La Colección Lampe representa una actitud, una voluntad. Son posturas que sorprenden, no por ser extrañas, sino por venir de extranjeros radicados y enamorados de lo maravilloso que es México.

Agradecidos con el país donde llegaron a radicar, donan sus colecciones a instituciones que protegen, muestran y promocionan las obras coleccionadas a través de toda una vida, sin la pretensión de obtener beneficio alguno. Donan de forma pura y gratuita, pues saben y están conscientes de la importancia y enorme necesidad de generar acervos y salvaguardar los tesoros que durante años y generaciones coleccionaron en sus familias, con objetividad, cariño y esfuerzo.

Un factor común entre la comunidad extranjera radicada en México, es precisamente la de entregar esos legados que fueron coleccionados poco a poco, al país que los recibió, adoptó y donde desempeñaron sus labores, crecieron sus familias y conformaron sus historias personales.

La gratitud que muestran muchos de los extranjeros que han hecho sus vidas en México, seguramente tiene diversos motivos, sin embargo, es de hacer notar que el conservar parte de la cultura, del arte y las tradiciones del país que los adoptó, los mueve a tomar estas posturas y nos sorprenden con estas actitudes que muchas veces no se replican con los mexicanos que hemos nacido y vivido en territorio nacional, y que hemos disfrutado de las enormes ventajas de vivir en un lugar rico en cultura. Que nos ha dado desde historia hasta idiosincrasia y sin embargo, poco le retribuimos o tristemente nada.

La Sra. Anne Marie Lampe y su familia, no sólo nos compartieron el por qué y el cómo de su colección, no se limitaron a entregar al Museo de Arte Popular los huipiles que conforman este acervo. Nos aportaron algunas piezas de arte popular de alto valor y una pequeña, pero testimonial muestra de los recorridos que realizaron por el territorio nacional, durante los cuales les entregaban algunas piezas precolombinas y que también se exhiben en esta exposición para beneplácito de los mexicanos

Una vestimenta tradicional llena de simbolismos e historia

El Huipil (del náhuatl huipilli, que significa blusa o vestido adornado) es considerado toda una tradición entre las mujeres indígenas. Su origen data de la época prehispánica, pero su uso se mantiene vivo hasta nuestros días, como sucede en regiones que comprenden los estados de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, Jalisco y Veracruz.

Cada grupo indígena confecciona y decora su huipil de manera característica; los bordados pueden ser geométricos, con figuras humanas, de animales o flores y simbolismos diversos.

Algunos se identifican por el tejido, otros por los colores empleados o por el adorno que llevan. El huipil distingue a quien lo porta, permite reconocer la comunidad a la cual se pertenece y sus diseños representan símbolos mágicos-religiosos-cósmicos, que refuerzan la identidad comunitaria y la cultura de una zona en particular. Los hay para el uso diario y para ocasiones especiales. En algunas regiones se heredan; en otras, aquel huipil que la mujer viste el día de su boda será el mismo que use el día de su muerte.

Un agradecimiento a la familia Lampe por el gesto, el ejemplo que dan, su interés y su cariño por este país; por darle un tesoro que coleccionaron a través de los años y que hoy enriquecerá el patrimonio cultural de México.

La Colección Lampe se presenta del 22 de febrero al 7 de mayo, de 2023, en la Galería del Museo de Arte Popular (MAP).