El punto del conflicto con las farmacéuticas es que el escualeno que se obtiene del aceite de hígado de tiburón es mucho más económico que el proveniente de plantas o bacterias
Tiburones: víctimas por elaboración de vacuna COVID-19
La substancia utilizada por la industria farmacéutica para la elaboración de vacunas para prevenir el coronavirus proviene del tiburón. Los conservacionistas apelan a que no se los mate y se busquen alternativas.
El escualeno que se obtiene a partir del aceite de hígado de tiburón es la substancia utilizada en la elaboración de las vacunas que pondrían freno a la pandemia de coronavirus. Por lo tanto, los tiburones serían víctimas de las farmacéuticas y su población mundial estaría en grave riesgo. Las organizaciones ambientalistas ya han dado la voz de alarma y exigen que se busquen alternativas para evitar la muerte de millones de tiburones.
Esta sustancia no es nueva, ya es parte de los coadyuvantes que refuerzan la respuesta del sistema inmune de algunas vacunas contra la gripe.
El problema es que para fabricar la vacuna para el Covid-19 se estarían necesitando millones de toneladas de escualeno. Se estarían asesinando entre 2.500 y 3.000 tiburones para obtener una tonelada de la substancia según lo informado por Stefanie Brendl, directiva de Shark Allies, organización con sede en California, responsable de la investigación y denuncia de este crimen ambiental.
Activistas de la organización para la protección de tiburones Shark Allies advierten que la producción masiva de algunas vacunas contra el coronavirus, que contienen la sustancia escualeno, pueden poner en peligro a un alto número de escualos de diversas especies. pic.twitter.com/DLoKNTNzWf
— EnzoCuba91 (@ECuba91) September 30, 2020
Según Brendl, para inmunizar a todas las personas en el mundo contra el COVID-19, habría que asesinar a unos 250.000 tiburones. Y si se requiere una segunda dosis, la matanza se duplicaría.
Tiburones vulnerables
Algunas especies de tiburones, ricas en escualeno, se encuentran clasificadas como vulnerables, porque sus poblaciones están disminuyendo drásticamente. Se trata del tiburón devorador y el tiburón peregrino.
Ante esta situación alarmante, organizaciones animalistas están recogiendo firmas en la plataforma Change.org para ser presentadas ante las autoridades reguladoras de vacunas de Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y China y a la industria farmacéutica y de atención médica.
Existen otras fuentes para la obtención de escualeno en plantas y bacterias, según informa Shark Allies. Es por ello que la intención no es detener las investigaciones y la obtención de la vacuna, sino pedir que se consideren alternativas a la matanza masiva de tiburones.
“El escualeno de tiburón no es un ingrediente ‘mágico’ o único. La estructura química (C30H50) del compuesto obtenido del aceite de hígado de tiburón es idéntica a las de las alternativas no animales y su eficacia en vacunas debería ser idéntica”, aclaran.
El punto del conflicto con las farmacéuticas es que el escualeno que se obtiene del aceite de hígado de tiburón es mucho más económico que el proveniente de plantas o bacteria y significa mayores ganancias para esa industria.
Las investigaciones de Shark Allies sobre el tema del escualeno no son nuevas, vienen trabajando hace tiempo sobre el uso que se le da en la industria cosmética. Ante el surgimiento de un nuevo uso para esta substancia, han reorientado las investigaciones hacia un posible reemplazo para la elaboración de la vacuna contra el COVID-19.
La organización remarca que el uso del escualeno proveniente de los tiburones es “corto de miras, de resultados impredecibles y no sostenible” habiendo alternativas que no pongan en riesgo la población de una especie animal e igual o más efectivas.
Ecoportal.net