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Hicieron un estudio que comparó los cambios en los niveles de estrés entre las tortugas anidadas de forma natural y las que anidaron en un vivero al momento de entrar en contacto con el mar

Las tortugas nacidas en vivero… ¿sufren estrés crónico?

Prensa Animal/ Agencia Informativa Conacyt

Desde hace 30 años se decretó en Michoacán que la tortuga marina estaba en estatus de amenaza en The IUCN Red List of Threatened Species 2017, afirma la directora del Instituto de Investigación de Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMNSH), Alma Lilia Fuentes Farías.

Por la importancia que tiene Michoacán en las dinámicas de estos animales, se han instrumentado por años diversas estrategias de conservación orientadas a revertir la tendencia negativa en las poblaciones de tortuga.

Es por eso que en el Laboratorio de Ecofisiología Animal a cargo de la doctora Fuentes Farías, se preguntaron si los mecanismos de conservación eran los adecuados.

En los análisis que realizaron de la corteza dorsomedial, compararon el tamaño de las neuronas de las tortugas nacidas en vivero y las nacidas en nido natural, las imágenes muestran que las primeras están menos desarrolladas

«A nivel mundial, las estrategias implementadas en mayor medida han sido la reubicación e incubación de los huevos en nidos hechos por el hombre, maniobras que implican el expolio, el traslado y reentierro de los huevos hacia áreas protegidas, conocidas como viveros, dentro de campamentos de protección de tortuga marina», afirma la doctora.

Se han observado efectos adversos como malformaciones, disminución en el éxito de eclosión, alteraciones en la proporción sexual, vulnerabilidad a infecciones por bacterias, hongos e insectos, así como reducción en la disponibilidad de oxígeno y estrés mecánico en los embriones. Lo anterior pudiera sugerir que los huevos/embriones sujetos a este manejo pudieran estar sometidos a estrés crónico embrionario, comprometiendo su calidad de vida a futuro, según su investigación.

¿Por qué están en peligro de extinción las tortugas?

Las tortugas se encuentran en estatus de amenaza y peligro de extinción por la sobreexplotación de su carne y huevo durante casi una centuria. Cuando se da el decreto de peligro de extinción, comienzan muchas campañas y proyectos para protegerlas en su visita a nuestras playas y que puedan copular, anidar, eclosionar y salir del nido sin peligro, afirma la especialista.

«Así se constituyen muchos campamentos tortugueros, para tener en un espacio controlado los huevos de tortugas y que no puedan acceder las personas que quieren traficar con ellos. Es una medida que ha ayudado a disminuir el declive en las poblaciones de tortugas».

Sin embargo, es un proceso en el que hay intervención humana, es por eso que Fuentes Farías realizó una investigación para conocer las implicaciones de la alteración a la dinámica natural de la tortuga.

Analizaron los efectos que tiene en las crías haber sido incubados en viveros artificiales y no en los nidos hechos por las tortugas hembra. Haciendo sus investigaciones en el campamento tortuguero Boca Seca y Barra de Pichi de Lázaro Cárdenas.

La arquitectura de los nidos de tortuga

Después de trabajar cinco años con tortugas, sus resultados arrojaron que las tortugas incubadas en nidos de vivero producen cortisol muy por arriba de las que nacen en nido natural.
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Después del periodo de apareamiento, la hembra sale y busca el lugar adecuado para desovar. Sale a las playas y utiliza la arena para conformar la estructura del nido.

«Comienza haciendo lo que se le denomina cama con sus aletas delanteras, que es un hueco grande en la arena donde cabe toda ella, para luego con sus aletas traseras realizar el nido con una especie de tubo compactando la arena paso a paso hasta llegar a la parte final en donde realizará una olla o cámara de aireación en donde el huevo estará libre de estrés mecánico».

Esta arquitectura mantiene el nido a la temperatura ideal hasta el momento de desove, además de dar el espacio suficiente para que cada huevo se desarrolle de forma correcta. Con el afán de proteger a las futuras crías de tortuga, este proceso se ve alterado. Los huevos son sacados de los nidos hechos por las hembras antes de que estas los tapen, son transportados y colocados en nidos hechos con grandes pinzas y las manos del ser humano tratando de emular el nido natural en los denominados viveros.

¿Las tortugas pueden sufrir estrés?

«El estrés es una respuesta del cuerpo a los estímulos, no es necesariamente negativo. El estrés es amigo cuando genera una reacción para ponerse a salvo, los niveles de cortisol disminuyen cuando pasa el momento estresante, volviendo el cuerpo a la normalidad».

