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Con la técnica molecular metabarcoding, universitarios identificaron moscas, mosquitos, mariposas, polillas y escarabajos, expuso Alejandro Zaldívar Riverón

Registran más de 7000 especies de insectos en las selvas

Científicos de la UNAM, encabezados por Alejandro Zaldívar Riverón, investigador del Instituto de Biología (IB), detectaron más de 7,000 especies de insectos en dos regiones de selva baja caducifolia (también llamada selva seca) de México: la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala, con sede en Jalisco; y el Parque Nacional Huatulco, ubicado en Oaxaca.

Registran más de 7000 especies de insectos en las selvas
Los hallazgos subrayan la trascendencia de conservar las áreas protegidas, así como sus zonas de transición y bosques en sucesión

Representan una muestra de la diversidad que habita en ambos sitios donde los ecosistemas locales presentan diferencias de especies entre sí muy marcadas, con solo 18.5 por ciento de coincidencia entre los de ambas regiones y alto endemismo local, explicó Zaldívar Riverón.

Del 75 por ciento de los que se identificaron, 32 por ciento fueron moscas y mosquitos (orden Díptera); 22 por ciento mariposas y polillas (oren Lepidoptera); y 21 por ciento escarabajos (orden Coleoptera), seguidos de otros órdenes.

En el estudio, publicado en la revista Environmental DNA, se señala que la estacionalidad y la perturbación humana influyen significativamente en la estructura y riqueza de las comunidades de insectos.

Además, se encontró que factores ecológicos como la proporción de cobertura del dosel de los árboles (es decir, la cantidad de suelo que está cubierta por las copas de estos), la diversidad arbórea y el volumen de madera muerta, son claves en la composición local de especies.

Estos hallazgos subrayan la trascendencia de conservar las áreas protegidas y sus zonas de transición y bosques en sucesión, ya que cada fragmento aporta especies únicas al ecosistema.

“Es importante conservar estos ecosistemas y a los insectos que allí viven. Se trata del grupo animal más abundante y variado del planeta, y son fundamentales para polinizar, descomponer materia orgánica, reciclar nutrientes y depredar plagas de plantas”, acotó.

Secuenciación masiva de ADN

Para lograr este descubrimiento, el equipo científico empleó una técnica llamada metabarcoding, que permite identificar la diversidad de especies en una muestra ambiental, utilizando secuenciación masiva de ADN.

Se analiza un fragmento de ADN mitocondrial de diferentes organismos presentes en las muestras recolectadas sistemáticamente durante meses para determinar cuáles están presentes y en qué proporción durante distintas épocas del año.

“Esta herramienta consiste en la secuenciación de un pequeño fragmento de ADN mitocondrial de un gen llamado citocromo oxidasa 1, utilizado desde hace más de dos décadas para el reconocimiento y delimitación de especies”, detalló.

Con este método, los científicos contaron con un instrumento adecuado para responder preguntas sobre los efectos de las perturbaciones locales como la ganadería y el turismo, y del recambio que hacen los insectos ante fenómenos como el cambio climático.

Una colaboradora principal del proyecto y primera autora de la publicación, Pilar Benítes, investigadora posdoctoral, abundó que metabarcoding es una manera de evaluar la biodiversidad de forma molecular.

Nos sirve para identificar lo que tenemos en una muestra conjunta de numerosos individuos. El beneficio de este procedimiento con respecto a uno más tradicional, en el cual cada uno se identifica por separado, es que permite efectuar estimaciones rápidas -de la diversidad biológica sobre la que se quiere saber cómo está estructurada y cambiando en el tiempo-; de bajo costo y a nivel de comunidad, comentó.

Registran más de 7000 especies de insectos en las selvas
Estos hallazgos subrayan la trascendencia de conservar las áreas protegidas y sus zonas de transición y bosques en sucesión, ya que cada fragmento aporta especies únicas al ecosistema

“En este momento estamos en una crisis en la cual están declinando la cantidad de insectos que tenemos en el mundo, con lo cual necesitamos herramientas también para medir la biodiversidad, que estén a la altura de la crisis que estamos teniendo”, opinó.

Además de estimaciones rápidas, la secuenciación genética facilita monitorear la variedad de seres vivos en ecosistemas megadiversos.

El trabajo, que fue financiado por el CONAHCyT (ahora Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación) y la UNAM, representa el primer análisis de metabarcoding de comunidades de insectos en este tipo de ecosistemas en el Neotrópico.