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Casi una cuarta parte de los menores de 5 años y una quinta parte de las mujeres embarazadas en México sufren de anemia

Maseca, Maizza, Walmart, Soriana y Chedraui, ignoran recomendaciones de la OMS sobre el tipo de hierro que contienen sus productos: Investigación

Una investigación conjunta de Changing Markets y Proyecto Alimente sobre la fortificación de hierro de las marcas más populares de harina de maíz y de trigo disponibles en México analizó la información presentada en las etiquetas de los paquetes de harina relacionada a la fuente de hierro utilizada.

Los resultados muestran que ocho de las principales marcas de harina de maíz, incluyendo Maseca, Hari Masa, San Blas, Maizza y marcas propias de Walmart, Soriana y Chedraui, no utilizan el tipo de hierro recomendado por la ley mexicana y por la Organización Mundial de Salud (OMS) para fortalecer sus productos.

La situación es particularmente problemática con la harina de maíz que representa 72% del mercado de granos consumidos por los mexicanos

“Es inaceptable que conocidas marcas de harina de maíz nixtamalizada como Maseca y Walmart hagan caso omiso de las recomendaciones en las normas mexicanas a la hora de adicionar sus productos.

“Las grandes empresas están poniendo en riesgo la eficacia de la fortificación como medida para combatir el grave problema de salud pública que es la anemia en México al seguir utilizando las fuentes de hierro que peor se absorben por el cuerpo humano” dijo Alice Delemare de Changing Markets.

Por otro lado, a pesar de que la mayoría de las empresas mexicanas de harina de trigo sí utilizan el tipo de hierro recomendado en sus productos refinados, no lo hacen en las variedades integrales.

Además, las marcas de harina de trigo importadas, como Pillsbury de General Mills, no cumplen con la legislación mexicana de etiquetar sus productos y, por lo tanto, se desconoce si estas harinas de importación están fortificadas o no.

Las omisiones y el incumplimiento de la industria de la harina se convierten en un problema de salud pública al considerar que el consumo de este producto representa una gran proporción de la dieta básica de la mayoría de la población mexicana: el maíz representa el 72% del consumo de los granos en México.

Los molinos de harina y la industria alimentaria juegan un papel importante en el combate al grave problema de la deficiencia de hierro, especialmente en sectores vulnerables, como mujeres embarazadas y niños.

Las compañías eligen ignorar las recomendaciones en la legislación y las directrices de la OMS, cuando la fortificación eficaz de las harinas podría tener un impacto significativo en la lucha contra la deficiencia de hierro y en la mejora de la salud de la población.

«La anemia en México es un problema grave de salud tanto en niños como en adultos. Es totalmente inaceptable que las prácticas actuales de la industria no reflejen el espíritu de la Ley General de Salud que establece la fortificación obligatoria de las harinas con hierro”, afirmaron

Si la fortificación no se hace de manera adecuada, en el corto plazo, perdemos una gran oportunidad de proveer a la población mexicana con el hierro que requiere mediante dos de los alimentos que más consumimos: la harina de trigo y de maíz, considera dicha investigación.

“También es fundamental que el gobierno de México establezca lineamientos claros sobre los compuestos que las harineras deben utilizar para la fortificación de hierro de acuerdo las recomendaciones de la OMS y que haga rendir cuentas a las empresas que no cumplan,» dijo Yatziri Zepeda del Proyecto Alimente.

Con base en datos de la Encuesta Nacional de Salud 2012, se encontró que el 62% y el 89% de adolescentes y adultos en México ingieren hierro de manera inadecuada y en su dieta diaria, entre el 46% y el 52 % de los niños mexicanos no consumen suficiente de este mineral.

También se evidenció que el 90% de las mujeres no presentan una ingesta adecuada para llevar una vida sana.

Casi una cuarta parte de los niños menores de 5 años y una quinta parte de las mujeres embarazadas en México sufren de anemia, cuya causa, en la mitad de todos esos casos, se calcula que es la deficiencia de hierro.

Si bien la deficiencia de micronutrientes debe abordarse mediante el acceso garantizado de la población a dietas diversas y nutritivas, una solución complementaria a este problema de salud pública es la adición de micronutrientes a los alimentos para corregir o prevenir deficiencias en la dieta de la población, lo cual ha demostrado ser una estrategia costo-efectiva que se practica en muchos países, incluso en México.

Estas organizaciones hicieron un llamado al nuevo gobierno mexicano para que se asegure de que la ley sea clara e inequívoca acerca de la fortificación de las harinas, y haga cumplir dicha ley.

El informe demuestra que las más grandes empresas que producen harinas de maíz en México no están fortificando su producto como es recomendado, lo cual supone una carencia nutricional para millones de mexicanos. Esto es grave en países como México donde el consumo de este producto es muy alto.

“Este estudio muestra un ejemplo más del comportamiento irresponsable de varias de las grandes corporaciones de alimentos. El informe demuestra que la legislación que regula la fortificación de hierro debe ser mejorada, así como fortalecerse el monitoreo y la evaluación de la calidad de estos productos porque no debe dejarse a la industria autorregularse” dijo Alejandro Calvillo del Poder del Consumidor.

Mientras tanto, a los productores de alimentos procesados y a las marcas propias de los supermercados se les pide que demanden harina fortificada a sus proveedores y estandaricen su adquisición como una política general, manteniendo la documentación sobre la adquisición de harinas fortificadas para la inspección de los funcionarios del gobierno.

“Las carencias micronutricionales como consecuencia de una alimentación pobre en vitaminas y minerales esenciales plantean problemas significativos de salud pública entre la población de muchos países de ingresos bajos y medios en el mundo. La fortificación de la harina de maíz con hierro y otros micronutrientes se lleva practicando muchos años en varios países de América y África.

“Para que estos programas sean llevados a cabo con éxito se necesita que todas las partes involucradas establezcan relaciones sólidas, que se desarrollen estándares apropiados para la fortificación, y que se garantice la calidad y el control durante todo el proceso de fabricación (incluido el empaquetado y la distribución), todo esto apoyado por un sistema sólido para monitorear el cumplimiento de las regulaciones de alimentos y la evaluación de su impacto” dijo Rolf Klemm de la Helen Keller International