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Se busca gestionar los recursos naturales de manera sustentable en un planeta cada vez más agotado

Los ingenieros agrícolas, pieza clave para alimentar a una población en constante y rápido crecimiento

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria ocurre cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales.

Los egresados de la UNAM están preparados para estos nuevos cambios: Rubén Vargas Márquez, coordinador de la carrera de Ingeniería Agrícola en la FES Cuautitlán

No obstante, según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018”, el número de individuos que padecen hambre en el mundo continúa en aumento: en 2017 la cifra era de 821 millones.

Ante la situación, el sector agropecuario y los profesionales en el área buscan alimentar a una población en constante y rápido crecimiento, sin descuidar la biodiversidad: se busca gestionar los recursos naturales de manera sustentable en un planeta cada vez más agotado.

En esta tarea, los ingenieros agrícolas son pieza clave, pues su objetivo es optimizar los recursos involucrados en el proceso de producción de alimentos, tales como suelo, agua y clima, logrando establecer diferentes paquetes tecnológicos de acuerdo a los factores físicos, químicos, biológicos, económicos y sociales que presentan las diferentes zonas productivas del sector agrícola del país, destacó Rubén Vargas Márquez, coordinador de la carrera de Ingeniería Agrícola de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.

En el marco del Día del Agrónomo, que se celebra hoy, 22 de febrero, remarcó que “como profesionales miramos hacia la parte productiva del país, y los egresados de la Universidad Nacional están preparados con un alto nivel académico y práctico para aprovechar racionalmente los recursos naturales, para así fomentar la sustentabilidad de los sistemas actuales de producción agrícola”.

Profesión noble

Desde que el hombre dejó de ser nómada y se dedicó a la agricultura como medio de subsistencia, y hasta la actualidad, se ha interesado por el conocimiento del suelo, el clima y las plantas. Esta labor se ha concretado en la agronomía como ciencia aplicada al campo.

Es una de las profesiones más nobles y en un futuro tendrá mayor auge por los cambios en el clima, en los hábitos de consumo, socioeconómicos, de las nuevas tecnologías aplicables al sector agrícola y de las nuevas aplicaciones en las técnicas agronómicas, dijo el universitario.

Esta carrera fue concebida como una de las áreas del conocimiento que contribuyen a la solución de problemas en la producción, manejo y comercialización de los artículos agrícolas

Los aportes de esta profesión tienen tres vertientes: promover el desarrollo agrícola del país; impulsar la tecnología en este ámbito, como la mecanización de los cultivos; y establecer sistemas de producción en los diversos agroecosistemas de nuestro territorio, subrayó.

Vargas Márquez recordó que en 1945 la matrícula de la UNAM era de aproximadamente 30 mil alumnos, y en 1972 pasó a 80 mil. Por ello, en 1973 se impulsó la descentralización física, académica y administrativa y se crearon nuevos centros educativos fuera de Ciudad Universitaria, como la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Cuautitlán, fundada en 1974.

Es entonces que la licenciatura en Ingeniería Agrícola, impartida únicamente en la ahora FES Cuautitlán, fue aprobada (23 de septiembre de 1975). “Sus egresados cuentan con bases técnicas y científicas acordes a los requerimientos del desarrollo agrícola del país, además de formarse con un sentido humanístico”.

Esta carrera fue concebida como una de las áreas del conocimiento que contribuyen a la solución de problemas en la producción, manejo y comercialización de los artículos agrícolas, además de la promoción y desarrollo del campo. Desde esta perspectiva, resaltó, la UNAM visualiza las necesidades del sector y las tendencias del futuro de la ingeniería aplicada a este ámbito.

El plan de estudios vigente es de 10 semestres y en la actualidad la matrícula es de 649 estudiantes.

Vargas Márquez, especialista en transferencia de tecnología agrícola, mencionó que en los últimos años se generado convenios de colaboración, investigación y movilidad nacional con las universidades autónomas Agraria Antonio Narro, Chapingo, de Nuevo León, de Aguascalientes, de Guerrero, y de Tabasco, entre otras; e internacionales, de países como Colombia, Argentina, Chile, República Dominicana, Canadá, España, Bélgica, Estonia y Francia.