Polifacética

Activista interseccional

Brigada Animal México

Doscientos años atrás, alguna niña, en algún lugar del mundo, reclamaba a su abuela no querer ser servida por otra niña como ella, pero de piel más oscura. Ella, como cada humano libre de pensamiento sobre la opresión, sentía incomodidad ante la injusticia y el sistema familiar y social que la obligaba a actuar como una victimaria que podía usar y discriminar a otras personas sólo por un principio de diferencia racial.

La discriminación racial, sexual, de clase, religiosa y cultural, no es distinta a la discriminación de especie. Nunca habrá modo racional y ético de justificar la discriminación.

Doscientos años después, en 2019, tenemos niñas, niños y adultos humanos espetando y reclamando a sus abuelas, familias y conocidos, respecto a la discriminación especista que se ejerce sobre los animales que pertenecen a especies diferentes a la nuestra.

El uso, la discriminación y la explotación en cualquier sentido, de cualquier animal, es injustificable y la razón debería llevarnos a la simple reflexión de que, si tú sientes miedo, ira, calor, frío, hambre o amor, lo haces por la misma razón que lo hacen los cerdos, los pavos, los bacalaos y otros animales. Simple: la razón es que tú también eres un animal.

Nos enseñaron a aceptar la mutilación, la esclavitud, el asesinato de bebés y otras atrocidades más como principios de superioridad de especie, mismas actitudes que en otra época se enseñaran a grupos humanos para violentar mujeres, judíos, indígenas, trabajadores, etcétera.

Nunca, en ningún caso, estas enseñanzas fueron justas, necesarias o dignas y, por ello, la humanidad ha evolucionado a un momento de mayor equidad y dignidad, como una búsqueda constante en la sociedad que ansía consciencia, aprendizaje y amor.

Cada día tenemos más leyes que protegen animales y cada día es menos aceptable matar y apresar, sin importar el fin de tales actos: la tauromaquia, la alimentación, los zoológicos, la cacería o el entretenimiento, por ejemplo.

Aquello que nos enseñaron cuando éramos niños es obsoleto, hoy en términos éticos y prácticos. La destrucción del planeta y el asesinato de animales no puede ni debe continuar. Por ello, nuestra práctica diaria, como individuos y sociedad debe virar radicalmente hacia la no violencia, hacia la información y hacia un futuro de paz. Un futuro que está en nuestras manos.

Las tuyas. Nuestra generación merece reconocer su inteligencia y accionar con base en la justicia. Nuestra generación merece un mundo digno para todos. Nuestra generación necesita ser intolerante: intolerante a la discriminación, a la injusticia, a la ignorancia, a la violencia y la indiferencia.

Nuestra generación tiene en sus manos un nuevo año, una nueva década, un nuevo siglo, una mirada que, aunque no es nueva, sí debe ser vivida con la radicalidad que merece para volverla generalidad y no marginalidad.

Porque ser un poquito menos violento te sigue haciendo violento y porque la paz no florece donde se acepta tantito cadáver, tantita violación o tantito abuso o ignorancia. Nunca el veganismo ha sido una decisión personal, sino un asunto de justicia que poco tiene que ver con la dieta o el estilo de vida, y mucho sí tiene que ver con la libertad.

Veganízate. Libérate

Clarifiquemos un par de cosas, estos no son los 70´s, no luchamos por el idealismo hippie del amor y la paz. Nuestra lucha no es un reciclaje de tribus urbanas y movimientos juveniles. No tenemos nada contra el amor y la paz, pero estamos entrando a 2020, y la consciencia y la historia de la humanidad nos ha llevado a este momento: el de la justicia para todxs.

Todxs con X, X de anarquía, sin géneros, sin prejuicios ni límites absurdos de “reales academias españolas” creadas por reyes opresivos y autoritarios. Queremos la justicia para todxs, queremos la justicia inclusiva, la justicia para todxs los animales: no humanos y humanos.

Porque no se puede exigir respeto mientras se asesina a un animal. No se puede pedir evolución mientras se condena a millones de infantes aves, vacas, chivos, cabras y más a la explotación sexual.

No estamos aquí para pedirte que ames a los animales o que entiendas que “son amigos, no comida”. Estamos aquí para que entiendas que la razón por la que no matas a otro humanx no es porque le conozcas, ames o consideres tu amigo, sino porque matar es violencia y punto, es una decisión consciente, no te tropiezas sobre un cerdo y casual lo mataste para comer tocino, no, es una condena perpetua lo que le infringes en un bocado.

Es una condena el obligar a un animal a ser preso en un zoológico, es una condena el obligar a un animal a ser violado y luego usado en pruebas de laboratorio y esas condenas no las tolerarías en un humano, no toleras la violencia en ti (¡no lo hagas!), y sin embargo, el privilegio de especie te ha hecho creer que es digno o normal ser opresor de animales. Pero, NO LO ES. El especismo debe ser abolido ahora. La única dignidad es la libertad.

Libera tus esclavos. Libera tus opresiones. Libera animales

Ninguna perra merece ser violada para que existan perros de “raza”, ningún bacalao merece ser obligado a la asfixia para ser un platillo exótico anual. No hay paz en donde los cadáveres llenan las mesas. No hay inteligencia donde las costumbres violentas dominan tu razón y acción.

Libérate y libéralos. Tengamos un 2020 libre de especismo, libre de misoginia, libre de discriminación, libre de egos. Entendamos de una vez por todas que: no eres mejor que otros, y si aún crees que sí, es tu autoestima la que debes trabajar para ganar respeto por ti mismo, para ganar un valor personal que no esté basado en lo que crees de otros y que no condene a otros a la muerte y la explotación.

Tengamos un nuevo inicio sin especismo, no porque sea un nuevo año o un nuevo mes, sino por qué ¿qué es un inicio sino una oportunidad? Date la oportunidad de la libertad y dásela a todos los demás también.

Felices inicios de parte del equipo de Brigada Animal México y Activistas que rock que reine la radicalidad en nuestras mentes, corazones y acciones. No más miedo, no más tibiezas ni más violencia nunca más.