Menu

En ambos casos se trata de dos personas jóvenes representando a una generación que, por primera vez, está encarando abiertamente a los adultos más influyentes y pidiéndoles que actúen directamente contra el calentamiento global

Greta y Genesis: las niñas incómodas

Por Mars Mondragón 

“Ninguna gota de lluvia se piensa causante del diluvio”

Douglas Adams

El anonimato de internet ha sido especialmente cruel con Greta y Genesis. Sus padres y los adultos que las rodean han sido acusados de manipularlas para impulsar una agenda progre, como se le conoce despectivamente a las causas ambientales

Su rostro es el de una adolescente que tuvo que convertirse en adulta antes de tiempo. Trenzas, camisa negra a cuadros, determinación en la voz. Se dirigió con firmeza -y dureza- a los líderes de 200 países en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático 2018.

Mi nombre es Greta Thunberg. Tengo 15 años. Soy de Suecia. Hablo a nombre de Climate Justice Now [Justicia Climática Ahora]. Mucha gente dice que Suecia es solo un país pequeño y no importa lo que hagamos. Pero he aprendido que nunca eres demasiado pequeño para hacer una diferencia.

[…]

Nuestra civilización está siendo sacrificada para que un número muy pequeño de personas tengan la oportunidad de seguir haciendo enormes cantidades de dinero. Nuestra biosfera está siendo sacrificada para que la gente rica en países como el mío puedan vivir lujosamente. El sufrimiento de muchos es el precio por los lujos de unos pocos.

Greta se declaró en huelga escolar y se ha plantado frente al parlamento sueco desde agosto del año pasado, exigiendo a sus representantes mejores acciones para controlar el cambio climático. Suecia atravesó uno de los veranos más calientes y secos de su historia. A mediados de julio de 2018 las temperaturas de Escandinavia estaban 10 ºC arriba de lo normal y se desató una ola de incendios forestales en una región generalmente húmeda. Pero Greta no es la única niña incómoda al establisment. Genesis Butler, la persona más joven en dar una plática TED, es otra.

A los tres años mi comida favorita eran los nuggets de pollo. ¡Amaba los nuggets de pollo! […] Un día le pregunté a mi mamá de dónde venían realmente los nuggets de pollo. Ella me dijo que matábamos animales para obtenerlos. ¿Qué? ¿Comemos animales, mamá? ¡No quiero comer carne nunca más!

 Genesis, quien también es una activista ambiental, tenía 10 años durante esa presentación. En 2019 se ha echado en hombros una responsabilidad que llenaría de ansiedad a cualquier humano experimentado. Es la líder y portavoz de Million Dollar Vegan, una campaña viral que le pide al Papa Francisco comer vegano durante la cuaresma. Si el pontífice accede, se donaría un millón de dólares a la caridad.

En ambos casos se trata de dos personas jóvenes representando a una generación que, por primera vez, está encarando abiertamente a los adultos más influyentes y pidiéndoles que actúen directamente contra el calentamiento global. A pesar de la testarudez de algunos líderes políticos que afirman lo contrario, este fenómeno no está sujeto a debate científico. Ya estamos viviendo sus consecuencias .

El anonimato de internet ha sido especialmente cruel con Greta y Genesis. Sus padres y los adultos que las rodean han sido acusados de manipularlas para impulsar una agenda progre, como se le conoce despectivamente a las causas ambientales, animales y de equidad. Pero también han iniciado un movimiento que parece imparable: inspirados por estas activistas, miles de estudiantes han salido a las calles de Europa desde inicios de año, exigiendo a sus representantes mejores acciones contra el cambio climático.

El uso de combustibles fósiles, la crianza de animales para alimento y la deforestación están causando estragos en la calidad de vida del planeta. Aquellos que heredarán las consecuencias de nuestras decisiones nos piden una responsabilidad básica hacia ellos: respetar su derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo. Imaginen qué tan grave es la situación que un par de jovencitas decidieron renunciar a su niñez para poder arreglar el mundo.