El problema surge cuando se hace crónico, menciona, ese momento en que los niveles de estrés altos se normalizan teniendo el cuerpo en un constante estado de alerta que afecta la salud. Sobre todo en etapas tempranas de vida, como la embrionaria, dejando efectos de por vida.

«La producción excesiva de cortisol va a generar un estado de hiperexcitación y una exacerbada respuesta a estímulos, así como consecuencias a nivel cognitivo y en el sistema reproductivo».

Se inició el trabajo con tortugas sin tener conocimiento de si la fisiología del estrés era igual en estos organismos que en mamíferos y se encontró que funcionan de manera muy similar.

¿Qué es lo que posiblemente estresa a los embriones de tortugas?

Son muchos los elementos que se supone podrían estar afectando el adecuado desarrollo de los embriones de tortuga marina, desde el traslado y movimiento de los huevos, la desecación de moco que los cubre y que tiene propiedades antipatógenas, la arquitectura del nido, el número de nidos por unidad de área, que puede estar generando un calor metabólico, entre otros, señala.

«Cuando las tortugas emergen del huevo, son colocadas en cubetas en donde duran horas, para posteriormente llevarlas a la playa, este es un elemento que genera estrés adicional».

Sus estudios los realizaron con la especie de tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), una de las especies que se encuentran más recuperadas, afirma la doctora. Para llevar a cabo los estudios, se midieron los niveles de corticosterona en plasma, se hicieron análisis histológicos del cerebro, gónadas y glándulas adrenales en crías nacidas en nidos naturales, así como de aquellas nacidas en nidos de vivero.

«Se observó que los niveles de corticosterona en crías nacidas en nido de vivero se encuentran muy por arriba de lo observado en crías nacidas en nidos naturales. Las glándulas adrenales (productoras de la hormona del estrés) están hipertrofiadas, análisis histológicos demuestran un agrandamiento celular importante».

Además, menciona que se observó que el desarrollo neuronal en la corteza dorsomedial, homóloga al hipocampo en mamíferos y que tiene que ver en procesos de memoria y aprendizaje, está hipotrofiado, es decir, mucho menos desarrollado, y que a nivel gonadal también existe un retraso en el desarrollo.

En los análisis que realizaron de la corteza dorsomedial, compararon el tamaño de las neuronas de las tortugas nacidas en vivero y las nacidas en nido natural, las imágenes muestran que las primeras están menos desarrolladas. Estas características son las que le permiten hacerse de mapas espaciales y reconocer sus rutas migratorias, por lo que, asegura, es urgente generar las investigaciones que promuevan la supervivencia integral de las tortugas.

«Un ejemplo de las afectaciones es que ahora los machos se ven más agresivos al momento de buscar reproducirse, tanto por la competencia que genera estar en peligro de extinción, como por el estrés».

Del nido al mar

En el caso de las tortugas, la hormona que genera el estrés es la corticosterona, explica. Después de trabajar cinco años con tortugas, sus resultados arrojaron que las tortugas incubadas en nidos de vivero producen cortisol muy por arriba de las que nacen en nido natural.

Hicieron un estudio que comparó los cambios en los niveles de estrés entre las tortugas anidadas de forma natural y las que anidaron en un vivero al momento de entrar en contacto con el mar.

«Se sabe que el impacto con el mar es un momento muy estresante para las tortugas, ese momento requiere de una respuesta efectiva al estrés. Pero lo que descubrimos es que el cambio en el estrés de las tortugas de nido artificial no fue tan grande, es decir, sus niveles de estrés crónico están muy cerca del estrés que sufren al ingresar al mar».

La doctora señala que eso representa un problema para la supervivencia de las tortugas porque, al estar acostumbradas a ese nivel de estrés, disminuye su capacidad de respuesta ante los peligros y su memoria, dejándolas vulnerables en el entorno al que van a incorporarse.

Hay un problema con el número, pero ¿qué pasa con la calidad de vida?

En octubre de 2017, se celebró el Congreso Internacional de Tortugas Marinas en Morelia. La doctora presentó este trabajo en una conferencia magistral e invitó a pensar a los investigadores del mundo que la importancia de aumentar los números de tortugas marinas está invisibilizando la importancia de velar también por la calidad de vida.

La calidad de vida, eficiencia reproductiva y capacidad cognitiva son elementos que van a asegurar que la tortuga marina pueda desarrollarse en su entorno y aumentar sus posibilidades de supervivencia, pero eso es un problema si desde su nacimiento se encuentra afectada por la forma de incubación.