Por Million Dollar Vegan

Los océanos cubren el 70% de la Tierra. Producen más oxígeno que el Amazonas, regulan el clima y son el hogar de una cantidad extraordinaria de vida.

Sin embargo, debido a la actividad humana, los océanos están bajo amenaza como nunca antes: el plástico está convirtiendo a los mares en un campo minado para los animales y nos preguntamos: ¿realmente va a cambiar algo si eliminamos los popotes y otros plásticos desechables, o si nos aseguramos siempre de reciclarlos en lugar de arrojarlos a la basura? Lamentablemente, la respuesta es no. 

Los científicos han concluido que alrededor de 12 millones de toneladas métricas de plástico acaban en nuestros océanos cada año, lo que equivale a un camión de basura lleno cada minuto. Gracias a las grandes empresas, que continúan produciendo botellas, vasos y sorbetes descartables en masa, el ciclo es implacable, y por mucho que nos esforcemos en desechar los plásticos, sea en el contenedor de reciclaje o no, no desaparecerán.

“Si bien es importante ser conscientes sobre los procesos que deben atravesar nuestros desechos para ser sustentables, es urgente abogar por una nueva era en la que se dé prioridad a las personas, los animales y el planeta por encima de las ganancias y la conveniencia, y revisar nuestros hábitos de consumo”, alienta Jessica González Castro, gerente de campaña en México de Million Dollar Vegan, organización internacional sin fines de lucro que busca crear conciencia sobre cómo la cría y el consumo de animales afectan el medio ambiente y la salud humana.

¿Los plásticos desechables son los únicos culpables?

Son gran parte del problema, pero no son los únicos responsables. Los plásticos oceánicos son un campo de investigación relativamente nuevo. Hasta hace poco, la mayor parte de la investigación sobre las fuentes de plástico oceánico provenía de la limpieza de playas, producto del turismo no sustentable.

Pero el año pasado, después de calcular la cantidad de basura de la Gran Mancha de Basura del Pacífico (GPGP, por sus siglas en inglés), los investigadores publicaron un informe que revela que la mayor fuente de contaminación plástica en nuestros océanos es en realidad el material de pesca.

Más de tres cuartas partes de la GPGP corresponden a residuos de más de 5 centímetros, de los cuales al menos el 46 % son redes de pesca desechadas que se perdieron en el mar por accidente o fueron arrojadas ilegalmente. Pero eso no es todo: más de 650 mil animales marinos, entre ellos delfines, ballenas, focas y tortugas, mueren o resultan heridos en las redes de pesca cada año.

En muchos casos, los animales son capturados y mueren en redes que son utilizadas activamente por los pescadores. Sin embargo, las redes de pesca perdidas, descartadas y abandonadas (las llamadas «redes fantasma») causan el mismo daño, matando a cientos de miles de animales marinos. Aproximadamente, 640 mil toneladas de artículos de pesca se desechan en nuestros océanos cada año.

“Necesitamos más proactividad por parte de organizaciones, empresas y personas para que se dejen de fabricar bolsas, botellas, vasos, envases y utensilios de plástico. Precisamos que cese la pesca industrial para dejar de contribuir a esta crisis de contaminación plástica lo antes posible. Como dijo  Paul Watson, fundador de la organización Sea Shepherd y colaborador de Million Dollar Vegan, «Un pez es mucho más valioso nadando en el mar y manteniendo la integridad de los ecosistemas marinos que en el plato de cualquiera»”, afirma la vocera de Million Dollar Vegan.

Alimentación sustentable para salvar al planeta

Un informe de 2018 del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas declaró que tenemos poco más de 10 años para prevenir una catástrofe climática irreversible. Muchas personas ya hemos cambiado hábitos y usamos focos que ahorran energía o comenzamos a reciclar y elegir productos ecológicos.

Sin embargo, tenemos que ser realistas acerca de que la industria ganadera es uno de los más peligrosos responsables del cambio climático, de la destrucción y la devastación de nuestro medio ambiente.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, las personas consumen más carne y productos lácteos cada año. Se prevé que la producción mundial de carne aumentará a más del doble: de 229 millones de toneladas en 1999/2001 a 465 millones de toneladas en 2050, mientras que la producción de leche aumentará de 580 a 1043 millones de toneladas.

En 2006, la ONU ya advirtió que la industria ganadera es “uno de los contribuyentes más importantes a los problemas ambientales más graves de la actualidad”. Tan grave que los animales que son criados para carne, lácteos y huevos producen más gases de efecto invernadero que las emisiones de combustible de todo el transporte mundial combinado. 

La producción ganadera también contribuye a la escasez de agua dulce (este sector es responsable del más del 8 % de consumo a nivel mundial), la destrucción de la tierra y la deforestación, la contaminación del aire y el agua (los desechos producidos por los 70 mil millones de animales destinados a consumo cada año, se almacenan en grandes lagunas que emiten gases tóxicos), la pérdida de hábitat y la extinción de especies.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Una de las principales acciones para salvar el planeta es tener una alimentación más ecológica, dejando de consumir productos animales, y optando por una alimentación basada en plantas.

“La huella de carbono de la producción de alimentos de origen animal es mucho mayor que la de los alimentos de origen vegetal. De hecho, el año pasado, un estudio realizado por la Universidad de Michigan determinó que la producción de Beyond Burger, la hamburguesa hecha a base de plantas, es más respetuosa con el medio ambiente que las hamburguesas de carne de vaca”, explica la vocera de Million Dollar Vegan.

Necesitamos tomar medidas urgentes y drásticas para sanar el planeta. Podemos hacer una diferencia en cada comida, simplemente dejando los productos animales fuera de nuestros platos.