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María del Carmen es una de las 192 apicultoras y apicultores que han sido apoyados a lo largo de la implementación del programa Altépetl Bienestar

Si ven una abeja cobíjenla: apicultora

María del Carmen es una de las 192 apicultoras y apicultores que han sido apoyados mediante el programa Altépetl Bienestar, estrategia coordinada por la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADR) de la Secretaría del Medio Ambiente capitalina

Si ven una abeja cobíjenla: apicultora
El 20 de mayo se conmemora el Día Mundial de las Abejas, que son parte del grupo de polinizadores

María del Carmen Estrada Ponce rema en su canoa por los canales de la zona lacustre de Xochimilco hasta llegar a la chinampa donde está el apiario, donde cuida a sus abejas, esos seres vivos que son su pasión y a los cuales pide proteger porque son fundamentales en la producción de alimentos y el equilibrio del medio ambiente.

“Me encantan, me apasiona trabajar con ellas porque yo aprendo de ellas, aprendo a valorar lo que somos como seres humanos y a valorar a las abejas, porque sí deben tener un lugar muy importante en esta Tierra”, comenta María del Carmen.

El 20 de mayo se conmemora el Día Mundial de las Abejas, que son parte del grupo de polinizadores, es decir, animales que ayudan a la reproducción de diversas especies vegetales y frutales al transportar el polen de una flor a otra.

Más del 80 por ciento de los productos que consumimos en distintas formas, como los medicamentos, ropa y los alimentos dependen de los polinizadores. En el caso de los frutos o semillas comestibles están el chile, mango, manzana, jitomate, calabaza, café, entre muchos otros.

Casi diario, María del Carmen rema hasta su apiario Laguna Real para revisar a las colmenas y mantener el apiario en buenas condiciones. Algo que ella admira es ver cómo trabajan. Una sola abeja productora de miel (Apis mellifera) puede visitar cerca de 7 mil flores al día, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Las abejas melíferas viven de 45 a 60 días, mientras que la abeja reina llega a vivir 3 años en promedio.

María del Carmen es una de las 192 apicultoras y apicultores que han sido apoyados a lo largo de la implementación del programa Altépetl Bienestar, estrategia coordinada por la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADR) de la Secretaría del Medio Ambiente capitalina.

“A través de este programa he visto crecer la población de abejitas que tenía. Yo empecé con un cajón, pero gracias a este programa se han multiplicado, ahora cuento aproximadamente con 37 cajones de abejas en 2 años”, resalta María del Carmen.

La vecina de Xochimilco también forma parte de los 52 apicultores del programa Altépetl que están registrados en la actualidad para el proceso de certificación agroecológica Sello Verde, distintivo que garantiza que sus productos son orgánicos, libres de químicos y elaborados con técnicas agroecológicas.

Dichas técnicas y conocimientos son adquiridos a través de cursos y apoyo brindado a través de la CORENADR, lo mismo que la capacitación para aprender a transformar los productos derivados de las abejas y así crear otros artículos con un valor agregado.

Maricarmen comenta que a la par de la producción de miel, propóleo, jalea real y veneno de abeja, ahora sabe elaborar champús, jabones, extractos, jarabes, cremas, mascarillas y confitería basada en los productos primarios de las abejas.

Si ven una abeja cobíjenla: apicultora
La vecina de Xochimilco también forma parte de los 52 apicultores del programa Altépetl que están registrados en la actualidad para el proceso de certificación agroecológica Sello Verde

En el marco del Día de las Abejas, Estrada Ponce dice que estos insectos son muy buenos para el planeta, por eso reitera el llamado a cuidarlos y evitar hacerles daño, pues recordó que se encuentran en riesgo debido al uso de agroquímicos, principalmente.

“Siempre que vaya una abejita a sus casas no les tengan miedo, cobíjenlas, quiéranlas también, son muy importantes. Cuando ellas vayan a sus jardines, pónganles agüita con un poquito de azúcar, si pudieran poner canicas o piedritas para que ellas no se ahoguen, estaría mucho mejor y ellas les van a agradecer”, concluye.