PIB y Corea 4.93 por ciento), en la zona el que más invierte es Brasil con 1.17 por ciento, seguido por Argentina con 0.52 por ciento y en México con 0.28 por ciento.
Al revisar dónde se encuentran los investigadores que realizan esta labor, el desglose es el siguiente: 62 por ciento está en las universidades; 26 por ciento en empresas; 11 por ciento gobierno, y el 1 por ciento restante en organizaciones privadas sin fines de lucro.
En cuanto a patentes, en la última década han disminuido, por lo que la vinculación y la transferencia son un desafío clave para las naciones de América Latina, pues las empresas necesitan incorporar mayor conocimiento a la producción para ser más competitivas.
El taller fue organizado por la CRAI, la OEI y la Dirección General de Cooperación e Internacionalización de la UNAM.